Título original: Consejo Real: Paz e impuestos.
Guión: Josep Busquet.
Dibujo: Roc Espinet.
Color: -.
Edición: 88 págs, b/n. Dibbuks, noviembre 2013.
Precio: 16 € (tapa dura).
Traducción: Obra original en castellano.
Temática: Humor, fantasía.
Correlación: Lectura autoconclusiva.
Que el cómic es un medio de expresión tan válido como cualquier otro para reflejar coyunturas sociales y problemas de actualidad, desde la óptica de las viñetas, no hay duda. Si se le añade que atravesamos un gravísimo bache socioeconómico, donde la limitación de derechos civiles y el hostigamiento persistente de los poderes supone un caldo de cultivo –hartos como estamos de tanto atropello– para toda manifestación de rebeldía ciudadana, incluido desde una perspectiva artística, no es de extrañar que en los últimos años hayan surgido obras que testimonien estas penosas circunstancias. Así, además de las habituales tiras gráficas y gags en periódicos y en las conocidas revistas que ironizan sobre los titulares que son noticia, últimamente hemos podido ver y leer unos cuantos tebeos españoles que son una clara muestra de lo dicho anteriormente.
Yo diría que Consejo Real no pretende (al menos de una forma tan abierta como en los títulos citados) cargar las tintas con nombres y apellidos hacia quienes nos gobiernan, o tal vez no busca hacerlo asumiéndolo como una lucha declarada, sino queriendo aportar la visión cómica de una situación a la que realmente no es fácil sacarle chiste. Pero en lo que desde luego no se corta es recurriendo a unos personajes que simbolizan el arquetipo, real como la vida misma, de aquellos que dicen representar nuestros intereses, sean del signo y color que sean. Este, desde mi punto de vista, es uno de los mejores métodos para combatir el cinismo y devolverles el desprecio, dejando en evidencia su deplorable conducta, por desgracia de la mayoría de la clase política, a través de un merecido escarnio humorístico.
De ahí que la historieta de ochenta y cinco páginas que nos presenta Dibbuks no pierda un ápice como sátira corrosiva de primer orden y goce de rabiosa validez, sólo que para ello utiliza una sociedad en forma de distopía medieval que no difiere mucho de la nuestra en determinados aspectos. En esta primera entrega bajo el epígrafe de "Paz e impuestos", los autores introducen la situación de partida de la que podría llegar a convertirse en serie regular si hay aceptación por parte de los lectores (apoyo con el que, por mi parte –ya lo adelanto–, cuentan). Veamos:
Durante una de las frecuentes correrías nocturnas junto a su guardia personal, el rey de Brekemburgo sufre un desafortunado incidente y muere de forma un tanto absurda. Sus hombres, en parte por cubrirse las espaldas y al mismo tiempo tratando de sacar tajada de la adversidad, deciden espontáneamente erigirse en el Consejo Real y tomar el control del reino. El problema es que Johan, Alastor, Zeke, Lazarus y Otto no son precisamente un dechado de virtudes, sino el perfecto exponente de la peor calaña del feudo. Para sostener su coartada y mantenerse al mando, acusan a un país vecino del asesinato del monarca y no sienten el menor tapujo en declararle la guerra para hacer y deshacer según sus caprichos y ambiciones personales. Pero las mieles del poder son tentadoras, así que tendrán que recurrir a todo un arsenal de trucos y rastreras artimañas para alargar el conflicto y permanecer en su cómodo status recién adquirido.
Josep Busquet vuelve a componer un ocurrente guión, donde el tono de aventura medieval amena y disparatada cobra gran peso, en la más pura tradición de historieta europea, y que entretiene de principio a fin. El humor mordaz y la mala leche están presentes casi en cada página. Su enfoque de la decepcionante realidad institucional nos ayuda a enfrentar el cariz de la escena política actual con otro ánimo (cuando no directamente con la carcajada) y, por qué no decirlo, a pensar que en el fondo las cosas pueden cambiar a mejor (así de optimista se muestra él en su dedicatoria) vista la inutilidad de gran parte de aquellos que están instalados en sus poltronas.
La gracia del argumento reside en buena parte en reconocer y asociar todo el conjunto de trapacerías a las que se entregan con entusiasmo los protagonistas, con la podredumbre, las corruptelas y los politiqueos que vemos a diario en los informativos encontrando aquí su fiel reproducción, pero también con algunos juegos de palabras (como un gentilicio que no acaba de encontrar definición) y guiños a ciertos episodios chuscos del panorama nacional (pienso en diversas salidas de tono del veleidoso soberano de Takistán). Claro que la sociedad secreta, encabezada por el antiguo administrador real, que hace oposición al Consejo Real no es menos patética que los depravados integrantes del gabinete de gobierno. Para completar el reparto, entran en la historia dos inusuales princesas y una asesina que tampoco tienen desperdicio.
¿Pero tan malas piezas y crápulas son los improvisados miembros de este Consejo Real? Pues sí, eso y más. Johan, como un primer ministro y jefe de vida licenciosa, es quien suele mover los hilos del equipo y decreta algunas de las medidas más viles y traicioneras. Le sigue el juego Alastor, que propone todas las órdenes relativas a asuntos exteriores en materia militar; un tipo sádico y obsesionado con la guerra. Lazarus, que seguramente a más de uno le recuerde a cierto mezquino ministrillo de hacienda, es embaucador y chantajista, pues las finanzas y los sobornos son su especialidad. Zeke es experto en cuestiones de intendencia, economía y contrabando, siempre dispuesto a regatear y a toda clase de maniobras de usura. En cuanto a Otto... bueno, digamos que cuando no queda otra opción, el grupo decide enviar a Otto: un matón muy bestia que, sin embargo, tiene su corazoncito y nos procura varios de los momentos más jocosos.
Para el dibujo creo que no podía haber un perfil mejor que el trazo caricaturesco de Roc Espinet, que dota a los personajes de un buen repertorio de muecas y ademanes exagerados perfectos para su psicología (posiblemente herencia de su trayectoria en la animación) e imprime a la aventura un ritmo enérgico. Ha elegido la escala de grises, en lugar del color, con efecto intencionado de trama de puntos, que podrá gustar más o menos, pero la verdad es que no le va mal a la historieta. Creo, no obstante, que el color le hubiera podido dar un valor añadido al cómic, pero ya digo, es una cuestión de preferencias. El caso es que el dibujante tiene un estilo que particularmente me ha encantado y que espero revisitar en futuras peripecias de esta pandilla de locos corruptos.
Queda abierta por tanto la posibilidad de leer nuevos episodios de Consejo Real, según sus autores, bien en forma de breves apariciones en alguna publicación periódica o fanzine, bien en otra historieta larga como la presente. Esperemos que Dibbuks tenga a bien editar más entregas si se diera el caso, manteniendo el bonito formato en tapa dura (con unas detalladas y originales guardas en sepia) de este primer y, de momento, único volumen. Desde luego, ideas no faltan para que podamos ver más aventuras de lectura independiente, ya que el crisol del que surge toda esta retahíla de abusos, injusticias y ruindades atribuibles a sus personajes parece no tener fin (basta observar la degeneración moral a la que siguen entregándose cada día nuestros gobernantes electos y líderes políticos). Mientras exista la alternativa de soportar el ciclo lamentable que atraviesa nuestro país con el humor de tebeos divertidos e ingeniosos como éste, algo nos queda...
Antes de terminar me gustaría hacer mención a la campaña navideña que Josep Busquet ha puesto en marcha, gracias a la cual podéis conseguir un dibujo dedicado por el autor por la compra de cualquiera de sus cómics en alguna de las librerías asociadas. Tenéis toda la información en este enlace y el plazo para participar es hasta el próximo 10 de enero. Por otra parte, los lectores francófonos están de enhorabuena, ya que desde principios del año que viene podrán disfrutar de La révolution des pinceaux ("La revolución de los pinceles"), una de las obras más aclamadas del guionista, con el dibujo de Pere Mejan. ¡Les deseamos toda la buena suerte que se merecen!
4 comentarios
Muy buena reseña, Jolan :)
De Josep Busquet sólo he leído "La revolución de los pinceles", y me gustó mucho. Creo que ya va siendo hora de leer otro de sus cómics. Gracias por la recomendación ;)
Gracias, Beldz! Con Busquet me pasó lo mismo que a ti: leí "La revolución de los pinceles" y como me gustó mucho me prometí seguirle la trayectoria. Lo último suyo que he leído ha sido "Puntos de Experiencia" y este "Consejo Real". Y como las buenas vibraciones con el autor se mantienen, pues ahora en Expocómic me he hecho con "El Jirón Negro" y "Arquitectura para principiantes". Es lo bueno que tiene dar con un autor que te interesa y que sea tan prolífico. :)
http://lacasebd.overblog.com/2014/01/consejoreal.html
Salut à tous, toutes et aux autres (j’espère que je n’oublie personne). Alors tout d’abord une très bonne année à vous tous ; j’espère que vous vous êtes bien bourré la gueule au vin blanc, que la dinde était bien fourrée, que vous avez bien rigolé et eu une bonne gueule de bois de derrière les fagots le lendemain… Un peu, d’ailleurs, comme l’introducteur de cette histoire.
Le roi Leonard III est un vrai fêtard, addict de bières fortes et de compagnies aux formes généreuses ; il faut dire que sa garde royale, composée de Johan, Otto, Zeke, Alastor et Lazarus, n’est pas là pour vraiment l’arrêter dans ses déboires. Malheureusement, au détour d’une bringue du tonnerre de dieu plus qu’arrosée, le bon roi qui ne marchait déjà plus très droit vu l’heure matinale, trébuche et meurt dans un tragique accident.
Le livre est donc une pure parodie satirique brassant divers sujets tels que la corruption, la soif de pouvoir et l’amour de l’argent par une certaine classe politique. Un sujet donc, très moderne et aligné avec le contexte économique et politique de notre société, et de surcroit raconté intelligemment et avec humour (ce qui ne gâte rien).
Écrite par Josep Busquet, l’histoire est originale, dans son temps, sans répétitions au niveau des gags et agréable à lire grâce à son côté ironique et punk. Ici pas de gentils ni de méchants mais une critique qui nous montre entre autres que finalement ce sont ceux qui sont censés avoir le pouvoir de décider qui ne l’ont pas (ou qui ne cherchent pas à l’avoir).
Au dessin, on a Roc Espinet, un gars qui nous vient de l’animation et donc qui maitrise le cadrage, la prise de vue etc. Visuellement on est étonné par le style graphique noir et blanc qui, au premier abord ne casse pas la baraque, mais mélange subtilement semi-réalisme, caricature et époque rétro. L’ensemble est très énergique, dynamique et donne une vraie vie aux personnages et aux situations irréalistes.
Personnellement ce qui m’a bien plu, c’est le ton très moderne dans la manière de raconter l’histoire et le parallélisme que l’on peut faire avec des faits réels. Et puis, l’absurdité de certaines situations m’a fait plus que sourire, ce n’est pas comme si on se masturbait sur le code civil mais presque (private jeu de mots destiné à moi tout seul, qui est de bon aloi certes, et au nom duquel je m’arrête d’ailleurs).
Au niveau de l’objet lui-même, c’est une belle bête rigide, cartonnée, lourde et qui tient vachement bien dans la main avec ses 84 pages bien épaisses. Comme la couleur est chère et qu’un impôt est sûrement passé par là, seule la couverture profite de couleurs chatoyantes et rayonnantes ; l’intérieur est tout de blanc et noir vêtu, saupoudré de dégradés de gris, ce qui lui confère un style très vintage.
Le tout dégage de bonnes vibrations sympathiques et plaira aux personnes désireuses d’avoir un livre qui ne pète pas trop haut, mais qui est amusant à lire surtout qu’il est lisible aussi bien par le prisme de l’humour, de l’histoire que de la réflexion (et donc qui plairait entre 10 et 99 ans). Un album qui fait mouche à mon sens.
Voilà, je vous quitte ici. Et tenez, j’allais oublier de vous dire : pour 2014 j’ai pris la bonne résolution de prendre une bonne résolution pour 2015. Et croyez-moi, quand on me connait, ça en jette un max.
Nota bene : Comme je suis bon prince en ce début d’année et qu’elle commence sur les chapeaux de roues, je veux bien vous en faire la traduc’ en version Voltaire si d’aventures le challenge vous tente (oui je suis comme ça, un peu fou fou) ; mais bon laissez-moi un peu de temps bon sang! :)
Bonjour Wolfiz et merci de ta longue commentaire-critique. On réjouit que tu t'es amusé avec cette marrante -et un peu dingue aussi- histoire de Josep Busquet et Roc Espinet. :)
Je ne sais pas si vous êtes au courant qu'il est récemment paru en français l'album La révolution de pinceaux du même scénariste. C'est une bd qu'on vous recommande très fort aussi.
Merci encore et bonne continuation! ;)
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.