Hace unos meses, la librería Gigamesh inauguró en Barcelona su nuevo local; poco después recibía a Neil Gaiman, uno de los mayores autores vivos. El pasado lunes cuatro de agosto recibió a otro igual de legendario: Tim Powers, maestro y precursor del steampunk, quien tras una breve charla con los medios firmó ejemplares de sus obras desde las cinco hasta las siete de la tarde.
Llego a la calle Bailén cerca de las cuatro y cuarto: la tienda aún está cerrada y ya hay cola. Se oye la clase de charla previsible cuando se unen unos cuantos devotos: últimas series que uno está siguiendo, comparaciones entre el trabajo de tal y cual dibujante al frente de ciertas colecciones, libros que han ingresado recientemente en «la pila», y las preferencias personales de cada uno en cuanto a la obra de Powers. ¿Se disfrutó más con La fuerza de su mirada o con Las puertas de Anubis? Es Esencia oscura una obra notoriamente primeriza y menos compleja que las otras? Quizás, pero también es de las que más me han entretenido. Es Esencia oscura, junto con Las puertas de Anubis (que para mi es la obra maestra indiscutible del autor) los que he seleccionado para la firma, aunque quizás me he pasado de comedido viendo que algunos llevan maletas enteras.
A las cuatro y media abren las puertas, el acto anterior ya debe haber terminado. Media hora de descanso en la que Powers pasea entre los estantes con Alejo Cuervo de anfitrión, y los fans ya podemos ir entrando para continuar con la cola, ahora rodeados de libros que hacen la espera más amena.
A las cinco empieza la sesión de firmas, y llega la sorpresa (para mi por lo menos; otros ya se habían enterado mediante Twitter o Facebook): Enrique Corominas también está presente y regalan un póster de su trabajo con la portada de Tiempo de sembrar piedras para que ambos lo firmen.
A estas horas la cola ya es considerable, y dado que hay más tiempo que con otros autores, avanza más lentamente. Cuando finalmente me llega el turno, recibo el póster, extiendo los libros al encargado de Gigamesh, quien se lo pasa a Powers. Poso para una foto con el autor, sigo para que Corominas autografíe el póster... y abandono la sala: unos breves segundos, un minuto como mucho, tiempo más que suficiente para justificar el par de horas de espera.
«Espero que algún día tú también seas escritora. Que nadie te convenza de lo contrario.» - Tim Powers pic.twitter.com/WP8skJFcmT
— Librería Gigamesh (@GigameshTienda) agosto 4, 2014
Y es que ese breve instante que paso cerca de Tim Powers me basta para maravillarme de su actitud cercana y singular. Autores de su talla están acostumbrados a promocionarse ante multitudes, a un nivel y con una frecuencia que parece que debería distanciarlos de sus fans, darles una apariencia mecánica cuando se encuentran en actos similares. Fan, libro, leve sonrisa o comentario escueto, firma, siguiente fan y se repite el proceso. Esto es lo que me encontré con Gaiman, Martin y Sapkowski, es lo natural, y es lo que el poco tiempo disponible requiere. Con Powers se ha seguido el mismo método pero a un ritmo distinto. Más relajado, más sonriente, menos distante. Me llevo una sensación muy agradable del encuentro, y como testimonio, su firma –invertida– en los ejemplares que le he presentado.
Ahora, ya en casa, devueltos los libros a la estantería, otra vez me planteo releer Las puertas de Anubis. Ya han sido varias las relecturas a lo largo de los años: fue uno de los primeros libros de fantasía que leí, con quizás quince años, y uno de los que más me marcaron. No es difícil ver el porqué. Se trata de una obra compleja, ambiciosa como lo son todas las de Powers, pero que a la vez es capaz de entretener como pocas y ofrecer unos personajes inolvidables (y aquí ya no todas las obras de Powers cumplen); el argumento parece delirante, y otros autores se habrían perdido intentando que tuviera algún sentido la mezcla de mitología egipcia, poetas románticos ingleses, viajes en el tiempo, magos, hombres lobo y payasos asesinos, pero Powers la maneja con una soltura que le acreditó el premio Philip K. Dick de 1984 y el Gigamesh de Fantasía en 1989. Este tipo de mezclas, no menos extremas en sus otros libros, son el sello de identidad de Powers; vistas en conjunto, suponen un universo muy característico y muy original, de gran coherencia interna, a veces casi hermética y de difícil acceso, como el de La última partida (Martínez Roca, 1993).
Los grandes autores son los que apasionan con sus obras; en este sentido, hay muchos. Si además ofrecen algo nuevo que marca el camino para generaciones posteriores, entonces además son autores trascendentes, y de estos ya no hay tantos. Powers es uno de los últimos, tras la relativamente reciente muerte de Jack Vance. Es emocionante el haberlo conocido, y el saber que tras el verano, Gigamesh nos ofrecerá una reedición de La fuerza de su mirada acompañada de su continuación, Ocúltame entre las tumbas (de las cuales ya se han presentando las portadas) y de la antología Tiempo de sembrar piedras, que es quizás lo que con más ansia espero tras catar sus relatos en El reparador de biblias, el ejemplar gratuito que Gigamesh editó para el Día del Libro de hace unos años. Ambas harán las delicias de los lectores que ya conozcan a Powers; los que no, podrán iniciarse con ellas, o escoger entre otras de las publicadas por Gigamesh, como Esencia oscura, Declara o, sobre todo, En costas extrañas, novela que inspiró (muy, muy libremente, y con poco mérito) la cuarta entrega de la saga cinematográfica "Piratas del Caribe".
Por último, Gigamesh retransmitió por streaming la rueda de prensa de la visita de Tim Powers a la librería, cuyo vídeo puede verse en este enlace.
2 comentarios
¡Qué envidia me dan estas presentaciones y los actos que realiza la librería Gigamesh!
De Tim Powers sólo tengo 'En costas extrañas'. Tengo que hacerme con 'Las puertas de Anubis' un día de estos...
Bua, a mi me habría encantado ir. Además, lo que dijo me parece algo precioso que, viniendo de él, debería servir de inspiración para todos aquellos que en algún momento nos hemos planteado esto de la escritura. A ver si para el próximo gran evento puedo ir. A este paso me los pierdo todos. -.-
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.