Título original: Midnight Tides. A Tale of the Malazan Book of the Fallen.
Edición: 800 págs. Debolsillo, febrero 2014.
Disponible en ebook: Sí.
Precio: 14,95 € (bolsillo) / 12,95 € (electrónico) / 27,95 € (rústica con solapas).
Traducción: Marta García Martínez.
Temática: Fantasía épica.
Correlación: Quinta entrega de "Malaz: El libro de los caídos".
El mundo de Malaz, gestado por
Steven
Erikson y
Ian C. Esslemont durante los ochenta, sirvió como escenario para
campañas de rol y evolucionó hasta una serie de novelas, la saga de
“Malaz: el libro de los caídos”, que Erikson escribiría en
solitario a partir de aquel material creado conjuntamente. Pronto sus
libros se convirtieron en un gran éxito de ventas y crítica a nivel
mundial, y en un referente en cuanto a literatura fantástica adulta
de calidad. No sería, sin embargo, hasta 2009 que triunfarían
también en España, de la mano de
La Factoría de Ideas, quien
entonces editó su primer volumen,
Los jardines de la luna. La astucia de La Factoría al recuperarla tras la fallida edición anterior de Timun Mas y ofrecerla
en un formato y una publicidad adecuados dicen mucho acerca del hecho de que una obra que no vende bien depende en mayor medida, además de su calidad, del enfoque que le
dé su editorial. Desde 2009, La Factoría ha publicado
puntualmente los siguientes volúmenes, intercalando recientemente los
pertenecientes a la saga “Malaz: el Imperio” de Esslemont, de cuyas dos primeras entregas,
El regreso de la Guardia Carmesí y
La noche de los cuchillos, ya hablamos.
“Malaz es exceso, en positivo. Más historia que casi ningún otro libro del género”
Mareas de medianoche es un volumen clave y a la vez inusual dentro de la saga. Siguiendo con
su grandilocuencia habitual,
Erikson lo usa para introducir no un
puñado de nuevos héroes y localizaciones, sino un continente entero,
el de Lether, y lo hace narrando unos hechos que tienen lugar antes
de lo sucedido en la primera entrega,
Los jardines de la luna. Uno
de sus protagonistas,
Trull Sengar, el Tiste Edur, lo encontrábamos a la orilla del mar Creciente rechazado por su tribu, al
principio del volumen cuarto. ¿Cómo llegó allí? Parte de las
respuestas están en
Mareas de medianoche. Un poco
retorcido, pero es su estilo; una excentricidad cronológica
exactamente de la clase de las que abundan en Malaz y que sus fieles
seguidores hemos aprendido a amar, quizás con un toque masoquista.
Uno adora los miles de momentos en que, leyendo, se encuentra
pensando “no me entero de nada”. Forma parte de su encanto, este modo de contar una historia a partir de pequeñas piezas
dispersas que tienes que montar mentalmente para ver cómo encajan.
Algo así como un método narrativo arqueológico.
La trama es quizás algo más simple –en cuanto a menor cantidad de subtramas– que la de los volúmenes
anteriores. Resumiendo, en el continente de Lether hay dos grandes
culturas enfrentadas; por un lado los nativos Tiste Edur
(emparentados con los Tiste Andii), una raza ancestral no humana; por
el otro, los humanos del reino de Lether. Los primeros, que en su día
fueron conquistadores, llevan milenios viviendo en estas tierras; son
un pueblo primitivo, cerrado, aferrado a sus tradiciones y en franca
decadencia. Los segundos, industriosos, sofisticados e imperialistas,
les han ido usurpando sus tierras poco a poco, por medio del engaño,
la traición y la fuerza. Ni más ni menos que el típico escenario
de un choque entre culturas, como el que protagonizaron los colonos
americanos y los nativos. La cultura más “débil” (la más
resistente al cambio, aquella cuya tecnología y capacidades
militares y económicas no pueden compararse a las de la fuerte) se
ve invadida y despersonalizada, lentamente corrompida. De este modo,
los Tiste Edur ven como sus tribus periféricas, las colindantes al
imperio humano, van perdiendo su personalidad, asimilándose a aquel,
tomando sus costumbres. Parece un proceso imparable hasta que surge
de entre los Edur un gran líder que intentará invertir la
tendencia; el Rey Hechicero, que ha unido a las tribus y planea
llevarlas a la guerra. Antes de emprender su campaña definitiva, el
Rey envía a los hermanos Sengar a recuperar una espada perdida cuyo
poder contribuirá a la victoria. Mientras tanto, entre los Letherii, Tehol
Beddict, famoso por haber ganado una fortuna mediante la especulación
y haberla perdido acto seguido, aparenta ser un vago inútil que vive
en el tejado de su casa y pasa el día discutiendo con su criado;
secretamente gesta un plan para poner fin a lo que percibe como una
sociedad injusta. Sus hermanos, explorador proscrito uno, y jefe de la
guardia real el otro, se encontrarán luchando en bandos opuestos en
la guerra que se avecina.
Toda la novela gira por tanto entre
estas dos famílias: los Sengar, de los Tiste Edur, y los Beddict, de
los humanos. Ambas verán cuestionadas sus lealtades; por los demás
y por sí mismos. Un hermano contra otro; la locura de Rhulad Sengar,
de la mano de su siniestro patrón, en contraste con la sensatez de
su hermano Trull, o la fidelidad a prueba de bomba de Brys Beddict y
la duplicidad de Tehol. Como es muy propio de Erikson, el libro está plagado de personajes memorables (los dos grupos de hermanos, el Ceda, los soldados de la Guardia Carmesí); ciertos roles se
repiten a lo largo de la saga (personaje hiperpoderoso oculto bajo
una apariencia inofensiva, dioses ancestrales codeándose con los
mortales, magos y guerreros sobrehumanos), y como en todos y cada uno
de sus libros, uno puede disfrutar enormemente los diálogos cargados
de ingenio y las escenas de desbordante fantasía. Quizás se haga un
poco raro que todos, desde el mendigo más zarrapastroso hasta el
sabio más encumbrado, hablen con una misma agilidad, o uno se puede
encontrar preguntándose como, ante tanto poder desatado, ha logrado
este mundo sobrevivir al paso de las eras. Es
fantasía, es ficción, y algunas preguntas sobran. En resumen, "Malaz" es exceso, en
positivo. Más magia, más épica, más humor, más poder, más
sangre, más personajes, más criaturas, más historia que casi
ningún otro libro del género. Hay que leer "Malaz" o morir en el
intento.
por Nyarla
febrero 07, 2014
5 comentarios
Malaz siempre te pide más, al menos a mi.
Por cierto, muy buena reseña ;)
Buena reseña ;)
¡Que ganas de tenerlo para seguir con la saga! A mi me encantan estos saltos temporales que te dejan descolocado, como al comienzo de La casa de cadenas 8)
Cierto es, el inicio de Casa de Cadenas te deja totalmente desconcertado... hasta que poco a poco van encajando las piezas del puzzle.
Yo todavía tengo pendiente unirme a los fieles a Malaz. Con estas reseñas me dan aún más ganas. xD
Para entrar en Malaz hace falta tener cierta tendencia al desequilibrio, al caos. Es como disfrutar del surrealismo o de una película de los Monty Python: no sabes ni lo que estás viendo, pero cuando terminas, todo acaba extrañamente teniendo sentido. Otra más que apuntar en la lista.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.