El pasado domingo 11 de mayo asistimos a una mesa redonda titulada Bart Simpson y Meryl Streep hablan español: los entresijos literarios de la traducción audiovisual. Como ya sabéis por la gran cantidad de entradas en las que hemos comentado el doblaje de algunas películas y series así como la traducción de algunos libros y cómics, consideramos que sería interesante asistir a esta mesa redonda presentada por Violeta Ruiz Arcas y Alicia Martorell, y en la que María José Aguirre de Cárcer como traductora de la famosa serie Los Simpson (además de Futurama, Perdidos, Glee, Ley y orden, Acción criminal, Expediente X, Melrose Place, Entre fantasmas, Nymphomanyac, Al encuentro de Mr.Banks, El llanero solitario y Aprendiz de brujo, entre otros muchos títulos), y Natalia Gascón Schäfer, traductora de Meryl Streep en la última película Agosto (además de Jacuzzi al pasado, El pequeño Nicolás, Sutther Island, Mein Führer, Arthur y los Minimoys o Buenas noches, y buena suerte), nos pondrían al día de los entresijos de los traductores y su mundillo. Como en la anterior ocasión, el acontecimiento se celebró en el edificio de la Asociación de la Prensa de Granada, solo que en esta ocasión nos encontramos con que la mesa se realizaría en el patio, con un gran monitor al lado del antiguo pozo.
Violeta Ruiz Arcas y Natalia Gascón Schäfer.
Debo reconocer que me sorprendió encontrar a tantas personas asistiendo a algo relacionado con la traducción, mucho más teniendo en cuenta que en España no somos famosos por tener un buen nivel en cuanto a idiomas se refiere. Hubo alrededor de treinta asistentes aproximadamente, muchos de ellos armados con un buen lápiz y su correspondiente bloc de notas. Tras una presentación inusual en la que una chica se colocó frente a la mesa y se dedicó a hablar en representación de ACE Traductores –que eran los que habían apalabrado el evento–, se introdujo a las correspondientes presentadoras de las ponentes y empezaron a preguntarse diversas cuestiones entre sí. Algunas de ellas fueron bastante interesantes, como por ejemplo qué diferencia había a la hora de trabajar en la traducción de una película o una serie, cómo se podían encajar algunas expresiones propias de otros idiomas al español –véase el ejemplo del personaje de Bart cuando dice «multiplícate por cero»– y la forma en la que los diversos estudios mandan el material a la empresa de traducción.
En cuanto a esta última pregunta, nos mostraron mediante el uso de la televisión, una prueba de cómo la traductora de Meryl Streep en la película Agosto había tenido que trabajar. Aparecía la duración del metraje en la parte superior e inferior, también nos explicaron que los estudios suelen mandar estas copias con muy mala calidad, a veces en blanco y negro y en ocasiones no les llegan a mandar una versión definitiva de la película, por lo que tienen que ir modificando la traducción a medida que les van mandando nuevas partes del metraje.
Evidentemente, todo esto dio pie a otras preguntas como fue el caso de la labor que debe realizar el traductor a la hora de sincronizar los subtítulos con la dicción de los personajes de cualquier medio audiovisual. Según nos comentaron las dos invitadas, ellas suelen mandar en un archivo todos los subtítulos, realizando anotaciones al margen sobre lo que significa la frase, a qué se refiere y todo tipo de detalles que puedan servir de utilidad al departamento de traducción del estudio a la hora de insertar los textos en la película. Como era inevitable, surgieron también a colación las webs de aficionados que se dedican a subtitular los capítulos de series famosas. En este caso las dos invitadas se pusieron de acuerdo en afirmar, que como internet ha revolucionado la velocidad a la que se exigen las traducciones, las webs de aficionados normalmente les quitan a ellas mucho trabajo y desmejoran sensiblemente la calidad de los trabajos finales, porque muchos de ellos no son profesionales.
Aprovechando que había surgido el tema de la pésima traducción de Harry Potter, nos estuvieron explicando también que cuando un traductor se enfrenta a la traducción de una obra escrita, o a la adaptación en película que se hace de un libro, tienen que tener un exquisito cuidado a la hora de darle a los personajes la entonación adecuada. Por ejemplo, si tienes a un personaje que proviene de una región recóndita de Irlanda, necesariamente tendrás que adaptar esa forma peculiar de hablar a algo que se parezca mínimamente a lo que tus oyentes, o lectores, conozcan en su propia cultura o su propio idioma. Es prioritario no caer en vulgarismos, pero es conveniente tener un conocimiento amplio de las diversas culturas del lugar para el que estás traduciendo para que luego el sonido o los subtítulos no rechinen en la cabeza de los espectadores o, en este caso, de los lectores.
Para finalizar, varios de los asistentes hicieron otras preguntas como «¿quién es el que da la idea para cambiar o adaptar los títulos de algunas películas?» o «¿cómo se suele tarifar una traducción audiovisual?». En cuanto a la primera cuestión, la respuesta fue que es el departamento de marketing del estudio o de la distribuidora, dejando bien claro que en ningún momento el traductor interviene en ese proceso de selección. Como mucho les permiten dar alguna que otra sugerencia que normalmente –según dijeron con resignación– suele ser ignorada. En cuanto a la segunda pregunta, contestaron de diversas maneras. Hay quien dijo que si es para traducir a español, se puede llegar a cobrar por palabra, en otras ocasiones se puede cobrar por minuto de metraje y otras veces incluso por segundo. Dependiendo de la empresa que se ponga en contacto contigo, la distribuidora, el estudio y mil factores que no se podían explicar en el breve tiempo que duraba la charla.
Como mi impresión personal, debo decir que me sorprende que los actos realizados en el edificio de la Asociación de Prensa de Granada estén tan mal organizados. No sólo no les funcionaba la mitad de los micros, sino que para poder activar el volumen del televisor para que todos lo oyésemos, tenía que estar acercándose la bedel para ir activando o desactivando el micro colocado frente al altavoz del televisor. Abrieron tarde las puertas, con lo que eliminaron unos diez minutos del tiempo de la mesa redonda y además no paraban de abrir y cerrar las puertas de cristal que podían hacer de aislante del sonido del tráfico del exterior, llegando incluso a charlar entre sí entorpeciendo a los que estábamos en las últimas filas. Esto sumado a que algunos de los asistentes parecían estar más interesados en mirar el móvil, reírse entre ellos y en parlotear sin cesar mientras alguna que otra chica abría y cerraba incesantemente un bolso unido con velcro –con el consiguiente ruido infernal que resonaba por todas partes–, dio como resultado una charla complicada difícil escuchar. Había que hacer tremendos esfuerzos por entender lo que decía una de las invitadas, más concretamente Natalia Gascón Schäfer, por el tono de voz tan suave que tenía, pero era algo que a los asistentes parecía no importarles en exceso. Una conferencia interesante, que podría haber dado mucho más de sí, de haberse realizado en otro lugar –otra de las salas del edificio, por ejemplo– y si hubiesen tenido un poco más de tiempo para explicarse.
0 comentarios
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.