Cuando lo primero que ves en un cómic como Riesgo suicida es el nombre de Mike Carey (The Unwritten, Lucifer, Hellblazer, entre otros) y una portada en la que se muestra lo que parece ser un agente especial de policía y unos seres voladores al fondo –uno de ellos incluso con alas de ángel–, sabes que lo que vas a encontrar entre las páginas que sujetas no va a ser algo del montón. Es cierto, hay un dicho que dice "nunca hay que juzgar un libro por su portada", pero creo que es algo que en realidad no es aplicable a los cómics y curiosamente, en pocas ocasiones me he equivocado.
A lo largo de la historia de los cómics hemos podido ver cómo en grandes momentos de estrés, ansiedad o de tensión social, distintos escritores han tratado el tema de los vigilantes y los superhéroes como una forma de expresar su descontento con la situación política (véase V de Vendetta, donde muchos tienen a V como un vigilante que lucha contra la opresión estatal, lo que sirvió a Alan Moore para denunciar la opresión sufrida en Londres por el gobierno de la Thatcher), o bien como una forma de ofrecer una buena vía de evasión a todo tipo de personas –no solo a adolescentes– para que pudieran hacer divagar su mente por aventuras sin fin, y de paso hacer ganar una buena suma de dinero a los sellos que publican estas historias. Ciertas aventuras podrían tener su paralelismo con las que leían nuestros abuelos y padres del Llanero Solitario, el Capitán Trueno o las aventuras de Sandokán. Ahora nos gusta más imaginar galaxias inexploradas, villanos que tienen poderes mágicos y pueden llegar a devorar mundos; en otras ocasiones nos conformamos con ver sufrir al protagonista: nos gusta que sea un ser torturado, asolado por distintos miedos a los que trata de enfrentarse de forma estoica, llegando a perder por el camino gran parte de su humanidad –como Batman o el protagonista de Wanted–.
Hemos visto también otros tipos de cómic como Kick Ass, donde chicos del llamado "mundo real" también quieren aspirar a ser como sus héroes de los cómics, convirtiéndose sin saberlo, en verdaderos vigilantes. Vivimos en el boom de las películas basadas en cómics, porque hay que reconocer que es un gran filón del que tirar desde la huelga de guionistas que hizo temblar los cimientos de Hollywood. Hemos podido ver cintas sobre Thor, Iron Man, Spiderman, Los 4 Fantásticos, el Capitán América, a todos juntos en Los Vengadores y hasta se ha estrenado recientemente una sobre los Guardianes de la galaxia, para hacernos ver que todo está conectado mucho más lejos de lo que podríamos llegar a imaginar.
Por todo esto, cuando comencé a leer Riesgo suicida, me sorprendí porque el guión trataba sobre algo que no había visto hasta el momento –cosa harto difícil, exceptuando la novela de Brandon Sanderson Steelheart–. El guión nos muestra un futuro complicado en el que parece haber cambiado algo en el planeta o en la misma evolución humana, donde cada vez hay más personas que nacen con superpoderes; el problema es que esas nuevas habilidades únicamente consiguen sacar lo peor de ellas, las convierte en villanos que asesinan, roban y destruyen, creando un verdadero estado de emergencia en el que la policía es la más afectada, al tenerse que personar en todos estos crímenes de forma directa. Ahí es cuando entra en escena nuestro protagonista, Leo Winters, hablando en una sala con lo que parece ser un psicólogo. Es un policía que ha visto cómo uno de esos nuevos villanos ha destrozado a prácticamente la totalidad de sus compañeros de la central en un acto de pura violencia y depravación. Es algo que no consigue entender; cómo es posible que la ley no pueda enfrentarse a esa gente. No tienen suficiente capacidad ofensiva para pelear contra ellos. Es algo que le obsesiona, por lo que veremos a lo largo de todo el cómic cómo intenta buscar desesperadamente la forma de enfrentarse a ellos. Cree que tiene la respuesta, convertirse en un héroe como los de los cómics, para luchar contra ellos, pero quizás su solución le lleve a descubrir algo que nunca podría haber imaginado. Os aseguro sorpresa final, un guión digno de Mike Carey.
Personalmente, es uno de los cómics que más me han gustado. El dibujo de Elena Casagrande es muy detallista, por lo que tanto las expresiones de los personajes como la forma de dibujar los poderes "especiales" o "mágicos", creo que son dignos de mención. Me parece también muy interesante la forma que tiene esta dibujante de reflejar los rincones más oscuros de la ciudad, los callejones más apartados y sucios, utilizando bastante definición en los objetos que rodean al protagonista, para luego ir difuminando algunos contornos. Es como si la oscuridad se tragase los detalles de la calle, sin permitirnos descubrir qué hay más allá, salvo algún que otro esbozo de lo que podría ser un cubo de basura, una alcantarilla, o la salida a una calle principal. Salvo alguna que otra escena hacia el final del cómic, podréis ver que predomina el tono oscuro en cada viñeta. Desde que empieza hablando con el psicólogo –incluso cuando está en casa con su familia– hasta la última escena, todas las viñetas tienen un fondo verde oscuro, azul oscuro, gris oscuro o directamente negro. Creo que es algo digno a tener en cuenta porque nos dará muchos más detalles de los que inicialmente podríamos pensar de cara a entender el final del cómic.
Lo único negativo que podría decir de Riesgo suicida es el final extraordinariamente abierto que tiene, pero no lo veo como una desventaja sabiendo que es una serie regular y que en inglés han salido dos entregas más (la cuarta está prevista para febrero de 2015). Todo lo contrario, ahora lo que espero es que Aleta –la encargada de publicar el cómic– decida seguir con la serie y poder continuar viviendo las aventuras de Leo Winters. Creo sinceramente que Riesgo suicida podría ser una de las series más atrayentes sobre el factor "mutante" o "mágico" del momento –quitando las típicas historias de DC y Marvel–. Tendré que recurrir a mis poderes especiales para intentar meter algo de prisa a los de Aleta para saber cómo continúa la historia. Y sí, lo reconozco, he escrito esta reseña con la banda sonora de Los Vengadores.
Fecha de publicación: 14 mayo, 2014. Editor: Aleta. Géneros: Superhéroes.
Traducción: Daza Estudio. Páginas: 112. Precio: 12,95 €. Electrónico: No. Correlación: Primera entrega de 'Riesgo suicida'.
9 comentarios
Probaré con esta a ver que tal. Me llaman las historias superhéroes diferentes a lo que suele hacer habitualmente Marvel o DC, así que me la apunto.
Y además se ha llevado recientemente un premio a la mejor serie nueva, mira que cosas: http://www.laespadaenlatinta.com/2014/09/ganadores-premios-harvey-2014.html
Anda, pues no me extraña. El cómic es muy interesante y además creo que sorprenderá a más de uno y a más de dos, porque el final es algo completamente inesperado. Hay algo "tras la historia" de Leo Winters que apunta maneras hacia futuras entregas y creo que me va a gustar muuucho mucho. ^^
A mi no me parece que esto se deba considerar de género superheroico.
¿Por qué lo dices Tildoras?
Pues porque esto no es un comic de superhéroes. Es precisamente el tipo de comic que buscaría aquella persona cansada de Marvel o DC, que quiera seguir leyendo ficción de personajes con poderes, pero que no sean superhéroes.
Enfocar por lo tanto este artículo bajo toda esa presentacion y referencia a las películas de Marvel me parece un error.
Hombre... yo creo que la etiqueta superhéroes es también orientativa, pero si en un cómic aparecen supervillanos con poderes yo también lo consideraría cómic de superhéroes, aunque no sean héroes como tal.
En cualquier caso una etiqueta es una etiqueta, no tiene que definir de manera absolutamente exacta un tema o un género, sino que existen mil variaciones de lo mismo.
Según la definición de la wikipedia (ya que en español, la palabra como tal veo que no consta)...
Superhéroe: Un superhéroe es un personaje de ficción cuyas características superan las del héroe clásico, generalmente con poderes sobrehumanos aunque no necesariamente, y entroncado con la ciencia ficción.
Este cómic como tal, sí que es cierto que podría estar aconsejado casi al 100% para personas que como bien dices, estén cansadas de Marvel y DC (de hecho lo he compartido así en mi facebook). Sin embargo, creo que también es un buen cómic para que aquellos que no se han atrevido nunca con Marvel ni DC por la salvajada de números, subtramas, series alternativas, series principales, ciclos de autor, etc que hay... pues pueda leer algo del estilo.
Por eso precisamente, en el título de la reseña, no he querido poner nada sobre Marvel ni DC. Si no, ¿qué etiqueta le pondrías para que saliese en los motores de búsqueda? ¿Fantasía? No es fantasía como tal. ¿Ciencia ficción? mnn... yo creo que tampoco, porque no aparecen naves espaciales, ni mundos extraterrestres, ni ningún tipo de tecnología avanzada, aunque sí que aparece el espacio en alguna que otra viñeta. ¿Género negro? mnnn, tampoco, porque en realidad el personaje no hace ninguna investigación en el sentido estricto de la palabra, va y viene, para que el guión se desarrolle de forma progresiva, no utilizando su búsqueda como elemento central de la historia. ¿Histórico? evidentemente no. Ergo, creo que la catalogación de superhéroe le queda al dedillo. ;)
Es de género policiaco y sobrenatural. Es un Urban Fantasy creo yo.
No sé, supongo que es cosa mía que estoy tan saturado de superhéroes y me supura el cerebro de ellos ya que los culpo de que hicieran que el género de fantasía pasase de moda y se instaurasen ellos ahora como lo que toda editorial y estudio de cine quiere hacer.
Bueno Tildoras, toda moda vuelve. Así que todo es cuestión de esperar a que lo haga. ^^ Mientras tanto se puede disfrutar de todo. Jejejeje
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.