Título original: The Coldest War (The Milkweed Triptych).
Edición: 464 págs. Random House Mondadori, sello "Random", mayo 2012.
Precio: 11,95 € (tapa dura con sobrecubierta) / 8,99 € (electrónico).
Traducción: Manuel Viciano.
Temática: Ucronía dieselpunk, Segunda Guerra Mundial, espionaje, ciencia ficción.
Correlación: Segunda entrega de la trilogía “Tríptico de Asclepia”.
Bienvenidos de nuevo a Asclepia, grumetillos. Hará un par de meses reseñamos por aquí
Semillas amargas, la primera entrega de la trilogía
“Tríptico de Asclepia”, una novela
dieselpunk, original, rompedora, novedosa, llena de claroscuros y más cercana a las novelas de espías que a las de ciencia ficción. Os mencioné que la consideraba una novela bastante introductoria que te dejaba con la miel en los labios y que te preparaba para lo que estaba por venir. Sin lugar a dudas, su continuación en
La guerra más fría es insuperable. Desde luego,
Ian Tregillis se ha superado. Normalmente, las segundas partes en las trilogías son libros de transición, pero aquí tenemos la excepción que confirma la regla, y sin dudas, esta segunda novela tiene identidad propia y la considero muy por encima de su predecesora, al punto que creo que ha sido una de mis mejores lecturas de este año. Aunque ya sabéis que
nuestras reseñas van libres de spoilers, os recomendaría que,
si no habéis leído Semillas amargas,
os detengáis, ya que es posible y más que probable que algún detalle de la primera quede revelado en
La guerra más fría. ¡Id con cuidado!
“El gran acierto de la novela es mostrar la evolución de los personajes veinte años después”
Con
La guerra más fría nos situamos
veinte años después de todo lo acaecido en
Semillas amargas. El contexto mundial ha cambiado y la
Unión Soviética es una
superpotencia que domina toda Europa (de ahí el título de la novela), al punto que lo único que la separa de
Estados Unidos es un desgastado, asfixiado y débil
Reino Unido. Los americanos no han tomado partido, son meros observadores, y los países orientales no van a maltraerse con un Telón de Acero que va de punta a punta del continente europeo, desde la Madre Rusia hasta España. Los servicios secretos rusos están jugando una última carta que puede terminar de desequilibrar la balanza global hacia el nacionalsocialismo y solo una jugada maestra de alguien clarividente y paciente podría cambiar el curso de una Historia abocada al más absoluto desastre, sin héroes ni vencidos.
Si llegados a este punto, no habéis salido volando a la librería más cercana, mal vamos.
La estructura de la novela es similar a la del primer libro, a mitad camino entre el thriller político, las novelas de espías y la ucronía, recuperando a los cuatro principales protagonistas que ya conocimos en Semillas amargas: Raybould Marsh, agente británico al servicio del SIS, Lord William Beauclerk, el brujo de noble cuna, Klaus y Gretel, los hermanos alemanes transformados en superhombres por los locos experimentos del Dr. Von Westrap. El gran acierto de la novela es mostrar la evolución de los personajes veinte años después, todos ellos muy coherentes con lo que les ha tocado vivir. Justamente por eso, el tono de la novela es mucho más oscuro, desesperanzador y opresivo. No hay protagonista que no se haya visto envuelto, en un momento u otro, en una vorágine de autodestrucción personal por todo lo que hicieron en Asclepia veinte años atrás. Quizá la excepción sea Gretel, pero es que esta extraña mujer medio alemana, medio gitana, es todo un punto aparte. ¡Qué pedazo personaje! Todos están muy, pero que muy bien estructurados y creados, pero Gretel es simplemente… Gretel. No hay adjetivo que mejor defina al personaje que ella misma.
Otro gran acierto es que
se atan de forma magistral todos los cabos sueltos que quedaron “a propósito” sin explicar en Semillas amargas y que harán que te quedes, más de una vez, con la boca abierta y con una inenarrable expresión en la cara de
“¡¿pero qué me estás contando?!”. Además, el final es de infarto, de esos finales que no ves venir ni de lejos y que te dejan con los ojos abiertos como platos, sosteniendo el libro entre tus manos sin terminar de creerte lo que estás leyendo o de cómo el autor te ha llevado a ese punto sin que te dieras cuenta. Hay muy pocos libros cuyo final me haya sorprendido tanto como este, palabra.
En cuanto a la traducción, tenemos un cambio para mejor a cargo de Manu Viciano. Un trabajo soberbio. Todos los fallitos que arrastraba el primer libro (salvo las notas a pie de página para la nomenclatura alemana que siguen brillando por su ausencia) se solventan, y es una gozada de lectura. Además, la editorial Random House Mondadori mantiene el formato de tapa dura con sobrecubiertas, y se agradece, que últimamente parece que no se presta atención a estos detalles. Sigo echando en falta un mapa o un glosario de términos, pero no se puede tener todo en esta vida.
Os contaría más cosas, más impresiones, pero me metería en el pantanoso terreno del spoiler y en esta trilogía es fundamental ir descubriendo las cosas poquito a poco, saboreándolas. Justo por eso mismo, alejaos como de la peste de la sinopsis del tercer libro, Un mal necesario, que contiene un spoiler mayúsculo y sangrante, de esos que hacen que te acuerdes de toda la familia del que diseñó la portada.
La guerra más fría es la soberbia continuación de
Semillas amargas, una ucronía
dieselpunk para quitarse el sombrero y disfrutar de la primera a la última hoja, con unos protagonistas potentes, muy bien desarrollados, coherentes, sometidos continuamente a grandes dilemas morales y que emprenden un camino autodestructivo en el que no parece haber ninguna esperanza, salvo la que parece ofrecer el mismísimo diablo en forma de mujer de sangre gitana y aria. Si os gustan las ucronías ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, con grandes dosis de espionaje, acción entre bambalinas, brujos y superhombres mutantes, desde luego, “Tríptico de Asclepia” es una trilogía que no podéis ni debéis dejar pasar. Nos vemos en
Un mal necesario, la siguiente entrega que promete ser aún mejor.
La imagen de arriba es el boceto para la ilustración de portada original
de The Coldest War, obra de John Jude Palencar.
Sinopsis
Los brujos británicos, al servicio de la organización gubernamental secreta conocida como Asclepia, lucharon para derrotar y eliminar de la faz de la tierra al Tercer Reich. Tras su victoria, se estableció un precario equilibrio entre el Imperio británico y la Unión Soviética, que ahora se extiende desde el océano Pacífico hasta el canal de la Mancha. Pero la balanza está a punto de desequilibrarse, pues, en silencio y sin descanso, los poderosos brujos mueren uno a uno en misteriosas circunstancias. Y con cada baja la seguridad nacional se compromete cada vez más. Mientras tanto, dos hermanos escapan de su cautiverio más allá del Telón de Acero. Protagonistas en su día de un retorcido experimento nazi para dotar de superpoderes a simples mortales, posteriormente prisioneros de los equipos de investigación soviéticos por sus preciadas habilidades, ahora su único objetivo es llegar a Inglaterra. Porque allí es donde vive Raybould Marsh. Y Gretel, poderosa clarividente, tiene planes para él…
por Eilonwy
octubre 09, 2013
3 comentarios
¡Muchas gracias por la parte que me toca! :) Lo de no incluir notas del traductor para las palabras en alemán viene de que en la novela original tampoco estaban: Marsh sabe alemán y siempre da ambiente y alegría encontrarte monstruos como «gotterelektrongruppe» intercalados en el texto, ¿no?
Totalmente de acuerdo... Como ya dije en mis reseñas (de la trilogía al completo) es de lo mejor que he leído este año. Totalmente recomendable y a un precio envidiable. ¡¡¡¡Corred insensatoooos!!! xD
Hombre, yo creo que todos tenemos claro lo que es un "gotterelektrongruppe", no hace falta decir más. 8) XD
Bromas aparte, muy buena reseña, dan ganas de leer el libro, y además este tipo de historias que mezclan varios géneros y hechos históricos me gustan mucho, qué le voy a hacer. XD
Ah, y gracias por pasarte por aquí, Manu. ;)
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.