Título original: Hôtel Transylvania.
Edición: 298 págs. Alamut, noviembre 2009.
Disponible en ebook: No.
Precio: 18,95 €.
Traducción: Manuel de los Reyes.
Temática: Terror, historia, romance paranormal.
Correlación: Primer libro de la serie “Saint-Germain”. Independiente.
Llevaba tiempo detrás de este libro, pero por una cosa u otra, siempre terminaba relegándolo a las últimas posiciones de mi eterna lista de deseos. Quizá se haya debido a que soy bastante alérgica a esa corriente de romance paranormal adulto que no se esfuerza en dar historias originales o personajes bien construidos –ya sabéis, las típicas sagas donde leídos los dos primeros libros, leídos todos– y temía que esta novela fuera tan vacía como las demás.
Craso error. Ahora solo puedo decir: ¡Qué lástima no haber tenido Hôtel Transylvania antes entre mis manos! La palabra que viene a mi cabeza para describirlo es "exquisito". Se nota muchísimo que fue publicado hace más de treinta años: tiene un estilo propio, una manufactura impecable, una calidad y una originalidad que no tiene ningún pastiche vampírico-licántropo-angelical del mercado actual. Es más, me atrevo incluso a decir que Chelsea Yinn Yarbro es tan magistral en su visión del mito del vampiro como lo es Anne Rice. ¡Para quitarse el sombrero!
¿Quién es Saint-Germain, el protagonista de la novela? En primer lugar, el personaje está inspirado en Le Comte Saint-Germaine, peculiar personaje histórico de erudición sin par que brilló en la Corte de Louise XV. Filósofo, escritor, alquimista, pintor, músico, compositor y diplomático respetado allá donde fuere. No solo hablaba inglés, francés, italiano o castellano de forma impecable, sino que dominaba con fluidez el chino, el árabe y el sánscrito, además de ser ambidiestro y ser capaz de escribir a la vez con las dos manos con una caligrafía impecable. Para más inri, la “eterna juventud” física con la que se paseaba por los salones franceses y sus orígenes misteriosos, que lo enlazaban a la casa del Príncipe Federico II Rakoczy, último rey de Transylvania, le habían transformado en una leyenda urbana en su propio tiempo.
Pues bien, la autora se mantiene fiel a esta visión del noble ocultista y nos da una visión del mito del vampiro fantástica, donde la sensualidad va atada al rito de la sangre como necesidad espiritual, no física. Además, se deja de esas “tonterías” del agua bendita, crucifijos, la luz del sol, los ataúdes que Bram Stoker hiciera para su Drácula. La autora se centra en la inmortalidad, la sapiencia adquirida con el paso incontable de los siglos, la bondad de las acciones y la verdadera naturaleza humana, que en ocasiones es más monstruosa que los propios fantasmas que creamos en la oscuridad. En contrapartida, la protagonista femenina, Madelaine de Montalia, es joven e inocente por su educación retirada en el campo, a la vez que inteligente, vivaz, curiosa, y que se rebela en su fuero interno al intentar aceptar las encorsetadas normas sociales que la limitan a hacer un buen matrimonio que la eleve a la posición de esposa florero cuya ciega obediencia complazca su propietario, digo marido. Madeleine es un personaje valiente, libre de prejuicios y en torno al cual gira una terrible conjura de tintes satánicos, que aunque terribles, no la acobardan.

Toda la narración está llena de un lenguaje cuidadísimo, exquisito, que recrea tanto la atmósfera de los grandes salones franceses como sus costumbres y modas, con diálogos de estoque y finísima ironía cuidados al máximo detalle. Además, lo que más me ha encantado son las cartas que se intercambian varios de los protagonistas de la novela, al más puro estilo “
Las amistades peligrosas”, de
Choderlos de Laclos. Salvo alguna errata y algún giro un poco extraño en el lenguaje, la traducción es muy buena.

Quizá a esta fantástica novela solo le puedo encontrar un pequeño “pero” y es su precipitado y truculento final, no apto para lectores sensibles. Digamos que toda la exquisitez de Chelsea Quinn desaparece para encontrarnos con un estilo violento y
gore digno del mejor
Tarantino. ¡Mon Dieu!
Quitando este último detalle, que en lo personal no me ha gustado nada,
Hôtel Transylvania es una gozada en todos los sentidos. Es una verdadera lástima que
Alamut, en estos tiempos de crisis, no haya seguido con la serie de "Saint-Germain". Lo bueno es que cada novela es completamente independiente y cada una recrea un periodo histórico, por lo que se pueden leer de forma autónoma. Podéis consultar los títulos en inglés,
aquí.
En definitiva, Hôtel Transylvania es un libro exquisito, cuidado, original, inteligente, que da una visión del mito del vampiro realista, de la que beben todas las novelas actuales ambientadas en la temática del romance paranormal adulto, sin que suponga un insulto a la capacidad neuronal del lector, es decir, nada de vampiros con abdominales de tableta de chocolate y mujeres a las que se les licua el cerebro por sobreexposición a la testosterona ambiental. Un libro imprescindible para todos los amantes de la buena literatura de terror y romance vampírico.
por Eilonwy
septiembre 29, 2012
3 comentarios
Maravillosa reseña de una maravillosa novela, no has perdido el tiempo en publicar tu opinión XD. Me alegro un montón de que la hayas disfrutado. Es una joya. Y como bien dices, lástima que sea lo único que Alamut nos deje leer de Saint-Germain :o(.
Besotes con levita.
La verdad es que la visión que se incluye aquí del vampiro es una de mis favoritas, me apuntaré la novela para futuras referencias. Es una pena que Alamut no haya continuado la serie, sí. Imagino que habrá tenido el lastre de ser precisamente una novela de vampiros, aunque sea muy superior a la media. Es una pena porque hay muchas novelas que merecen ser leídas pero que la gente no se lance hacia ellas solo por prejuicio sin probarla antes. Desgraciadamente, así va la cosa.
Otra de vampiros que me gustó mucho en Alamut fue "La Era de Drácula", ofrece una visión también diferente, aunque más clásica. ¡Recomendada!
Interesante reseña.
Exquisito, la palabra perfecta para atraerme hacia él xD
Apuntado.
Besotes
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.