Si los géneros literarios fueran países el fantástico incluiría todas las geografías, todas las meteorologías y todas las faunas y floras posibles. No estoy seguro –pero no niego ni afirmo– de que se pueda decir lo mismo de otros tipos de literatura y, por supuesto, el solapamiento –el contrabando, mejor– entre fronteras imaginarias está a la orden del día. Hay, claro, territorios cartografiados hasta la saciedad y otros en los que nadie se ha aventurado antes, a menudo con buenos motivos. A veces pienso que los lectores compulsivos –¿obsesivos?–, sentimos ese país como nuestra segunda nacionalidad. Y claro, cuando visitas un lugar repetidamente no siempre buscas ver los mismos escenarios ni disfrutar de las mismas gastronomías… Yo soy de los que disfrutan sin problemas con un buen Doble Whopper en el Burger King (comentario no patrocinado). ¿Veis por dónde voy? Pero dejemos las metáforas a un lado.
Como hace Alfredo Álamo con buen resultado, por otra parte, con esta primera entrega de "La guerra de los hambrientos".
En Tormenta asistimos a los primeros actos de "La guerra de los hambrientos" con una historia ambientada mayormente en Valencia y centrada, sobre todo, en presentar a los que serán sus protagonistas adolescentes: la aprendiz de maga Diana, el grafitero Ángel con un recién descubierto don para acceder a cierto tipo de magia, y su amigo Toni, un chaval superdotado que pasa las noches hackeando bases de datos internacionales. Es un buen equipo y la dinámica entre ellos funciona, sobre todo gracias al papel de Diana como habitante del mundo mágico oculto que convive a escondidas con nuestra realidad. Será Diana, entre otros, quien sirva de guía por este mundo oculto y será de su historia (y de la de sus padres) de donde surjan las subtramas de fondo de la saga.
“Álamo sabe lo que quiere explicar, su propósito es entretener [...]”
El planteamiento de esta fantasía urbana es casi minimalista, sin perder tiempo explicar nada que no sirva para hacer avanzar la trama o apuntalar una historia de fondo que, es de suponer, desarrollará en futuros episodios. Es una estrategia que le sienta bien y refuerza la sensación de encontrarse frente al primer capítulo de una historia más amplia que no sé hasta donde tiene pensado desarrollar. Con solo cuatro pinceladas Álamo establece el tono juvenil de la novela (me cuesta no pensar en ella como serie), presenta personajes interesantes y sugiere una mitología atractiva y un sistema de magia que, a priori, parece consistente y sobre el cual es divertido leer. Lo menos que se puede decir es que lo que hace, lo hace muy bien, tanto a nivel de prosa como de desarrollo de la narración. Entre otras cosas, se trata de
una historia divertida, llena de referencias a la cultura pop y de múltiples guiños a un Harry Potter del que podría considerarse reflejo gamberro. Aquí podría estar proyectando algo que no está ahí, pero mi sensación es que "La guerra de los hambrientos" se ríe de sí misma y que eso le sirve para ganar la complicidad del lector. Complicidad. Ahora que lo escribo pienso que esta es una de sus principales virtudes: consigue la complicidad del lector.
Puestos a ser criticones, que es por lo que me pagan (¡ja! ¡en mis sueños!), diré que el carácter de “episodio piloto” resta más que añade a la novela. Se trata de una historia con sus héroes y su villano –con nombre y apellido idénticos a alguien muy cercano a mi. Esto es un valor anecdótico y extraliterario pero se me escapaba la risa cada vez que era nombrado–, y al final el villano queda en poco más que “monstruo de la semana”, no da la talla comparado con algunos personajes secundarios que, francamente, dan más mal rollo. No da la talla, eso sí, pero lo que vemos de los efectos de su plan está muy bien descrito y es muy espectacular. Tampoco me convence la presentación inicial de uno de los personajes protagonistas y la naturalidad con la que asume, desde su primera aparición, sus contactos con la magia. En ese sentido el desarrollo del personaje es más bien brusco.
Con ciento ochenta páginas estamos hablando de una novela breve, que se lee de un par de sentadas, pero eso me parece una virtud. Álamo sabe lo que quiere explicar, su propósito es entretener, y lo consigue con creces gracias a la decisión de no inflar su novela con detalles que sólo hubieran conseguido perjudicar su ritmo y su sentido de la aventura. Es una saga que seguiré con interés. La recomiendo sin dudarlo si lo queréis es pasar un par de tardes verdaderamente entretenidas sin tener la sensación de que os toman por tontos.
Información adicional
Fantasía urbana Literatura Novela
La guerra de los hambrientos. Tormenta.
Título original en castellano.
Kelonia Editorial, marzo de 2014.
180 páginas.
11,95 € (rústica con solapas).
Primera entrega de "La guerra de los hambrientos".
por qdony
abril 22, 2014
comentarios
Lo tengo en pendientes desde hace mucho. ¡A ver cuándo puedo hacerme con él! :)
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.