Reconozco que a lo largo de todos estos años en los que me he adentrado de lleno en el mundo de la literatura, más concreto en la del género fantástico, no he sido muy proclive a darle una oportunidad a la ciencia ficción. En su día comencé a leer
Fundación de Isaac Asimov, con un resultado menor al esperado. Siempre he considerado que la relación de una persona con su lectura es algo muy íntimo y personal, ya que el que te guste o no, puede depender en muchos casos, no ya solo de que el escritor haya sido capaz de realizar a la perfección su trabajo, sino de influenciar de una forma u otra en tu carácter que, como lector, puede estar influenciado a su vez por su propio entorno. Precisamente por esta causa, es probable que retrasase en la manera de lo posible leer nada más del género hasta que alguien muy cercano a mi me instó a darle otra oportunidad con
Orson Scott Card.
“Uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción”
Para aquellos que sorprendentemente no lo conozcan, puedo decir que es un escritor que ha sido bastante prolífico ya que ha conseguido varios premios Nebula, al igual que algún que otro premio Hugo. Ha creado a toda una legión de seguidores a los que os podréis encontrar en muchas tiendas especializadas, que serán capaces de "arrancaros" la cabeza de cuajo si decís que preferís a Asimov antes que a Card. No obstante, también tendrá grandes detractores provocado en mayor parte por sus creencias mormonas y por distintas declaraciones públicas en las que se presentaba a sí mismo como alguien muy conservador, radicalmente en contra de la existencia de homosexuales y, por supuesto, de su matrimonio.
Personalmente,
El juego de Ender, que es de lo que os vengo a hablar hoy aquí, lo leí sin haber conocido previamente nada del autor. Por lo que la opinión que tengo sobre su obra no ha estado empañada por saber que este escritor va completamente en contra de mis creencias tanto políticas como religiosas. Me he dedicado a analizar su trabajo al igual que hago con muchos otros a los que tengo el placer –o la desgracia– de leer, y por lo tanto considero este tipo de actitud algo secundario a tener en cuenta. Si no hiciese esto estoy convencida de que tampoco me podría gustar el pintor Friedrich ni otros tantos genios de la historia a los que he tenido el placer de estudiar.
De todos modos, en vista de que recientemente hemos tenido la oportunidad de visionar en la gran pantalla la adaptación que se ha hecho del libro, me gustaría hacer esta crítica de una forma algo distinta. Voy a ofreceros un 2x1, en el que comentaré qué me ha parecido el libro, y después procederé a explicar mis impresiones respecto a la película. Sea pues, iré por orden.
El juego de Ender, la novela
La novela está ambientada en un futuro lejano en el que la Tierra ha conseguido recuperarse de una gran invasión alienígena por parte de los llamados Insectores. Tras sufrir millones de bajas y por lo tanto haber recorrido una gran carrera armamentística y tecnológica para tratar de igualar los medios de los que disponía la flota invasora, nuestro protagonista Andrew Ender Wiggin, un niño de diez años, se encuentra en una sociedad movida por el miedo y la desconfianza. El mundo habrá llegado a un máximo de crecimiento, teniendo por tanto un estricto control sobre la natalidad, por lo que a la mayoría de las familias no se les permite tener más de dos hijos por casa, al igual que se les ha prohibido profesar ninguna religión de las antiguas tales como el hinduismo, el islam, el cristianismo, el budismo u otras cientos de miles como las que existen en la actualidad.
Para poder cubrir las bajas que hubo en la guerra y tener una gran cantera de soldados dispuestos a enfrentarse al enemigo, se ha creado un sistema de entrenamiento militar para todos los críos que tengan habilidades tanto para el liderazgo como sangre fría a la hora de enfrentarse a un posible encuentro con los alienígenas. En el caso de la familia de Ender, a ellos se les permitió tener un tercer hijo, razón por la cual le llaman "tercero" al protagonista, ya que los otros dos hermanos demostraron tener buenas cualidades para el mando pero no el suficiente control de sus emociones. Precisamente hacia esto irá posteriormente orientada el resto de la historia.
La Tierra necesitará desesperadamente un líder que pueda tomar el relevo del fallecido Mazer Rackam, el héroe de guerra que consiguió destruir a la flota insectora en la última guerra. Para ello necesitarán adiestrar de la forma más dura posible a sus pupilos, creando así una
Escuela de Batalla en la que Ender vivirá diversas aventuras.
Hasta aquí a grandes rasgos tenéis la historia de
El juego de Ender, pero puedo asegurar que la novela ofrece mucho más de lo que os he explicado en estas pocas líneas. Lo que más me llamó la atención fue que realmente el libro no trata de una guerra intergaláctica ni tampoco de las políticas que mueven a los altos cargos del mundo. Orson Scott Card nos explica desde la perspectiva de Ender, cómo se puede llegar a quebrantar la voluntad y la inocencia de un niño utilizando para ello cualquier truco posible. Ya sea este el de la familia, el del miedo al fracaso o al de la propia supervivencia. A lo largo de toda la historia, se puede observar cómo Ender lucha para no convertirse en alguien tan cruel como su hermano Peter –al cual eliminan en la selección de aptos para la Escuela de Batalla por sus instintos violentos–, a la vez que trata cada vez más de acercarse a la personalidad dulce y bondadosa de su hermana
Valentine pero de la que siempre es apartado por la voluntad de otros. Esta lucha emocional que terminará forzando a Ender hasta límites realmente inimaginables es lo que le dará un verdadero peso a la historia. Una de las razones por las que considero a este libro como uno de los indispensables de cualquier biblioteca.
No obstante, hay más personajes dentro de la historia que también tendrán una trascendencia para nuestro pequeño protagonista. En este caso –y por citar simplemente a los que me han parecido más importantes y no alargarme en exceso–, el
mayor Anderson y el
coronel Hyrun Graff, serán los que tengan un mayor control sobre el adiestramiento de Ender. En el caso del primero –al que prometo que yo recuerdo como un hombre– veremos los dilemas morales a los que se enfrenta un alto cargo que es perfectamente consciente de hasta donde
están forzando la voluntad del pequeño para conocer mejor su psique el llamado "Juego del gigante". Es otro elemento de la historia que me gustó especialmente porque te permite descubrir cosas que van mucho más allá de lo que inicialmente lees. Es algo que te permite a ti como lector conocer más a Ender, a medida descubre la forma de resolver ciertos puzzles para llegar finalmente al llamado "Reino de la Fantasía", un lugar que Anderson no creó y que provoca cientos de dudas en torno a la salud mental del protagonista.
En el caso del coronel Graff, podremos ver las repercusiones que sufre alguien que no tiene más remedio que cumplir órdenes y someter a alguien como Ender a los mayores retos psicológicos a los que se podría enfrentar una persona, mucho más alguien con tan sólo diez años. Pasará por todos los estados de ánimo posibles, desde el de la tristeza y la culpa, al del enfado y la resignación pasando por la alegría y el orgullo. La prueba de su implicación con Ender es la forma en la que tiene el personaje de cambiar físicamente a lo largo de toda la historia, lo que demuestra en todo momento una gran ansiedad ante lo que sabe que está por venir.
A grandes rasgos, y para no estropearos la diversión, os animo a todos vosotros a introduciros en el libro para poder conocer de forma más directa a alguien como Ender Wiggin, un niño capaz de hacer amigos y enemigos por igual y que siempre querrá que le permitan ser simplemente un niño. Creo que es un libro fácil de leer, aunque quizás un poco más complicado de entender y asimilar. Con esto quiero decir que la novela ofrece distintas lecturas dependiendo de si te has leído el libro una sola vez o le estás haciendo una relectura. Es más, considero que es de los pocos libros del mundo que aumentan su impresión en el lector, una vez que conoces el final y lo vuelves a leer. Una adquisición imprescindible para amantes de la lectura en general.
El juego de Ender, la película
El 8 de noviembre se estrenó en la gran pantalla la adaptación de la novela de la que os acabo de hablar. Teniendo como director a
Gavin Hood –al que habréis visto dirigiendo
X-Men Orígenes: Lobezno– y como protagonistas a
Harrison Ford, en el papel de coronel Graff, y a
Asa Butterfield como Ender Wiggin, la trayectoria del éxito de esta película se podría catalogar como "un viaje accidentado". Ya sabemos que cuando se traspasa del papel al celuloide depende qué títulos, la presión que hay tras la obra escrita es demasiado poderosa como para terminar aprobando la adaptación realizada en el cine. En muchos casos, esta adaptación no es tal, sino una mera inspiración como pasó con la película
Wanted, que en nada se parecía al cómic de Mark Millar. En este caso
ha habido una gran cantidad de gente que dice haber disfrutado con la película, y otro porcentaje de aquellos que se han ido decepcionados a casa.
Esto en mi humilde opinión, creo que tiene dos explicaciones. La primera es en la que me imagino que las personas que se han ido contentas a casa se sitúan claramente entre las que no se habían leído el libro y por lo tanto han aceptado como una película palomitera más la historia de Ender Wiggin. La segunda, los que sí se lo habían leído pero quizás no les había llegado a entusiasmar y, ahora en la película, poniéndole rostros famosos a los personajes han sido capaces de adentrarse un poco más en la historia de Card, o directamente son personas que habían leído el libro hace ya demasiado tiempo, por lo que no recordaban todos los detalles o que quizás han decidido hacer caso omiso de él y disfrutar simplemente con el tiempo de metraje. Con esta parrafada me refiero a que en realidad la película, si la vemos como tal, algo independiente que no está inspirada realmente en el libro, puede llegar a ser una cinta que nos haga pasar un rato entretenido. Veremos un montón de efectos especiales y la interpretación de Asa Butterfield como Wiggin nos dejará con la mandíbula realmente dislocada.
“La presión que hay tras la obra escrita es demasiado poderosa”
Ahora bien. El que se ha leído el libro recientemente o realmente aprecie la obra de Card como
uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción, podrá perfectamente adivinar lo que voy a mencionar en las siguientes lineas. Para mi gusto a la cinta le falta "algo". Y esto precisamente es todo lo que os he comentado antes en la breve reseña del libro. Lo que realmente le da peso a la historia es conocer los pensamientos de Ender, cómo llega a convertirse en lo que todos quieren jugando con la ambición y la competitividad de un niño pequeño que en realidad, únicamente quiere sentirse querido, aceptado y superarse así mismo. Si en la película esto no queda meridianamente claro, estamos teniendo un problema de base y de concepto y es que la película en sí no tiene objetivo ni final. Sí, como ya he dicho se puede pasar un rato divertido en el cine, pero no puedes tener la impresión de que a quien estás viendo es a Ender Wiggin salvo, claro está, que te centres únicamente en la interpretación del actor, que es realmente magnífica.
En cuanto a los entornos representados en la película, como es la casa de los Wiggin, la Escuela de Batalla, la Sala de Batalla, los uniformes, las naves de la flota insectora, la visión del planeta de origen de los alienígenas e incluso la forma en la que están representadas las estancias y las galerías del Centro del Alto Mando, son realmente impresionantes. Todo está milimétricamente representado para que nos metamos de lleno en esa civilización del futuro que puede llegar a ver todas esas maravillas. Y de hecho, hay algo que me gustaría comentaros porque creo que es un punto positivo para la película, aunque pueda sorprenderos.
Como bien recordaréis en la Sala de Batalla, distintas cajas se disponían alrededor de la zona de combate para poder practicar distintas estrategias con las escuadras que tenían que competir. En el libro, según recuerdo, eran simples cajas de madera o compartimentos estancos de cargamentos, que se utilizaban para las prácticas de tiro y de cobertura. Desde un principio, como bien se puede ver en la película,
Ender y Bean son los primeros en adaptarse al sistema de gravedad cero y en orientarse a la hora de moverse por la zona de combate, ya que deducen que lo que tienen que tener en mente es que la puerta del enemigo está "abajo". Por esta regla de tres, el escritor te deja a las claras que en realidad toda la sala está oscura, como bien se dice en el libro, con algunas estrellas que pueden llegar a representar la zona del espacio, pero sin nada realmente visible que pueda servir como punto de referencia. En la película, si os fijáis, la Sala de Batalla está justo en el centro de la Escuela, construida a partir de una estructura de cristal transparente a través del cual se puede ver a las escuadras combatir y desde donde se puede ver la escuela a su alrededor. Como comprenderéis, tener edificios a la vista en la Sala de Batalla les habría permitido a todos los miembros de las escuadras poder orientarse correctamente, por lo que la muestra de ingenio y habilidad por parte de Bean y Ender no tendría sentido. Sin embargo, bien puedo decir que pensando en que la película tiene que ir dirigida para todos los públicos y que en realidad es muy complicado mostrar lo que sucede en el interior de la Sala de Batalla y demás, no me ha parecido mal que lo mostrasen de esta forma, por lo que creo que es uno de los detalles positivos que hay que tener en mente cuando veáis la película.
Por otro lado, creo que quizás se ha invertido demasiado en contratar a actores que quizás cuesten un pastizal en vez de haber prestado más atención a la historia principal, a la relación de Ender con sus otros compañeros, con su hermana, y directamente con las visiones que tiene en el Sueño del gigante y el País de la fantasía, ya que se entremezclan distintas cosas para acortar todo el trayecto que recorre el protagonista en el libro, a cambio de que la historia no llegue a sobrepasar las dos horas de rodaje. Es cierto, en realidad lo que hay que contar de Ender está contado, pero es posible que haya libros que no sean perfectos para su representación en la gran pantalla, más que nada por lo que os he comentado en la reseña del libro. Creo que es una obra para pensar y para ir digiriendo poco a poco la forma en la que se va quebrantando la voluntad y la entereza de Ender haciéndolo más duro, más frío y calculador hasta que al final toma la única decisión que nadie salvo él con su adiestramiento habría sido capaz de tomar (que conste que no voy a dar spoilers, el que no se haya leído el libro o no se haya visto la película que lo haga, porque aquí no va a encontrar respuestas.). Por esta razón, el impacto final no es igual que cuando lees el libro, como lector te sientes sobrecogido, como espectador simplemente ves la reacción que podría tener un niño de su edad. Nada que ver a la reacción que el Ender Wiggin de Orson Scott Card tiene al final de la historia. Ya que como todos sabemos, los libros de Card siempre suelen tener sorpresa al final.
Dicho esto no me queda más que aclarar como siempre que esto que he escrito hoy aquí es únicamente mi opinión. Lo divertido precisamente es que no todos opinemos igual, por lo que animo a todo aquel que no esté de acuerdo conmigo en que pruebe por sí mismo a leer y a visionar la historia de Ender para así poder decidir si estoy en lo cierto o no. Por mi parte únicamente puedo decir que al libro le pondría una matrícula de honor pero que a la película únicamente le pondría un aprobado por los pelos.
por Cyram
diciembre 19, 2013
5 comentarios
Excelente y muy completo artículo ^^ el libro ya lo leí hace tiempo, pero me has animado a ver la película...
En cierto modo, es una experiencia triste porque aunque Card tiene un par de obras que no están mal, él, como persona, me repugna, y esto tiñe la experiencia con algo de amargura...
"El juego de Ender", junto con "Traición" y "Esperanza del Venado" es una de sus mejores novelas.
Reconozco que cuando me enteré de la ideología que profesaba Card y que incluso ha llegado a participar en mítines y en otros actos de protesta contra ciertos colectivos... me dio mucha rabia. Si tienes un escritor que te cae bien a parte de escribir bien, la obra en general se te queda como un gran referente. Mira el caso de Rothfuss, Brent Weeks o Abercrombie. Gente divertida, simpática y agradable. En ocasiones incluso entrañables. De esos que no se cortan a la hora de contestarte a las preguntas de una entrevista e incluso te dan detalles de más que ni tan siquiera les has llegado a preguntar. Pero en fin... supongo que tiene que haber manzanas podridas en todos los barriles. Lo importante es que no proliferen. xD
Sobre la peli... ya te digo, no es una mala peli, se limita a existir. xDD Yo haría cambiado un H.Ford y un B.Kingsley por dos personas desconocidas y habría invertido más recursos en otras cosas, pero en fin. ^^ A lo mejor por eso yo soy quien soy y no estoy en Hollywood haciendo pelis, quien sabe. xD
Gracias por pasarte a comentar Nyarla. *.*
haha cierto... por una parte, uno sabe que lo que importa al fin y al cabo es la obra, no la ideología de quien la escribe; Lovecraft mismo era muy racista - aunque él por lo menos tenía cierta excusa por su contexto histórico y social - y tantos otros autores tenían opiniones polémicas similares. Por otra, cuando conoces este tipo de posicionamientos suyos, no puedes evitar leer sus libros bajo otra óptica.
Pero bueno, lo dicho, el Juego de Ender es un clásico imprescindible, y era inevitable que tarde o temprano lo adaptaran al cine; por lo que dices, los defectos de la película son perfectamente llevaderos. A ver si la puedo ver pronto ^ ^
La verdad es que leí el libro apenas unos días antes de ir al cine y me encantaron los dos. Quizás es porque, una vez que has visto unas cuantas adaptaciones, aprendes a concebir ambos como formas de expresión completamente distintas, a apreciar lo que te puede dar cada uno y a aceptar lo que no. Reconozcámoslo, Ender habría sido muy distinta dependiendo de si la hubiera dirigido Ang Lee, Haneke, Michel Gondry o Kim Ki-duk... pero sabemos que eso, simplemente, no va a pasar. Que hay que ser realista y que Ender iba a ser, precisamente, lo que ha sido. También debo decir que, con un libro, soy muchísimo más exigente: requiere de mucho más tiempo y siempre espero más. En la película me gustó mucho cómo se resolvieron los simuladores (agradezco la brevedad en la Sala de Batalla) y, por supuesto, estoy fascinada con Asa. Merece la pena verla solo por él (y eso que su doblador era nefasto. Lo calificaría como uno de los peores doblajes de mi vida. Realmente me sacó en ocasiones su voz robótica). Por último, diría que es imprescindible en el arte (cualquiera y de cualquier época) distanciarse del autor y apreciar la obra por sí misma. Rothfuss nos cae bien a todos, pero su tercer libro tendrá que estar a la altura por méritos propios. Si no está bien resuelto, dará igual que sea majo o no. Lo mismo al revés. Creo que la obra tiene que estar por encima de todo lo demás y es lo que queda, al final de todo.
Me gusta mucho como redactas y organizas el análisis tanto de la película como de la saga. Excelente artículo. Me has convencido de leerlo. Bueno, ya pensaba leerlo, pero ahora estoy más convencida.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.