Stephen King, el aclamado rey del
terror contemporáneo, publicó en 1977 la que pasaría a la historia
como una de sus mejores novelas,
El Resplandor, al lado de
otras piezas maestras como
Carrie,
IT o
Cementerio de
Animales. En 2013, Stephen King decidió –a
saber qué le pasaría por la cabeza– darle a aquella obra
magistral una secuela; contarnos qué había sido de
Dan Torrance, el
niño adorable que, en la versión cinematográfica de Kubrik,
veíamos recorrer los pasillos del Hotel Overlook en su triciclo
(versión que, por cierto, King detestaba, como incluso nos recuerda
en el epílogo de este libro). Esta secuela es
Doctor Sueño, gracias a la cual descubrimos que
el niño ha crecido para convertirse
en un borracho violento como su padre, aunque a diferencia de aquel,
Dan Torrance, que aún posee el llamado “Resplandor” (algo así
como un poder telepático), es capaz de plantearse cambiar y buscar
la redención.
Esta búsqueda de la redención es el
eje moral del libro. Dan Torrance es un monstruo cuando bebe, pero en
AA consigue desprenderse de esta adicción y convertirse en un buen
hombre; luego, su padre queda de algún modo justificado, ya que de
haber seguido un camino similar los sucesos que narraba aquel primer
libro habrían sido mucho más pacíficos. En el tema de la lucha
contra el alcoholismo, King reviste Doctor Sueño de una nota
autobiográfica, puesto que él mismo lo combatió.
“No quedará impresa
en el recuerdo, pero entretendrá”
Volviendo a
Doctor Sueño ... Al
disponerme a leerlo reconozco que mi predisposición era negativa.
El King de las últimas décadas no es en absoluto el que fue. Ninguna de sus obras “recientes” es siquiera una pálida sombra
de las que parió en los inicios de su carrera. La última que
realmente disfruté es
Dolores Claiborne, que data de 1993,
cuando ya se notaba una clara desaceleración en la calidad de sus
novelas. De entre las recientes podemos citar
Cazador de Sueños (2001), que es quizás la mejor, y tal vez
La cúpula (2009)
que, aún estando bastante mal escrita y conteniendo infinitos
errores de coherencia interna y personajes poco creíbles, es
entretenida.
Corazones en la Atlántida (1999) es un desastre,
22/11/63 (2011) es poco original (explotando un tema, el del
viaje en el tiempo, al que King no aporta nada, con un final más que
previsible) o
Blockade Billy (2010),
Duma Key (2008) y
Joyland (2013), que son mediocres en el mejor de los casos.
Sabiendo que esta tendencia a peor está
bastante contrastada, ¿para qué seguir leyendo lo que va
publicando? La respuesta es simple: esperanza. El
“ahora quizá sí”, el deseo de que nos sorprenda completamente
y, esta vez, su nuevo trabajo nos recuerde aquellos primeros que nos
gustaron tanto, que nos gustaron por lo menos lo suficiente como para
inspirarnos una fe inquebrantable en que algún día repetirá el
truco y tendremos otro Bill el Tartaja, otra Bev, otros Stan, Eddie,
o algún Cujo o Pennywise con el que estremecernos.
De momento, tenemos Doctor Sueño,
y otra vez no lo ha conseguido. No es, de
hecho, una mala novela; como casi absolutamente todo lo que escribe
este hombre, de lo mejor a lo peor, se lee muy rápido. Su lenguaje y
su forma de narrar, por más que se alargue muchas veces
innecesariamente, es claro y directo. La historia tiene cierto
gancho, pero creo que lo desaprovecha bastante. Todo en este libro es reutilización de
viejos conceptos e ideas. Los niños con poderes mentales. Las vidas
destrozadas por progenitores problemáticos. Los villanos que quieren
a este tipo de niños para drenar su poder con algún fin oscuro. El
hecho mismo que sea una secuela. Además, tenemos un elenco de
personajes prototípicos de King, los que podemos encontrar en
cualquier libro suyo. El protagonista es un treintañero de clase
media, bebedor, sin estudios superiores, honrado, hábil en varios
campos de conocimiento “útiles”, socialmente distante y con
sorprendentes cualidades de liderazgo que emergen en el momento
necesario, solo que esta vez posee además poderes telepáticos. Se
instala a vivir en una comunidad rural, bastante cerrada, donde vive
una anciana señora de convicciones firmes y bastante modernas,
valiente y capaz; hace amigos rápidamente, pocos pero fiables, gente
sencilla que cuando llegue la adversidad se pondrá de su lado y
arriesgará su vida por él. Entre ellos destaca un hombre de edad
avanzada que ejerce de figura paterna sustitutiva.
La figura central es obviamente Dan
Torrance, y llegado cierto punto de la narración, entendemos que
el destino lo ha traído a este pueblo para que ayude a una niña,
Abra Stone, que posee el mismo tipo de poder que él solo que a un
nivel mucho más elevado. Hasta que llegue el momento de ayudarla,
Dan trabaja como enfermero en un centro de cuidados paliativos para
ancianos terminales, a los que hace más fácil la muerte con la
ayuda de sus poderes; por ello le conocen como "Doctor Sueño".
Pero ¿qué amenaza a Abra Stone? Y
aquí King falla: no es un IT, no es un Randall Flagg, no es un
zombie surgido de un cementerio de animales ni una enfermera loca. Son los Demonios del Vacío, que se hacen llamar "El nudo verdadero," son una especie
de tribu de seres anteriormente humanos que se alimentan del poder
(el resplandor) que algunos niños (como Dan y Abra) poseen; viajan
como una manada de jubilados a través de américa, raramente
estacionados mucho tiempo en el mismo sitio. Su aspecto es
completamente vulgar; montan en caravanas, visten con ropa del
Wal-Mart y están orondos, hablan de sus nietos y de sus perros y de
sus viajes sin parar. No parecen una amenaza, y para la mayoría no
lo son, puesto que solo devoran a quienes poseen el poder. Su líder,
Rose La chistera, nos la presenta King como un ente formidable,
temible, un oponente terrorífico.
En ningún momento del libro me
transmite, ni ella ni ninguno de sus acompañantes, ninguna sensación
de temor. Es más, en algunos puntos llegan a resultar patéticos. Es
justo conceder que
no es fácil crear un buen antagonista, y mucho
menos uno que esté a la altura de los que solía crear en sus buenos
años; pero ¿Rose La Chistera? Muy mediocre. Parece obvio, pero no
basta con decir “es la reina arpía del castillo del infierno”
para que nos creamos que es pavorosa. Hay que rodearla –a ella y a
sus acompañantes– de un aura de terror, y eso no se consigue.
Hay dos aciertos sin embargo en
relación a los Demonios del Vacío; uno es su caracterización. Es
ocurrente darles este aspecto tan anodino, sugerir que tras una
fachada inocente puede ocultarse la mayor perversión; es una clase
de sugerencia que dan absolutamente todos los autores de terror a sus
personajes malignos, pero aún así es interesante. El otro es el
hecho de que entre sí se traten como una auténtica comunidad, que
pese a ser criaturas “oscuras”, existan lazos afectivos entre
ellas. Eso potencia la imagen de “especie a parte” que King
quiere dar: una sociedad de depredadores oculta tras la sociedad.
La historia en sí por tanto es simple. Dan Torrance llega empujado por el destino (una constante en la obra
de King; el destino, o los vientos que soplan de la Torre Oscura,
empujando a la gente al camino adecuado) a una zona rural
donde tiene que proteger a una niña dotada de unos poderes muy
parecidos a los suyos de unos depredadores que tarde o temprano irán
a por ella. El desarrollo es simple (y no plantea en realidad ningún reto), el final es previsible y los
personajes son, buenos y malos, completamente olvidables. Todo
aderezado con todos los tópicos King: manía persecutoria (o sello
de identidad) en señalar las palabras que decoran cada puñetera
camiseta que aparece en la narración, frases ocurrentes o no que en
otras de sus novelas cumplían una función pero que aquí no sirven
de nada; peso del destino, vincularlo todo con otras de sus novelas
(esta la vincula con Jerusalem's Lot y con Carrie; de algún modo se
sobrentiende que Carrie también era uno de estos niños con
“Resplandor”, y los comentarios acerca del mal carácter de Abra
y lo mal que combina con sus poderes recuerdan al estallido de ira
destructiva de aquella).
Animo, sin embargo, a la gente a
leerla; una mala novela de King –y esta no es de las peores–
sigue siendo mejor que muchas de las que otros autores publican hoy
en día. Podrá no sorprender, y no quedará impresa en el
recuerdo, pero entretendrá. De momento nos ha confirmado que el "Rey
del terror" es, de hecho, un rey destronado. Si acabará reclamando el
trono algún día o no, ya lo veremos. De momento algunos seguimos a
la expectativa.
Información adicional
Terror Literatura Novela
Doctor Sueño.
(Doctor Sleep).
Traducción de José Oscar Hernández Sendín.
Plaza & Janés, noviembre de 2013.
608 páginas.
Disponible en ebook.
24,90 € (rústica con solapas), 12,99 € (electrónico).
Lectura independiente.
por Nyarla
marzo 27, 2014
comentarios
Me quedo con la última parte: "Animo, sin embargo, a la gente a leerla; una mala novela de King –y esta no es de las peores– sigue siendo mejor que muchas de las que otros autores publican hoy en día". Quisiera saber quién es el autor que ha destronado a King, pues no conozco muchos de este género. ¿John Ajvide Lindqvis? ¿O algún otro? ¡Saludos! =)
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.