La torre de los siete jorobados del poeta y periodista Emilio Carrere (1881-1947) es una de esas novelas que transcurrido todo este tiempo desde su publicación en las primeras décadas del siglo XX, se sigue leyendo con gusto. Esa mezcolanza de géneros de que hace gala, como la fantasía, el misterio, o la novela de aventuras, la convierte en un pulp sano del tipo que cultivó Carrere a lo largo de su carrera literaria. Este tipo de literatura le sirvió para ganarse unas perras durante los los muchos años que faltaban hasta la guerra civil, aunque con la ascensión del franquismo su obra fue en cierta manera olvidada.
La torre de los siete jorobados es una de esas novelas que cualquier aficionado a la literatura fantástica con un gusto latente por la aventura y lo misterioso debería leer. Partiendo de la premisa del asesinato del doctor Don Robinsón de Mantua —también conocido como señor Catafalco—, quien se le aparece a un tal Basilio Beltrán con el fin de que este halle al ejecutor de su muerte, Basilio hace de investigador y aventurero con el fin de resolver el enigma que se oculta tras la muerte del doctor, para de paso involucrarse en otros fregados que irán surgiendo por el camino como una serie de robos encadenados o desapariciones inesperadas, todo ello junto a un periodista, "el Duende", y un detective.
El estilo sencillo, pero no exento de detalles, y la agilidad narrativa envidiable son las principales virtudes de La torre de los siete jorobados; se lee en un par de tardes con esmero, en pos de una resolución a cada cual más fantástica e imaginativa. Es un verdadero folletín, con todos los recursos propios del mismo: capas, puñales, pistolas, malvados jorobados, puertas secretas, magia, rituales satánicos, sociedades secretas e investigaciones, es lo que nos espera en esta novela que Emilio Carrere, como dato curioso, no llegó a terminar nunca —ni siquiera hizo de ella algo digno de editar—. Es por eso que la novela fue escrita casi en su totalidad por Jesús de Aragón, a cuya autoría se le atribuye totalmente el texto, pues es gracias a su persona el que podamos leer la novela tal y como se edita hoy en día. Tal es la pericia de Aragón a la hora de rellenar los huecos que dejó Carrere en el texto —si es que se les puede llamar así—, que estos enormes parches pasan totalmente desapercibidos para el lector, gracias a que Aragón estudió a conciencia el estilo de Carrere con el fin de por aquel entonces La torre de los siete jorobados fuese algo publicable. En la excelente introducción para la edición de Valdemar, Jesús Palacios explica todos estos detalles, amén de distinguir cuales son los capítulos de Carrere y cuales los de Aragón, algo de agradecer para los más interesados en el tema.
5 comentarios
Jeje, buen apunte.
Tengo la novela pendiente desde que vi la película, que me encantó.
Pues es hora de atacarla entonces, ya verás como no te arrepientes. ;)
Yo he leído la novela y he visto la película, pero mientras la película me gustó mucho, la novela me pareció muy mal escrita, con grandes fallos de estilo. Como es la única novela de Emilio Carrere que he leído, no puedo decir si ese es su estilo o no. Para mí, este es uno de los casos atípicos en que la película me gusta mucho más que la obra adaptada. Normalmente es al revés.
La gracia que le veo yo a la novela es precisamente esa: que en realidad Carrere no la escribió, sino que fue Jesús de Aragón quien la terminó y rellenó la enorme cantidad de huecos que había. La introducción en la edición de Valdemar es muy concisa en eso y nos ofrece un vistazo a la diferencia de estilos. Para mí el segundo autor hizo un trabajo muy bueno, y creo que si Carrere hubiera terminado la novela no hablaríamos de ella en la misma medida.
"aunque con la ascensión del franquismo obra fue en cierta manera olvidada." Esto no es realmente así. De hecho, la adaptación cinematográfica es de 1944.Emilio Carrere esta de derechas, y se posicionó más a favor del bando nacional durante la guerra civil. Por ello, como vivía en Madrid, zona republicana, se hizo pasar por loco para ingresar en el psiquiátrico y que el Frente Popular no lo fusilara. Una vez los nacionales tomaron Madrid, salió curado y tan campante. No fue el franquismo el que le dio problemas a Carrere. Saludos.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.