Título original: Mindswap.
Edición: 198 págs. Literatura Fantástica RBA, abril 2013.
Disponible en ebook: No.
Precio: 17 € (rústica con solapas).
Traducción: Nieves Gamonal.
Temática: Ciencia ficción, humor satírico, surrealismo.
Correlación: Independiente.
¡Grumetillos, pillad una toalla y vuestra guía de autoestopista galáctico, que nos vamos por esos universos de Dios a liarla parda! Uys, no. Espera. ¿Eso no es con otra novela? No importa, para el caso, es lo mismo. De la mano, o la mente, de Marvin Flynn, un anodino habitante de la Tierra, nos vamos a meter de cabeza en una disparatada historia sobre intercambio de cuerpos y la levedad del ser, que tiene miga el asunto. Esta es una de esas novelas que te gustan o no, sin término medio. Yo aún no sé en qué bando me sitúo. En ocasiones, me veo recordando el libro mientras ando por la calle, riéndome tontamente o rumiando algunas de las verdades que suelta, y otras no paro de pensar “¿pero qué demonios…?.” Lo que es impepinable es que este libro va a generar reacciones, para bien y para mal, por lo que considero que es una lectura interesante, de esas que persisten en tu cabeza aún varios días después de haberla leído, machacona, sorprendente, molesta, desesperante… ¡Vamos, que indiferentes no os vais a quedar!
¿Qué nos vamos a encontrar en Trueque mental? Podríamos decir que una disparatada historia sobre un turista terrestre que, por accidente, extravía su cuerpo, y va saltando de raza alienígena en raza alienígena, en una carrera contrarreloj contra su misma existencia. Digamos que iremos yendo de situaciones de aparente normalidad, como la aburrida y cotidiana vida de una persona común en una ciudad periférica de Norteamérica, a escenas del surrealismo más alegórico y metafísicamente absurdo, llegando a alcanzar cotas de verdadera incomprensión lectora, especialmente los últimos capítulos, que son como un viaje psicodélico y onírico westeriano a ninguna parte, sin pies ni cabeza, sin estructura, sin anestesia, vamos.
Portada: McMillan
Lo grandioso de Scheckley es que todo esto lo hace con un
dominio del lenguaje y la estética de los escenarios brutal, y, aunque al principio parece que hay cierta conexión con el lector, después toma una vía distinta y queda la sensación de quedarnos totalmente excluidos de la lectura, como si al autor, de pronto, le diera igual o no que le estuviésemos acompañando en el viaje de Marvin por las galaxias, entrando en una vorágine surrealista total, incomprensible, llena de teorías propias tales como “
la deformación metafórica”, “
la teoría de búsquedas” o “
el mundo retorcido”, que pueden llegar a ocupar varias páginas de explicación sinsentido lógico real, o no. Llegados a este punto, recomiendo usar lápiz y papel, porque es llegar al final de la quinta página de explicación y volver al principio, ¡palabra!
Quiero decir con todo esto que aunque parezca un libro de fácil lectura, y lo es durante una gran parte, el último tramo es de órdago. Además, soterrado entre todas estas capas de humor absurdo y satírico, hay muchísima crítica social sobre el individualismo al que estamos yendo abocados (estamos más conectados que nunca al prójimo, pero no levantamos la vista del teléfono para ver que pasa a nuestro alrededor, y da escalofríos al pensarlo fríamente), la estupidez humana, la burocracia, la justicia y los sistemas legales, la empatía por los demás y el qué pasa cuando, literalmente, nos metemos en la piel de otro.
¿Qué pega podría encontrarle a la novela? Quitando el grado más o menos surrealista descabellado que llega a alcanzar en la última parte, y que para gustos, mil colores, lo único que se le podría achacar a la novela es que ha quedado un poco desfasada en nuestros días. Sheckley la publicó en 1965, y ciertos conceptos que deberían haber causado un poco más de desconcierto o maravilla en el lector, los tenemos más que asumidos. En ese aspecto, no ha envejecido muy bien.
Robert Sheckley
Tengo que partir una lanza a favor de la
traducción de
Trueque mental. Si en ocasiones, leerla y sacar lo que tenía entretejido el mensaje es una cuestión titánica, no quiero ni imaginar lo que habrá supuesto tener que traducir semejante texto, en los que en ocasiones, no había ni pies ni cabeza, ni tampoco por donde cogerlo. No hablo de que gramaticalmente sea caótico, Sheckley es un maestro, sino por los berenjenales mentales en los que termina sumergido el autor. Creo que la traducción es fantástica y se merece un gran, pero que un gran y merecidísimo aplauso. Haber sobrevivido a los juegos de palabras, los dobles sentidos, el humor satírico sinsentido, las teorías absurdas y caóticas… ¡plas, plas, plas! En cuanto a la
edición, ya sabéis que mimo tiene
RBA Libros con esta colección de fantasía y ciencia ficción. ¡Me chifla! Y esas portadas de
Alejandro Colucci, son de lo mejor de lo mejor.
Resumiendo, Trueque mental, de Robert Sheckley, es una novela ágil y refrescante en ocasiones, que puede tener una primera lectura superficial como historia absurda de aventuras en el espacio, y una segunda lectura, más atenta y profunda, con gran carga de crítica social y mucha, muchísima ironía. Desde luego, puedo deciros que no os dejará indiferentes, la amaréis o la odiareis, o una semana después, seguiréis sin decidiros. ¡Disfrutadla!
por Eilonwy
julio 25, 2013
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.