Autor contracorriente de la BD contemporánea, el dibujante de origen español Émile Bravo se ha caracterizado desde el inicio de su carrera profesional en el mundo de la historieta por seguir una tendencia al servicio de los estándares más clásicos del tebeo europeo. No ya sólo por su estilo artístico, abiertamente deudor de la línea clara iniciada por Hergé y asimilada por una generación más o menos reconocible de dibujantes posteriores, sino también por recuperar el espíritu de aquellas viñetas con las que casi todo aficionado al cómic hemos disfrutado durante nuestra niñez. Un espíritu de la aventura en su sentido más transparente y con un buen grado de inocencia, es cierto, pero no exento de toques innovadores y colmado por igual de grandes dosis de vivacidad y dinamismo.
Esta propensión a una vertiente del cómic, digamos, más inclinada a la distracción de un público joven –aunque no por ello falta de aspiraciones– le ha valido la etiqueta de autor para niños dentro del medio. Y eso formándose y habiendo compartido estudio creativo con nombres de la talla de Lewis Trondheim (Lapinot, La Mazmorra), Joann Sfar (Las olivas negras, El gato del rabino), Marjane Satrapi (Persepolis) o Christophe Blain (Isaac el pirata, Quai d'Orsay), entre otros, que definitivamente emprendieron un camino muy diferente al suyo; de ahí que haya comenzado por hablar de lo divergente de su vocación. El lector inteligente sabrá distinguir bajo esa fachada de relativa sencillez gráfica y de un cierto candor narrativo una grandísima virtud sólo al alcance de unos pocos.
Buen ejemplo de lo dicho es precisamente su realización más reciente: Lección de pesca, adaptando un guión escrito por Heinrich Böll que acaba de publicar Dibbuks, reproduciendo impecablemente la edición original de Glénat en su colección jeunesse. No vamos a negar ahora lo que resulta evidente: esta Lección de pesca es un cuento ilustrado especialmente orientado para niños que destaca por una lectura clara y llana, perfectamente asequible por los más pequeños. Pero, como en casi toda la producción de Émile Bravo, el relato se guarda un segundo mensaje en la recámara que despliega en el mismo instante de pasar sus páginas, sin trucos ni ilusionismos pretenciosos. Y, por supuesto, para aquellos que seguimos al autor franco-español de un tiempo a esta parte, es todo un placer revisitar la expresión de su dibujo diáfano, sus trazos luminosos y llenos de vida.
La idea de este breve cuento ilustrado (en tan sólo 36 páginas) viene, como decíamos, de un relato del escritor alemán Heinrich Böll (1917-1985), Premio Nobel de Literatura en 1972, con motivo del día del trabajo para un medio audiovisual de la época. En concreto proviene del “Anekdote zur Senkung der Arbeitsmoral” (Anécdota sobre la disminución de la conciencia laboral), una ácida crítica al sistema capitalista y la sociedad de consumo moderna, que contrapone la filosofía del éxito inmediato y sus voraces mecanismos herméticos, a la libertad y la disposición para disfrutar de las cosas buenas que nos rodean, al margen de codicias estériles y, a menudo, engañosas.
Dada la concisión de la obra, no cabe que os describa más detalles de su argumento que los aportados por la editorial en la sinopsis correspondiente:
¡Una fábula sabrosa y pertinente, para recordar que la felicidad no es tan difícil de encontrar! Esta es la historia de un pescador que se está echando una agradable siesta después de su pesca matinal. Llega un turista, algo estresado e intrigado. Despierta al pescador para poder interrogarle. ¡Tiene un montón de ideas! Le propone pescar más a menudo para comprar más barcos y tener empleados. ¿Pero, por qué? le pregunta el pescador incrédulo...»
Estructurado en ilustraciones a página completa que se alternan con bloques de entre dos y cuatro viñetas, el dibujo colorista y alegre de Bravo, que inevitablemente evoca tanto la imagen de Hergé (¿podríamos ver en un turista y pescador a unos improvisados Tintin y Haddock?) como de otros grandes de la línea clara (a mí personalmente siempre me ha recordado un poco a Yves Chaland) acompaña deliciosamente a la ingeniosa alegoría de Böll, que no se queda en una historieta trivial, sino que incita a la reflexión y deja el regusto agradable de su moraleja. Vivir el tiempo presente. Alcanzar la felicidad en las cosas sencillas.
Ahora, gracias a Dibbuks, ya contamos con una pieza más del catálogo de publicaciones de Émile Bravo que se une a otros títulos del autor aparecidos en nuestro país. La editorial ha mantenido el formato apaisado en cartoné y traslada al milímetro todos sus aspectos: el tamaño, la agradable paleta de colores planos, propia del estilo línea clara, las guardas con motivos ícticos, y una adecuada traducción del escueto diálogo de sordos que se traen entre sí los singulares protagonistas.
«Desde la más tierna infancia percibimos el carácter absurdo de nuestra sociedad, así que debemos afirmar a los niños en su intuición para salvarles del conformismo y hacer evolucionar nuestro mundo. ¡Ellos son nuestro futuro, qué diablos! [...] ¡Conservad vuestro espíritu y vuestra sensibilidad de niños! ¡Os serán mucho más útiles de lo que nos quieren hacer creer, puesto que con ellos se construye nuestro libre albedrío!» –Émile Bravo.
No quisiera dejarlo aquí sin antes incitar a todo interesado en la obra de este fabuloso dibujante y contador de historias a que se anime a indagar un poco entre sus otros cómics. Por eso me gustaría realizar un ligero repaso a lo principal de su bibliografía, tanto la que, por suerte, se encuentra publicada aquí, como el resto de sus trabajos que aún permanecen inéditos.
Las aventuras de Spirou y Fantasio:
Diario de un ingenuo
Retomando a un gran clásico del cómic europeo, dentro de la serie de one-shots publicados por distintos autores en los que se homenajea al sin par Spirou, este álbum narra los orígenes del famoso botones creado en 1938 por Rob-Vel. Por supuesto, también aparecen Fantasio y la ardilla Spip, compañeros inseparables del protagonista. El dibujo y el color son exquisitos, y cuenta con una estética de época (está ambientado justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial; momento del que la aventura proporciona una visión excelente), que hace de este cómic una verdadera maravilla. Imprescindible tanto para los seguidores incondicionales de Spirou como para aquellos que nunca hayan leído nada del personaje, pues en realidad va más allá de éste. La edición en español fue publicada por Planeta deAgostini. El autor se encuentra actualmente preparando una segunda parte.
Mi mamá está en América
y ha conocido a Buffalo Bill
Con guión de Jean Regnaud, 'Mi mamá...' es una historia entrañable sobre la infancia y la defensa de la inocencia que marca esta etapa de la vida. A pesar del fondo dramático, el relato está enfocado bajo un prisma de melancolía que implica una lectura cercana y agradable. El sencillo dibujo de Bravo, junto al precioso contraste de tonalidades, nos cuenta los pensamientos de Jean, un niño de cinco años, desde su primer día de colegio a las experiencias rutinarias con su familia y amigos; episodios en los que siempre pende una pregunta para la que el pequeño parece haber hallado una excusa plausible. Se encuentra publicado por Ponent Mon, recogido en un bello tomito en tapa dura que os encantará.
El próximo 23 de octubre es la fecha prevista para el estreno en Francia de la adaptación en forma de largometraje de animación de este cómic, del que os adelantamos a continuación el trailer, presentado oficialmente en el Festival de Annecy de este año.
Una asombrosa aventura de Jules (integrales 1 y 2)
Esta serie abierta es quizás aquella en la que Émile Bravo da mayor rienda suelta a un tipo de historieta de corte tintinesco, donde el protagonista es la versión en preadolescente moderno del célebre reportero y vive increibles aventuras que abarcan de su propio barrio al espacio exterior. Cada tomo integral, en una edición muy correcta también a cargo de Ponent Mon, contiene tres álbumes completos con un fantástico nivel gráfico y plagados de humor, que recopilan la totalidad del material publicado sobre Jules, apto para toda clase de públicos. Os invito a no dejarlo pasar, porque veréis que las opiniones sobre esta serie siempre son favorables y no os va a defraudar en absoluto; todo lo contrario.
Los siete osos enanos
Es sin duda su colección de enfoque más visiblemente infantil. Existen algunos números publicados en español por SM, pero creo que la mayoría de ellos permanecen inéditos en España. Bravo, que emplea aquí un dibujo más simpático y espontáneo que nunca, recurre a un guiño a los cuentos clásicos para contar las divertidas anécdotas de un grupo de osos mineros que harán las delicias de los más pequeños de la casa.
Las verdaderas aventuras de Aleksis Strogonov
Uno de los grandes pendientes en la trayectoria de Émile Bravo por ser descubierto en nuestra lengua. También en colaboración con el guionista Jean Regnaud, el dibujante describe las vicisitudes de un joven revolucionario durante los conflictos bélicos de la primera mitad del s.XX, pero de nuevo lo hace tirando de la sátira y el humor, donde el doble mensaje que poseen sus trabajos, al que nos referíamos antes, adquiere una posición destacada en las entretelas del relato. Los rumores apuntan a que, de nuevo, podría ser Ponent Mon quien decida lanzarse a publicar esta serie. Un integral con sus tres únicos álbumes, a imitación del realizado en francés por Dargaud, le iría que ni pintado.
Título original: La leçon de pêche.
Guión: Heinrich Böll.
Dibujo: Émile Bravo.
Color: Émile Bravo.
Edición: 36 págs, color. Dibbuks, junio 2013.
Precio: 12 € (tapa dura).
Traducción: Diego Álvarez Fernández.
Temática: Infantil, ilustración, cuento.
Correlación: Independiente.
por Jolan
julio 10, 2013
3 comentarios
Un artículo excelente que nos informa a grandes rasgos de la trayectoria de Émile Bravo, un autor al que deberíamos tener en cuenta. Personalmente, sus dibujos en la "Lección de pesca" me han parecido preciosos. No es un autor que conozca demasiado, pero gracias a lo que cuentas me han entrado muchísimas ganas de leer algo suyo.
¡Muchas gracias por la reseña, Jolan!
Gracias Beldz. Desde luego, es un dibujante al que conviene seguir; a mí me gusta mucho su estilo. Si no has leído nada suyo, te recomiendo empezar con el Spirou. Estoy seguro que te va a gustar bastante (en especial por su ambientación de época), incluso aunque no conozcas nada del personaje.
El Spirou lo tengo pendiente desde hace tiempo. A ver si de una vez por todas lo empiezo. Y si dices que tiene ambientación de época... más bien me lo pones :)
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.