Regresando a los motivos de la fantasía heroica, o de “espada y brujería”, el granadino Antonio Martín Morales teje entre las páginas de La Caza del Nigromante un relato de heroísmo y sacrificio, valores inherentes a todo ser humano cuando personas de mal talante o de dudoso proceder nos arrebatan aquello que más queremos. En el caso de Remo, antiguo cuchillero de una rama del ejército conocida como La Horda del Diablo, su vida hasta ahora no ha sido precisamente de alegría, hecho que tratará de cambiar a lo largo de las páginas de esta novela que está muy próxima, como digo al principio, de los motivos por los cuales la fantasía heroica es como es. Viniendo de una editorial con una larga trayectoria en literatura infantil y juvenil como es Everest, amén de encontrar el libro en las secciones literarias para los jóvenes en las librerías habituales, uno puede imaginarse que será una lectura para niños, pero nada más lejos de la realidad, pues si bien la edición así lo deja patente de primeras con esa portada de cruda violencia (y de excelente presentación en tapa dura, por cierto, y con mapa a color incluido), estamos hablando de otra cosa si nos centramos en su contenido, donde hallamos la suficiente cantidad de escenas truculentas como para codearse con la literatura fantástica habitual para adultos.
Empleando una prosa sencilla pero efectiva, y no exenta de multitud de bellas oraciones y sabia elección de palabras, esta primera novela de la pentalogía ofrece un relato ágil, ameno y de fácil consumo. La Caza del Nigromante no destaca especialmente por una compleja red de subtramas y giros inesperados, más bien todo lo contrario, va directo al grano con ciertas pausas a lo largo de su narración. Dichas pausas son escenas del pasado que se nos da como información en determinados puntos clave para formar la personalidad de su complejo personaje principal, Remo (una de las mejores cosas que tiene la novela). Esos interludios, o flashbacks, sirven para dotar de una mayor profundidad al personaje, así como las diferentes muestras de su personalidad en los diálogos (por lo general secos y algo fríos) o sus relaciones con el resto de los personajes del coro, véase Sala, la única fémina de peso en esta historia. Una mujer de armas tomar, independiente, y donde se nota la intención del autor por dotarla de un peso relevante en el relato, pero que se ve sin embargo algo eclipsada en su mayor parte por las hazañas de Remo pese a su interesante propuesta.
La ambientación es otro de los puntos fuertes de la novela. Bebiendo de las raíces de los relatos originales de “espada y brujería”, se nos presenta una sustanciosa porción de un amplio mundo que de seguro tiene un mayor desarrollo en sucesivas entregas, que ha sido marcado duramente por la guerra, que bebe de raíces mitológicas tanto en su trasfondo como en la nomenclatura de sus lugares (Vestigia, Nuralia, Venteria…) o en los nombres de los personajes (Selprum, Tendón, Lorkun, Bécquer…), y que hará que su lectura cobre una familiaridad al tener los nombres una raíz que nos resultará familiar. Sin embargo, la novela no huye de los clichés o los tópicos que son ya propios del género, aunque sí tiene las suficientes dosis de originalidad como para considerarse un relato fresco y original. Pero nótese que esos tópicos de los que hablo (el inicio en una taberna, el adentrarse en territorio desconocido, el poder de la espada de Remo…), no suponen lastre alguno, y el que escribe estas líneas gusta de los tópicos si el autor sabe cómo emplearlos, como es el caso de Antonio Martín Morales. Si los clichés se usan convenientemente y la narración es diferente y los apoya, tendrá éxito. La agilidad de lectura en La Caza del Nigromante se debe fundamentalmente al mencionado uso de los flashbacks y al estar el ritmo narrativo estructurado en torno a una serie de capítulos (más de treinta), de mayor o menor duración, que saben dónde cortar para enganchar al lector. Y no debemos olvidarnos ni mucho menos de las escenas de lucha, cuyo autor ha sabido imprimir un ritmo especial, según sus propias palabras, inspirado por las modas actuales como pueden ser los juegos de rol online, donde todo sucede muy rápido y hay muy poco tiempo para la reflexión. Así son los combates en La Caza del Nigromante, breves (narrativamente hablando) y muy intensos, sin escatimar en detalles innecesarios.
Se trata, pues, de una colección de libros que auguran una poderosa fuente de inspiración, y esto es tan sólo el principio. El mundo de “La Horda del Diablo” es rico, tiene mucha fantasía, mucha aventura, no falta la sangre, ni los monstruos, ni el mentar a los dioses. Si es juvenil o no ya dependerá del futuro lector que se adentre entre sus páginas. La Caza del Nigromante no es la primera novela de Antonio Martín Morales, pues anteriormente ha escrito otras obras tales como La Mirada de Judas, Torrevela y El Mar de los Sueños, además de estar trabajando en la inminente tercera parte de "La Horda del Diablo", El Pacto de las Cinco Montañas. Recomiendo “La Horda del Diablo” a quien busque una lectura de fácil asimilación, fresca y divertida. A continuación os dejo con el tráiler del libro, realizado para la ocasión:
Si queréis saber más sobre todo lo que rodea a “La Horda del Diablo”, podéis dirigiros a su web oficial, donde encontraréis foros, descargas de preludios, fan art y otras muchas cosas. Nos vemos en La Maldición Silach.
comentarios
Hace poco me "dio la vena" por poner en mi lista de compras futuras novelas de Fantasía de autores españoles y... mira por donde esta promete.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.