Título original: Jack the Giant Slayer.
Dirección: Bryan Singer.
Guión: Darren Lemke, Christopher McQuarrie y Dan Studney.
Producción: New Line Cinema, Legendary Pictures, Original Film, Big Kid Pictures, Bad Hat Harry y Warner Bros.
Banda sonora: John Ottman.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 114 min.
Estreno en España: 15 de marzo, 2013.
Temática: Fantasía, aventuras, cuentos.
Correlación: Independiente.
Tras haber empuñado la batuta en la segunda entrega de los mutantes Marvel en
X-Men 2, dirigir a Tom Cruise como Claus von Stauffenberg en la interesante
Valkiria, pero también dejado huella en la anodina
Superman Returns, ahora le toca a los cuentos tradicionales el contar con el director de
Sospechosos Habituales para adaptar el famoso cuento anónimo de origen inglés donde el protagonista encuentra unas habichuelas mágicas que pronto se convierten en tallos de kilómetros de altura que conducen hasta el reino de los gigantes, más allá de las nubes. La última adaptación conocida del célebre cuento inglés –no, no es de Hans Christian Andersen ni de los hermanos Grimm– fue en la cinta de animación
El Gato con Botas, un
spin-off de las aventuras del ogro verde de DreamWorks que no ha funcionado tan bien en taquilla pese a tratarse de una cinta de simpático argumento, un puro
capa y espada de temática fantástica. Pero dejando de lado al
alter ego de Antonio Banderas, la nueva película de
Bryan Singer hasta
X-Men: Days of Future Past nos devuelve el espíritu de las películas de fantasía de las de antes, aquellas con las que disfrutamos antaño –y seguiremos haciéndolo, para qué negarlo–, pero adaptada por sus impresionantes efectos especiales a las técnicas narrativas de hoy en día donde las posibilidades manejadas por un ordenador aumentan por las ya de por sí generadas por las manualidades de siempre que han caracterizado el cine de animación de los ochenta y noventa: la de los
matte paintings, los
animatronics o los disfraces –algo que por ejemplo le sirvió de buena gana a Peter Jackson en
La Comunidad del Anillo–.
Pero no nos engañemos porque en Jack el Caza Gigantes no hay matte paintings, ni animatronics ni nada que se le parezca, o que el espectador permita adivinar de un simple vistazo –si lo han camuflado de manera perfecta para enseñarlo luego en los making of es otra cosa–, pero ese espíritu de aventuras y fantasía que se generó en los ochenta sigue despierto en la enésima adaptación –o mención si tenemos en cuenta otras películas como Los hermanos Grimm, de Terry Gilliam– del celebérrimo cuento inglés. Un argumento tan sencillo como funcional permite introducirnos de forma rápida y sin complicaciones en el asunto de la cinta. Nada más que soltar el lastre para que en una película de fantasía el espectador se sienta atraído hacia lo que acontece en la pantalla, que en este caso es una sucesión de preciosistas imágenes de un castillo medieval de puro cuento, una campiña inglesa por la que querríamos pasear a la caída de la tarde y un Reino de los Gigantes donde crece la incertidumbre ante lo desconocido, pues no sabemos como espectadores si encontraremos animales de tamaño gigante, abejas enormes o quién sabe qué cosas más. Pero una cosa es segura: allí hay gigantes –o Here, There Be Dragons, como apunta el mapa de Thrór–. Unos gigantes terroríficos que sin duda en una pantalla de cine generan más pavor que en una de televisión, donde el sonido del retumbar de sus pasos y el generoso tamaño con el que han sido dotados gracias a los artífices de la cinta, causan temor con cada una de sus apariciones. No son perfectos porque para conseguir una criatura generada por ordenador que resulte inidentificable de otra real todavía tiene que pasar algo de tiempo. Pero estos gigantes parece de verdad, respiran como los de verdad –oh, espera– y son capaces de aplastar humanos como si de simples mosquitos se tratasen –lo que resulta inquietante porque realmente pueden hacerlo cuando quieran sin posibilidad de que la víctima se defienda, a no ser que sea otro gigante–. En cierta forma me recordaron a los que aparecen en Ira de Titanes, igual de pavorosos y que se comen toda la pantalla con su primera aparición. Qué menos tratándose de una película titulada Jack el Caza Gigantes, donde lo más importante debería ser eso, los gigantes.
En cuanto al reparto, no tenemos ninguna queja porque cada actor está en su sitio, en el papel que le corresponde, sin florituras ni aspavientos. Es un cuento donde todo debe actuar según lo prefijado, con un Ian Mcshane que últimamente parece que le ha cogido gusto al género fantástico –Blancanieves y la Leyenda del Cazador, Los Seis Signos de la Luz, Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas , además de prestar su voz en El Aprendiz de Brujo y Los mundos de Coraline, y de aparecer próximamente Hercules: The Thracian Wars–, y donde también tenemos a un Ewan McGregor –ese pelo– que aporta dinamismo a la cinta, el espadachín del grupo, básicamente, junto a su comparsa Eddie Marsan –uno de los gigantes es clavado a él, por cierto–. Pero el reparto no acaba ahí porque Nicholas Hoult (X-Men: Primera Generación, Memorias de un Zombie Adolescente) presenta su ingenio y perspicacia con un papel donde el actor aporta frescura no tratándose del típico joven inepto que no tiene idea de nada, sino que se trata de un campesino que consigue al final ser un héroe por derecho propio. El que se lleva la palma quizá sea Stanley Tucci, con un papel que resulta ser el del villano de la historia –lo vemos venir desde el principio–, con un malo de cuento, ambicioso y rastrero, al que nos dan ganas de sacudir las más de las veces. Tampoco quiero dejar de mencionar el trabajo de actores como Ewen Bremmer o Christopher Fairbank, puesto que aunque estén camuflados bajo capas de maquillaje digital de gigante, su trabajo se hace notar.
La cinta, de corte sencillo y elegante, nos transporta hasta un cuento de hadas donde los gigantes resultan ser totalmente ciertos. Tenemos entretenimiento para rato con las casi dos horas que dura esta Jack el Caza Gigantes, porque no debemos buscar más allá de un argumento sencillo, interpretaciones correctas, notables en algunos casos, con un fuerte hincapié en el tema gigántico de la premisa inicial. La música de John Ottman –épica y de corte aventurero, como el tema principal, "Jack and Isabelle" o "Logo Mania"–, uno de los aspectos destacables de la cinta junto a los brillantes efectos visuales del Reino de los Gigantes y de la creación del gargantuesco tallo que conduce al mismo, consigue recrearnos durante un buen rato, dejando volar nuestra imaginación. Eso sí, que los más pequeños de la casa se abstengan en ciertos momentos porque la brutalidad con la que han sido reflejados los gigantes, así como sus maneras salvajes e impredecibles, sobrepasa la expectativa inicial de tratarse de una historia adornada con las noñerías con las que a veces se retratan los cuentos. Una de mis escenas favoritas es, sin lugar a dudas, el momento crepe con Ewan McGregor, ¡la de risas que se deben haber echado en el rodaje! Por lo demás, no creo que veamos una segunda parte, como es lo típico en los casos en que una cita resulta fructífera en taquilla, porque la recaudación de Jack el Caza Gigantes ha corrido un destino similar al de John Carter, por más que la cinta de Andrew Stanton me resultase bastante notable. La pobre recaudación hasta el día de hoy no permitirá ver una continuación, pero tampoco le hace falta. Eso sí, no será lo último sobre cuentos que veremos en pantalla, ahora que están más de moda que nunca.
por Loren Sparrow
mayo 19, 2013
comentarios
Bua, a mi esta peli me divirtió mucho. No sé porqué el público en general no le da visitas a este tipo de películas. Es cierto que quizás el tema pulp como el de Jhon Carter puede ser duro de digerir para algunas personas, pero considero que los cuentos de toda la vida siempre gustan, ya seas un peque o un grandullón protestón.
Los efectos especiales, los entornos, la forma en la que están realizados los gigantes, (que a todo esto, no me había dado cuenta de eso que dices sobre Eddie Marsan... pero ahora que caigo tienes razón), y además la historia es bastante interesante. Hay magia, hay aventura, hay peligros, hay amor, hay locuras varias, hay epicidad y además qué queréis que os diga, a mi Edwan McGregor me encanta siempre que hace una peli, es muy buen actor, considero que tiene bastantes registros y el doblador que se encarga de él hace un trabajo muy bueno con la personalidad de capitán de la guardia del rey.
Que por cierto, el rey también me ha gustado mucho... una pena que no haya tenido demasiada recaudación como ya he dicho, pero en fin, tampoco hacía falta una segunda peli. Está bien así. xD
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.