La novela nos narra el saqueo vikingo de Sevilla en el siglo IX.
Desde hace muchos años, el visionado de los documentales del canal Historia, la compra de su correspondiente revista y la adquisición de muchos de los cuadernos de Historia 16 me han bastado para preñar mi imaginación de miles de imágenes que me han ayudado cuando he tenido que describir algo durante mis vanos intentos de convertirme en una escritora medianamente decente. Las anécdotas de muchos de los personajes históricos y sus distintas hazañas me sirvieron para ponerme en situación con mis propios personajes –aunque estos estuviesen encuadrados en un mundo inventado–.
Por esa razón, cuando comenzaron a emitir los capítulos de la serie Vikingos por el Canal Historia –donde se nos cuentan las aventuras de Ragnar Lodbrok–, aluciné y pensé: «ojalá pudiese leer sobre algo parecido en un libro». Fue un pensamiento fugaz y reconozco que es algo que dejé apartado en uno de los muchos rincones de mi mente. Por eso, cuando me invitaron a ir a la presentación de 40 días de fuego y pude leer la temática del libro, no dudé en asistir, notando como mi interés iba cada vez más en alza.
La novela de Mario Villén nos narra cómo más de cien barcos vikingos remontaron el Guadalquivir y saquearon por doquier hasta llegar a Sevilla. 40 días de fuego no está escrita de la forma que acostumbramos a ver otras novelas como esas que pueblan las estanterías de novedades en los grandes centros comerciales; no, está organizada en partes bien diferenciadas que resultan reveladoras: «Vidas en calma antes de la tormenta», «El pánico», «Días de tormenta», «Días confusos», «Batallas» y una serie de «Epílogos». Todos esos apartados sirven de guía para no perderse en los acontecimientos que afectan a la gran cantidad de personajes principales, a los que veremos en capítulos nominales al más puro estilo de la novela folletín o de la también llamada «novela río». De entre todos ellos, los que más me han llamado la atención son el esclavo que sirve en la guardia de la ciudad de Sevilla; el que mientras pastorea a su rebaño mira con anhelo las propiedades que perdieron cuando llegaron los musulmanes; la mujer que ve como su inminente boda se torna prácticamente en caos y destrucción; el pilluelo que siempre ha sobrevivido al abrigo de los que ya se marcharon hace tiempo; e incluso el mercader que intenta darlo todo por sacar a su familia adelante y al que su devenir no para de cambiar ante el ataque de los vikingos.
40 días e fuego es una novela amena e interesante, sin olvidar su parte educativa, ya que al fin y al cabo poco se ha escrito sobre el saqueo y el pillaje que las hordas vikingas realizaron por todo el cauce del Guadalquivir. Si tuviese que ponerle un pero a esta historia sería que no sea más extensa, y que no nos enseñe algo sobre los propios invasores. Es posible que el autor quisiera darle a esos agresores la imagen de sombra amenazadora, pero quizá habría sido interesante conocer también de primera mano cómo se sienten los guerreros tras las líneas enemigas. Digo más, si hubiesen salido tantos capítulos hablando de los vikingos como capítulos hablando de los defensores –que al fin y al cabo es lo que son, cada uno a su manera–, el libro para mí habría sido redondo.
En definitiva, una lectura muy recomendable para pasar un buen rato y de paso aprender un poquito de historia. Por cierto, para los que tengan dudas sobre algunos términos, al principio viene un curioso glosario con la definición de algunas palabras que a día de hoy seguramente nos suenen a chino.
Mario Villén Lucena
Editorial Seleer
380 págs. 18,95 €
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.