La primera novela que leo de Ismael Martínez Biurrun y me ha dejado un buen regusto en el paladar. Nunca es mala idea comenzar a seguir a un autor por una de sus últimas obras, porque sus ideas, visión sobre el mundo y estilo a la hora de contar sus historias serán muy similares. Gracias a eso, y sabiendo que la novela que nos ocupa es totalmente autoconclusiva e independiente, puede ser un buen punto de partida para conocer la producción literaria del escritor pamplonés. Un minuto antes de la oscuridad es una de esas novelas ágiles que gracias a la pericia narrativa del autor consigues terminar en un par de tardes (y no es que ese hecho sea una especie de logro buscado, sino que surge de manera espontánea y dice mucho a favor tanto del autor como de la novela).
Partiendo de esa base, en Un minuto antes de la oscuridad se reúnen diferentes géneros que juntos dan como resultado una novela como la mencionada. Un poco de ciencia ficción (el tema de los miméticos, por ejemplo), algo de género negro (la manera que tiene el protagonista de investigar los acontecimientos que le rodean, por decirlo de la forma más básica posible) y un poco de terror y distopía en la forma que tiene el autor de introducirnos en una ambiente opresivo y, literalmente, "en las últimas". Es en ese último recurso donde realmente hace hincapié Un minuto antes de la oscuridad, porque el autor consigue convertir un entorno tan familiar para muchos (las cercanías de la M-30 en Madrid) en una distopía descarnada, donde el peligro y la sensación de que algo puede en cualquier momento explotar por cualquier parte está a la orden del día. Pero no se queda ahí sino que la manera en que el autor relata los acontecimientos o describe las acciones de los personajes da en ocasiones giros argumentales que el lector no espera. Por no decir de ese futuro que parece probable gracias a las consecuencias del día a día, ¿llevado al extremo, posiblemente? Nunca lo sabremos, pero si llega en algún momento, podremos decir aquello de "mira, eso salía ya en la novela de Biurrun".
La mezcla de géneros, que anteriormente hemos dicho que era la ciencia ficción, la novela negra y el terror, es uno de mis recursos preferidos a la hora de probar cosas nuevas en una novela. Es un tema que considero funciona muy bien si el autor consigue darle el toque de atención que se merece, y Martínez Biurrun ha conseguido superar la nota con esa heterogénea mezcla donde la ciencia ficción de los miméticos, el pavor que produce la presencia de esos hawaianos (y que sirve como llamada de peligro y amenaza para los personajes, funcionando como un símbolo y una metáfora), y la trama de conspiraciones e investigación se dan la mano (tranquilos, no ha sido ni será desvelado ningún detalle para no estropear la experiencia lectora). Particularmente, creo que ninguno de dichos elementos consigue sobrepasar a los otros, hay un equilibrio bastante notable sin que podamos llegar a decir cosas como "es una novela de ciencia ficción pero con cosas de miedo" o "una novela de terror con algunos elementos a lo Philip K. Dick". En absoluto, Un minuto antes de la oscuridad son los tres al mismo tiempo, indivisibles, dando como resultado un género mixto sumamente entretenido, un ejercicio mental para aquel lector que busca experiencias nuevas y no se terminar de lanzar a por las novelas que no se encuadran fácilmente en ningún género concreto. Pero es una novela, simplemente, donde hay personajes, situaciones que los llevan al límite, y en definitiva, una historia que un autor determinado ha querido contar, sin etiquetas y sin distinciones de ningún tipo.
Ciencia ficción Terror Ltieratura Novela
Un minuto antes de la oscuridad.
Fantascy, febrero de 2014.
320 páginas.
Disponible en ebook.
16,90 € (rústica con solapas), 7,99 € (electrónico).
Lectura independiente
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.