"Alicia en el País de las Maravillas", de Tim Burton

Por fin, ya está aquí, ya llegó... la enésima adaptación del clásico de Lewis Carroll pero con ambientación burtoniana. ¿Quién apostaba más? Un entorno que le venía como anillo al dedo, un ambiente que clamaba a gritos ese toque tenebroso, a medio camino entre la tétrica Sleepy Hollow y la colorista Big Fish. ¿Lo ha conseguido Burton? Sí y no. Me encuentro dividido entre ambas opiniones, porque si bien la película se lleva anunciando a bombo y platillo desde hace tiempo, ya sabemos lo que pasa cuando las expectativas se ponen por la nubes. Mi valoración global es que Tim Burton ha añadido una película más a su atormentada filmografía, pero que no llega a la altura de algunas de sus obras más celebradas, incluyendo su anterior producción, la del barbero asesino Sweeney Todd. El toque está ahí, pero creo que no le consigue sacar todo el provecho que debiera.

La historia, como sabíamos, toma a una Alicia de veinte años que vive en una sociedad victoriana de la que cada vez debe hacerse más participativa, y eso significa pensar en el matrimonio y en un marido adecuado para ella. Pero Alicia no está preparada para ello, pues su cabeza aún rebosa de las pesadillas que le ocasionó su primer viaje al País de las Maravillas (también llamado submundo), pesadillas que la atormentan cada noche desde que se adentró en tan peligrosos parajes que por poco no terminan con su cabeza separada del resto del cuerpo. Y así comienza la historia, con un conejo blanco dando vueltas por los jardines donde uno de los petimetres de la alta sociedad se dispone a pedir matrimonio a Alicia. Pero entre el no estar preparada para una esclavitud semejante y el que un conejo con reloj es un tirón demasiado fuerte... ¡Sigue al conejo blanco! Alicia termina en un agujero, regresando una vez más a la fantasía del nonsense.

La película es una alusión constante a cualquier edición del clásico que hayamos tenido oportunidad de ver. Salvando ciertos detalles, el comienzo en la madriguera y ese paseo por el túnel de caída donde hay mil y una cosas que no tienen sentido es exactamente lo mismo. Incluso la mesa con la llave y la botellita; una llave que abre una puerta minúscula que da al País de las Maravillas y a los profundos cambios que este ha sufrido tras todo el tiempo en que Alicia no se pasa por allí. Una historia de tintes proféticos es la que Burton nos cuenta en esta cinta, donde Alicia debe ser (pese a sus negativas) la protagonista absoluta y la heroína que, espada vorpalina mediante, deba acabar con el Galimatazo (Jabberwocky), hermosa mascota de la Reina Roja, quien por cierto ha puesto todo el mundo patas arriba, creando un imperio de maldad, caos y tiranía. Esto es lo que nos propone Burton, una historia de fantasía con el recurso de las profecías y la sublevación de fondo, una aventura en busca del dragón y del objeto que consiga destruirle. A diferencia de la obra original de Carroll en la que pocas cosas tenían sentido (cuento original con escenas sucesivas más o menos interrelacionadas entre sí), el director nos propone un viaje con un guión predefinido con poco índice de locura en un País de las Maravillas que parece más cohesionado por sus habitantes e historia pasada, dando la sensación de ser un mundo totalmente sólido, dejando un poco de lado lo caótico y lo absurdo. Se juega además con las realidades alternativas.

Una de las cosas en las que más hincapié se hace es en los efectos especiales hechos por ordenador. Constantemente hay un contraste entre una Alicia que se pasa prácticamente toda la película sin su tamaño adecuado (más grande o más pequeña), siempre al lado de otros personajes que hablan con ella, la acompañan... Todo integrado de manera perfecta. Hasta el gran cabezón de la Reina Roja es totalmente creíble en relación a su pequeño cuerpo. Ni nos damos cuenta del efecto digital aplicado. Pero eso no pasa con la cantidad de criaturas que deambulan por este cambiado País de las Maravillas. Mi opinión posiblemente no sea del todo objetiva, pero es que siento cierta predilección por los efectos especiales "caseros" y de manualidades diversas tales como el stop-motion (que algo hay), los mate paintings o las prótesis (que en pleno siglo veintiuno ni se notan), y claro, mi valoración se ve un poco resentida al ver desfilar por la pantalla tanta criatura digital, porque notarse se va a notar. Es tremendamente difícil conseguir una perfección técnica como para no diferenciar el movimiento de un caballo o el de un perro en plena carrera hecha por ordenador. Salvo contadas ocasiones tales como el Galimatazo o criaturas que no tienen un equivalente en nuestro mundo real (incluso el gato desentona un tanto pese a ser totalmente irreal), el noventa y nueve por cierto de la película es digital, incluso las personas (sustituyendo la cabeza del actor), exceptuando a Alicia, la Reina Blanca o el Sombrerero Loco. Ya que se trata de un Tim Burton que ha sobresalido excepcionalmente en una Pesadilla antes de Navidad o en La Novia Cadáver, capacidad tenía de sobras para ello. Pero imagino que en esta época de lo digital, es lo que tira, y los pobres "románticos" como yo y como muchos, tendremos que conformarnos con la aplicación excesiva de la tecnología digital al cine. Eso sí, el resultado es increíble de todas maneras, vayáis a creeros. Fondos, paisajes, caminos, castillos... Una amalgama de elementos muy atractivos estéticamente y de bella factura. En cuanto a la parte artística sobresale, salvando mi pequeña aversión a lo digital y lo "anti-artesano". Árboles demacrados "made in Burton" los hay, campos con neblina y una atmósfera agobiante de terror pseudo-victoriano es lo que obtenemos a cambio. Muy bien por eso, no esperábamos menos.

Los actores cumplen su cometido en esta producción donde una parte del reparto son ya clásicos conocidos del cine burtoniano (mención aparte para las voces de ciertos personajes como el gato o la oruga). La joven Mia Wasikowska sobresale en el papel de Alicia, Helena Bonham Carter (por algo es la esposa de Tim Burton) está increíble como Reina Roja, dando un toque cruel y melancólico a la vez a este personaje, Johnny Depp está correcto sin más, Anne Hathaway está muy bien como Reina Blanca y contrapartida de su hermana la Reina Roja (exageradamente cursi a más no poder), y Crispin Glover (¡el padre de Marty McFly en Regreso al Futuro!) se adecúa al papel del villano de Stayne. En ocasiones me parecía ver una sombra de Jack Sparrow en el Sombrerero Loco de Johnny Depp. Sus gestos, la manera de caminar, de gesticular... ¿Se estará encasillando el bueno de Depp? Pero a veces el grado de locura del Sombrerero explota y le vemos tal cual es, aunque no hubiera estado de más una locura mayor, más surrealista de acuerdo a los patrones de la obra de Carroll. Creo que la escena de la merienda con la Liebre de Marzo no está del todo bien desarrollada (pese a que tiene un toque oscuro que me gusta), salvo si tenemos en cuenta que la cinta está impregnada de cierto aire de melancolía que inunda el País de las Maravillas, es correcta, sí. Hasta los personajes se ven afectados por sus consecuencias.

Así que en conjunto, esta Alicia en el País de las Maravillas de Burton no pasará por ahora (en mi opinión, claro está) a la historia del cine como tal, habrá que darle algo de tiempo. La filmografía del autor está plagada de obras buenas que tienen su hueco preparado desde hace años y forman parte de la iconografía popular, y considero que esta Alicia dista un poco de convertirse en una gran película. Personalmente salí un poco decepcionado, (aunque a mi acompañante Cyram le encantó) porque tras un comienzo brillante, va desinflándose poco a poco hasta ofrecernos una película de fantasía con criaturas hechas por ordenador en la que no destaca especialmente nada, tan sólo las referencias que tengamos respecto al clásico de la literatura y poco más. Muchas veces nos arrancará más de una sonrisa, gags que hacen reir, momentos épicos, enfrentamientos emocionantes, escenas muy bien planteadas, recursos cinematográficos aplicados con maestría... Pero que en cuanto a resultado final no saca todo el juego (y jugo) necesarios para lo que nos cuenta. Igual estoy yo equivocado y no es lo que se pretendía, pero le falta un toque vil, una mano invisible que nos muestre algo más siniestro, cruel. Los cuentos también sirven para asustar a los niños. Que Burton hubiera puesto en escena más cuervos, más picas con ahorcados (sí, hay un río con cabezas cortadas), árboles que estrangulan a los incautos, más veneno... A lo mejor tiene algo que ver el que Disney esté por medio, pero eso no impidió los resultados de Pesadilla antes de Navidad o Sleepy Hollow. Id a ver Alicia en el País de las Maravillas, merece la pena y es una buena película de fantasía, pero creo que Tim Burton se está ablandando un poco con los años (salvo con el bárbero diabólico de la calle Fleet, claro). ¡Queremos a un Burton más siniestro para los cuentos! El que nunca se queda atrás es Danny Elfman con sus geniales partituras llenas de coros infantiles (con ese "¡Alice!" de fondo) y temas musicales que vienen ni que pintados.

P.S. No he podido evitar sentir un alto grado de simpatía por el Sombrerero. La melancolía y los sueños al poder. Seguramente sea el personaje más profundo de todos.

P.S 2. ¡Y no ha salido mi adorado Humpty Dumpty! Con lo bien que me cae ese huevo propenso a las caídas...

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Título Original: Alice in Wonderland / Director: Tim Burton. / Género: Fantasía. Aventuras. / Nacionalidad: E.E.U.U. /Estreno: 16 de Abril de 2010. / Duración: 108 minutos.

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por Loren Sparrow abril 17, 2010