Precisamente, los lais de María de Francia son una buena muestra de lo maravilloso en la literatura medieval. No obstante, antes de hablar sobre el contenido del libro, haría falta responder a la siguiente pregunta: ¿quién era María de Francia? María vivió, según podemos deducir, entre los siglos XII y XIII. Por desgracia, no conocemos prácticamente nada de su vida; ni tan sólo sabemos realmente quién era: algunos la han identificado con la condesa María de Champagne -mecenas de Chrétien de Troyes-, hija de Leonor de Aquitania y Enrique II Plantegenet; otros con María, abadesa de Shaftesbury o de Reading; algunos otros con Marie de Compiègne, mencionada en el Evangile aux femmes, o con Marie de Meulan, hija del conde normando Galeran de Meulan. Como veis, las interpretaciones son variadas. A pesar de ello, sí se sabe que escribió, a parte de los lais, fábulas, una Vie seinte Audree -santa anglosajona- y el Espurgatoire Saint Patrice -vida y hechos de este apóstol de Irlanda-.
El lai es una narración breve sin intención moralizante ni didáctica, organizada alrededor de una aventura, es decir, un acontecimiento que sumerge al héroe en una prueba de carácter excepcional. María de Francia puso algunos por escrito entre 1170 y 1250, aproximadamente. Y digo que se escribieron ahora porque tienen un origen oral: los laid eran pequeños poemas líricos, cantados o recitados por un juglar en lengua celta, que relataban una historia muy conocida por el público. María de Francia, con la intención de preservarlos para la posteridad, los puso por escrito con alguna pequeña variación: no llevaban el texto cantado y los tradujo al anglonormando. Para ella, lo importante -según han deducido los estudiosos- no era la melodía ni el canto, sino la historia en sí misma.
Aunque se han conservado muchos otros lais escritos, los de María de Francia son los más famosos: en total se trata de una colección de doce lais -o cuentos, como los llama María de Francia-, de extensión variable, ambientados en el mundo maravilloso y fantástico de Bretaña. Todos poseen una misma estructura narrativa: prólogo, relato y epílogo. El contenido es variado, aunque el tema siempre acaba siendo el mismo, el amor -un amor secreto e imposible, lleno de dificultades y obstáculos, normalmente con final trágico-. Podríamos destacar, por ejemplo, tres lais preciosos: Lanval, Bisclavret y La madreselva. En Lanval, la aventura es el amor entre un caballero mortal y un ser sobrenatural; el relato de amor cortés se transforma así en un cuento enigmático. En Bisclavret se trata el tema de la licantropía, de larga tradición -la creencia en el hombre-lobo es ancestral y universal-. Y La madreselva nos cuenta un episodio de la leyenda tristaniana -arturianización del lai-: Tristán, expulsado del reino por haber encolerizado al rey Marc, inscribe unas letras en un bastón para que Isolda lo encuentre en el bosque.
En todos los lais, la acción es sencilla y lineal, y destaca la ausencia de diálogo. Esto no quiere decir que sean cuentos aburridos; al contrario, poseen plenamente esa esencia medieval que tanto nos gusta. Su lectura no se nos hace pesada, posiblemente por su brevedad; y las aventuras que se narran nos atraen desde el primer instante. Yo, sin duda, os recomiendo su lectura, no sólo porque se trata de un género quizá menos conocido por el público actual, sino para ver también cómo se trataba el elemento maravilloso en la época medieval.
Ventajas:
-Lectura fácil, corta y amena.
-Historias curiosas, llenas de situaciones fantásticas y asombrosas.
Desventajas:
-Ninguna.
4 comentarios
Pues parece una lectura muy interesante! Creo que aún no he leído ningún lai de manera concienzuda, porque las versiones nórdicas del mito artúrico que he leído no pueden considerarse lais, no son poemas.
En fin, yo creo que para comprender mejor la actualidad del género fantástico hay que echar mano de vez en cuando a clásicos como estos.
Mmm... igual no ha quedado muy clara una cosa, por lo que dices en tu comentario, Loren. Los lais no son poemas, sino cuentos breves. El origen de estos lais sí que se encuentra en poemas líricos que se cantaban y recitaban. Ella lo que hizo fue coger esos poemas y adaptarlos :)
Es verdad, me he confundido. xD Como por aquella época todo se hacía cantado, había dado por supuesto que sí, aunque en tu reseña sí lo dices.
Entonces los relatos de las sagas artúricas medievales pueden considerarse perfectamente lais, porque son una muestra perfecta de lo que tú explicas. Fueron adaptaciones escritas de relatos orales de las cortes (que los nórdicos adaptaron para sí). Incluso se recomienda hacer la lectura de libro en voz alta.
Pues encantado de la reseña. Me parece muy interesante la propuesta.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.