Sin querer desvelar mucho y evitando la pantanosa zona del spoiler, os voy a comentar las cosas que más me han gustado de esta segunda entrega de "La era de los cinco dioses". En primer lugar, la estructura narrativa en forma especular entre circulianos y pentadrianos. En el anterior libro, la única voz cantante, el único punto de vista que teníamos era el de los todopoderosos Dioses Blancos, cansinos como ellos solos con sus rígidas normas y su estrechez de miras respecto a los Tejedores de Sueños. Sin embargo, ¿es esto así? ¿Son las únicas divinidades verdaderas? En La hechicera indómita vamos a empezar la aventura desde el punto de vista de los Dioses Negros y sus seguidores de Ithania del Sur, tan abnegados en la tarea de librar de la hejería a sus vecinos del norte, como estos en iluminar a sus hermanos del sur. Y claro, la pregunta del millón ¿Quién adora al único y verdadero panteón del continente de Ithania? ¿Los circulianos o los pentadrianos? ¿Los Blancos o los Negros?
Otro punto que no quiero dejar de mencionar, es el interesante equilibrio de poderes que aportan los Tejedores de Sueños y los Indómitos. Leiard y Emerahl son dos de los mejores personajes de la novela. El primero nos va a ir mostrando lo que aconteció en el pasado a través de los recuerdos transferidos de generación en generación mediante de la red onírica de los tejedores. Emerahl, por su parte, tiene una particular tarea personal y busca respuestas a lo largo del continente, siguiendo pizcas de información, cual miguitas de pan, dispersas a lo largo de los siglos. Me da en la nariz, y esto es una apreciación personal mía tras haber leído entusiasmada el libro, que tanto Leiard como Emerahl van a ser las dos piedras de toque sobre la que se decidirá el particular juego de ajedrez que llevan entre manos las deidades circulianas y pentadrianas. Ahí lo dejo.
La edición de La hechicera indómita sigue la pauta del anterior libro, así que en ese aspecto, los histéricos como yo de la simetría de las estanterías en las colecciones, pueden respirar más que tranquilos. Se mantiene, además, el mapa de Ithania y el glosario de términos, que es de lo más útil, ya que Canavan tiende a no describir los términos que acuña. Tampoco encontraréis erratas sangrantes, tipografías extrañas ni giros imposibles en la traducción. Importante, muy importante y bien por Fantascy.
En definitiva, La hechicera indómita nos lleva de nuevo a una convulsa Ithania, continente que se debate entre dos fuerzas divinas antagónicas que reclaman su derecho a ser adorados como los únicos y verdaderos creadores del mundo. La trama lineal del primer libro desaparece, transformando la novela en algo más rico, complejo e interesante, con nuevos personajes y nuevas líneas argumentales mucho más trabajadas que las de La sacerdotisa blanca. Desde luego, tal y como Trudi Canavan está planteando las cosas, con ese juego de espejos, con ese continente dividido cual tablero de ajedrez entre los Blancos y los Negros, se puede augurar un final de trilogía fantástico e impactante. ¿Os atreveréis a seguir a Auraya, a Rievan, a Emeralh y a Leiard en Voice of the Gods? ¡Yo desde luego no pienso perdérmelo!
3 comentarios
De Trudi Canavan he escuchado distintos comentarios. Hay a quienes le encantan sus libros y a quienes no la quieren ver ni en pintura. Después de esta reseña... lo cierto es que tengo curiosidad por ver qué tal son estos libros. Aunque los primeros puedan ser un poquito flojos o meramente introductorios, si tanto te ha gustado este, quizás pueda ser una buena futura lectura. Qué pena que los días no tengan 48 horas y vivamos mil años... porque con la de cosas que hay por leer...
Trudi tiene un único problema: es Trudidimensional. Es decir, sufre del síndrome de Dan Brown: lees la sinopsis de sus libros y parece que vas a terminar leyendo la misma mierda que te tragaste en las siete entregas anteriores y, curiosamente, aciertas. Pero ya no puedes hacer nada porque te lo has leído entero. Pero en esta saga ya no me pillan.
Muy buena la reseña. Yo me llevé un chasco enorme con La Sacerdotisa Blanca y no estaba segura de si seguir con la lectura pronto hasta que he leído tu entrada!
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.