"El Día de la Marmota pero en medieval", es como resume Julián la misión que él, Amelia y Alonso tienen que cumplir en el cuarto episodio de El Ministerio del Tiempo. Y no puede describirse de manera más acertada, ni usarse un recurso tan efectivo como ese —expresar mediante un personaje la intención del autor— para detallar el ambiente que se respira en casi la mitad de temporada de lo que actualmente ha revolucionado el panorama de las series de ficción españolas.
Una negociación a tiempo nos traslada hasta la época de Isabel la Católica algunos años antes de que Colón enfilara sus barcos hacia tierras desconocidas y nos presenta una trama donde el judío que ha creado el Libro de las Puertas —y por tanto la base que sirvió para crear el Ministerio— muere a manos de la Inquisición española. Pero no una, sino que el pobre no deja de morir una y otra vez debido a que los protagonistas no son capaces de evitar su destino a manos del mayor inquisidor de la historia —mencionar a Tomás de Torquemada son palabras mayores—, creando una situación de bucle perpetuo del que parece imposible salir o cambiar, como la del perro que siempre se mea en la bota de Entrerríos.
En mi opinión, Una negociación a tiempo se diferencia de los anteriores episodios por tres cosas a destacar: es aquí donde vemos el esperado crossover entre Isabel y El Ministerio del Tiempo que con tanto ahínco se nos anunció antes del estreno del primer episodio; este cruce entre series no solo establece un punto de anclaje interesante para los seguidores de ambas, sino que le da una perspectiva diferente al personaje principal de Isabel interpretado por Michelle Jenner, la fantástica —y ya que estamos, otra perspectiva diferente al personaje de Rodolfo Sancho, ya que fue él quien interpretó a Fernando el Católico en Isabel—. Por último, es sobresaliente la manera en que los responsables de la serie establecen paralelismos con la película Atrapado en el tiempo de Harold Ramis, ya que no solo los interludios entre cada repetición temporal se presentan mediante una serie de elipsis narrativas, sino que mientras Atrapado en el tiempo se contaba desde la perspectiva del humor —aunque poco después subiera un punto el grado de dramatismo—, por suerte no se ha hecho comedia con la muerte del podre judío que arde una y otra vez en la hoguera —menos mal que para él solo hay una única vez—. Por otra parte, he de destacar la caracterización de Juan Gea como Torquemada y el parecido que hay entre el actor y algunas representaciones de la figura histórica en pinturas y grabados: si Víctor Clavijo estuvo clavado como Lope de Vega, aquí es Juan Gea como Torquemada la estrella del episodio.
En lo que falla este capítulo es en los conceptos más puramente científicos de la ciencia ficción, aunque no debe hablarse de error como tal, sino a la concepción de la propia serie, ya que sus creadores han optado por una versión muy light del género para que sea consumible por todo tipo de público. Es decir, que para nada se nos va a contar como funcionan realmente las puertas temporales del Ministerio ni qué explica realmente el Libro de las Puertas como para poder desarrollar la fórmula necesaria que cree tales portentos. Eso se reserva para otro tipo de propuestas y no para El Ministerio del Tiempo, porque lo que se busca aquí son aventuras ligeras con elementos de ciencia ficción muy concretos que tiren hacia delante, sin mirar atrás y proponiendo al espectador un juego sencillo y entretenido, un pulp con sabor propio que no se recree en las teorías abstractas de lo que realmente propone. Y da la casualidad de que las paradojas temporales, los bucles infinitos y las ucronías están entre los temas más difíciles de tratar de la ciencia ficción, y para mi gusto son de los más interesantes.
No olvidemos que tampoco dejan de sucederse las referencias literarias, como el hecho de comparar a H. G. Wells con el personaje de Amelia Folch y su diario escrito a base de experiencias en el Ministerio como homenaje a la célebre novela de ciencia ficción La máquina del tiempo —otro punto interesante del episodio es la propia trama familiar de Amelia—.
El capítulo sale airoso en todo este tinglado —aunque no me convence el giro final— y consigue una buena nota en lo que ofrece: ni más ni menos que una misma escena repitiéndose una vez tras otra y ver como consiguen resolverla los protagonistas, como una suerte de puzzle atípico en el que alguna de sus piezas falla. ¿Es Torquemada esa pieza, o lo es el propio creador del Libro de las Puertas? Estamos ante una incógnita que nunca sabremos porque la historia es así, llena de misterios, algunos de ellos irresolubles.
Este episodio se emitió el 16 de marzo de 2015 en TVE1.
2 comentarios
A mi me encantó, siempre saben sacarme una sonrisa, sobre todo con lo de la moto. Lo único que me chirió, como fan de la serie "Isabel", el vestuario de la reina... En 1491 Isabel ya se vestía con otro tipo de ropajes (al menos en la serie) y solía llevar la toca blanca tan característica.
Esta es una serie muy buena, inteligente, única... Me alegro que TVE apostara por algo distinto, no vemos mucha fantasía en la televisión de aquí.
Estaría bien que se cultivara más este género (sin saturarnos) en España mismo tenemos sagas de literatura fantástica que harían buenas series de TV (La Guerra de las Brujas de Maite Carranza, Laila Winter de Bárbara Rivero, La Puerta Oscura de David Lozano o La luna roja de José Antonio Cotrina)
Muy buen capítulo, me ha gustado bastante más que el 1x3, donde -en mi opinión- se montaba un tinglado un poco raro con lo de los nazis. Estupendo el guiño a Atrapado en el tiempo, aunque desconocía lo del crossover con Isabel, ya que esta última no la he visto (aunque ahora ya me han entrado ganas).
La verdad es que cada vez me mola más el trío protagonista y sus misiones. Es una noticia estupenda que la serie renueve por una 2ª temporada.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.