Hace algún tiempo ya, pude presentaros una reseña escueta de lo que me pareció el segundo libro de la saga que nos ocupa, llamado El Pozo de la Ascensión. En esa reseña (lo sé bien porque la he revisado antes de empezar a escribir esta), os comento un poco lo que bien puede ser un resumen de la trama, de sus personajes, de los acontecimientos que van ocurriendo a medida que nuestros ojos van recorriendo sus páginas. En este caso, siento deciros que en esta última reseña de Nacidos de la Bruma no puedo hacer tal cosa. Os preguntaréis por qué, si es porque no me ha gustado, porque me esperaba algo que no he podido saborear y en el fondo me ha decepcionado, o bien porque el libro puede ser demasiado complejo como para hacer una crítica objetiva de él. Bien, no es por ninguna de estas razones.
No puedo hacer una reseña de "colegio" directamente porque este libro tiene tantísima información y ha sido capaz de hilvanar todos los hilos de sus tramas tan sumamente bien, que directamente tengo que contaros lo que considero que más me ha llamado la atención en él. Así que esta reseña no será una en la que os hablaré de la descripción perfecta y casi poética de Brandon Sanderson, tampoco será una crítica en la que ponga a caldo al autor por no darle menos epicidad a ciertas situaciones que tendrán lugar cuando todo parece abocado al desastre, ni tampoco os mencionaré lo ultrajada que me he sentido cuando me he descubierto a mí misma intrigada con la actitud de tal o cual personaje, siendo manipuladas completamente mis emociones. Simplemente pasaré a explicaros cuál es en definitiva el universo de Nacidos de la Bruma y las cosas que he podido aprender a lo largo de esta trilogía.
A partir de aquí, pese a que en este espacio siempre se haya dejado bien claro que todas nuestras reseñas están libres de spoilers, aconsejaría que todo aquel que no se haya leído este último libro, o incluso el segundo de la trilogía, no siga leyendo. Hay mentes despiertas que podrán adivinar muchos giros de la trama con las pocas palabras que voy a decir aquí. No os voy a comentar cómo el resto de los personajes se han quedado en una especie de stand by salvo Vin y el bueno de Elend Venture, los cuales no solamente han crecido como personajes, sino que han conseguido conocerse a sí mismos y han logrado introducirse el uno en la mente del otro, como les pasa a las buenas parejas que llevan unidas mucho tiempo. En este caso, estas dos personas no han tenido ese beneficio, ya que las circunstancias no les han dejado mucho espacio para ellos, pero sí que es cierto que la adversidad une a todo el mundo, ya sean amigos o enemigos, y mucho más si es la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Es un volumen en el que se nos presenta a estos personajes como aquellos que llevarán el peso de la trama, al menos aparentemente. Es posible que más adelante puedan ser casi sustituidos por otros como bien pueden ser Fantasma o Sazed, los cuales siempre se han quedado en un segundo plano, pero que han servido bastante de base a los protagonistas. Pero siempre dejando bien claro quiénes son los que toman las decisiones.
Tenía la intención de hacer un artículo hablando sobre los distintos elementos de la magia alomántica dentro del universo de Nacidos de la Bruma, pero considero que sería mucho más interesante comentároslo aquí, porque precisamente este tercer y último libro se basa en los conocimientos que el Lord Legislador permitió tener al pueblo pese a todas sus restricciones. En el mundo creado por Sanderson, al igual que sucedía en otras obras escritas por él como Elantris, no podemos hablar de "magia" como tal, ya que el escritor trata de experimentar con nuevos conceptos. En el caso de la trilogía de Nacidos de la Bruma no se hablará de la magia clásica que suele aparecer en muchos libros de fantasía, sino de Alomancia.
A medida que pudimos adentrarnos en el volumen de El Pozo de la Ascensión descubrimos también que existían los llamados Ferruquímicos, un poder solo controlado por los miembros de la religión de Terris, en el norte del Imperio Final. Estas personas eran capaces de almacenar miles de datos de cualquier temática, así como habilidades físicas en los metales que tocaban, sufriendo durante un cierto tiempo esa carencia. Por ejemplo, si un ferruquímico decantaba fuerza en un anillo durante tres días, a lo largo de esa actividad estaría muy débil y prácticamente no podría levantar ni siquiera un par de botas. Sin embargo, pese a que todo esto ya lo supiéramos, aparece un nuevo concepto en este tercer libro: la llamada Hemalurgia. Esta habilidad es aquella dominada por los Inquisidores, los cuales utilizan los distintos metales con los que están hechos los clavos que atraviesan sus cuerpos para poder obtener determinadas habilidades. Dependiendo de la zona en la que se claven, del material del que estén compuestos esos clavos, y lo que es más importante, a quién atravesaron antes de ser clavados en el inquisidor, es lo que les caracterizará por ser más o menos poderosos en unas cosas u en otras. Claro que... sabiendo esto, ¿de verdad la hemalurgia no se habría utilizado anteriormente para otras cosas?
Volviendo al argumento del libro, en este caso se nos plantea un concepto que no había surgido hasta ahora. En ciertos aspectos casi moralista, aparece en la trama dos presencias que quizás puedan decidir el destino del mundo. Unos entes divinos llamados Conservación y Ruina. El llamado Bien y el Mal, lo que Crea y lo que Destruye, o lo que algunos llaman el Ying y el Yang. Este concepto, si lo pensáis bien, es realmente innovador, ya que en el primer libro se nos presenta al Lord Legislador como un Dios, aquel que se supone que era inmortal y el cual había podido mover el mundo, crear las montañas de la ceniza y tapar el mundo con unas nubes negras perpétuas. Ahora se presenta al lector la posibilidad de poder conocer a estas dos entidades de una forma objetiva, no sabiendo en la mayoría de los casos si Conservación realmente representa al bien y Ruina al mal, o si realmente son un todo que en ocasiones pueden entremezclarse. Realmente creo que esta es una de las razones por las cuales este libro está tan sumamente bien explicado y presentado. El autor puede intentar llevarte a su terreno haciéndote ver que las cosas van a pasar como realmente crees que tienen que pasar, pero es posible que esas dos entidades también puedan confundirte a ti como lector. Es el momento en el que pasas a sentirte parte de la historia y crees que puedes comprender a los protagonistas. Incluso a aquellos a los que anteriormente se había demonizado.
Utilizando nuestra propia historia, Sanderson nos presenta un ejemplo de cómo una sociedad como son los Ska pueden condenarse a sí mismos por tener esa sobreprotección sobre sus propias costumbres amparándose en los malos tratos sufridos a manos de la antigua nobleza. En esta ocasión pude ver referencias bastante evidentes a gobiernos como el de China, en el cual podemos ver a la cabeza del país, no a un príncipe, sino a un militar de origen obrero que según dice lucha por los derechos de su pueblo, pero al que ahoga mediante represión intentando borrar todo rastro de tiempos mejores anteriores a ese supuesto régimen perfecto. Utilizando incluso referencias en cuanto a la vestimenta utilizada por el líder de esta nueva ciudad Ska, Sanderson nos hace ver cómo quizás nuestro propio mundo también pueda estar tocado en cierta manera por esos hilos de Conservación y Ruina, y nos hace replantearnos muchas cosas en las que quizás no nos habíamos parado a pensar.
Pero bueno, considero que quizás me estoy excediendo y es mucho mejor que descubráis vosotros mismos los distintos entresijos que puede tener la novela. Puede parecer una simple obra de fantasía más, pero de fondo oculta muchos mensajes que hay que saber ver y analizar. Es una trilogía que se lee rápido, es cierto, pero os puedo asegurar que es de ese tipo de historias que una vez las lees tienes que dejarlas reposar para poder sacarle todo el jugo posible a tantas referencias que puedes ver a lo largo del la trilogía. Épica, cargada de enseñanzas tanto personales como históricas, considero que forma parte de lo que muchos tienden a llamar "imprescindibles de... ", y que se recordarán a lo largo de muchos años, y seguro que serán unos libros en los que muchos nuevos escritores se inspiren para intentar superarse a sí mismos. El mejor ejemplo para poder demostrarles a todos aquellos que dicen que leer fantasía es simplemente una pérdida de tiempo y con la que uno no aprende absolutamente nada... que directamente se equivocan.
2 comentarios
Suscribo totalmente lo escrito por Cyram, espléndido comentario para una estupenda trilogía... y creo que me quedo corto en los adjetivos.
Este libro tiene pinta de ser de los buenos por las cosas que he oído sobre él. Siempre digo lo mismo, pero en cuanto baje de la pila algunas sagas tengo que ponerme con "Nacidos de la Bruma".
Sanderson está dando de qué hablar en el género desde que despegó con Elantris, y eso que no es ninguna obra maestra, sino una novela de fantasía atípica con sorpresa. Mira ahora la nueva saga "The Stormlight Archives", que va para largo o la nueva que han sacado en castellano, "El Aliento de los Dioses", la cual también quiero leer.
Muy buen artículo.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.