La continuación de las aventuras de Seraphina es más oscura y sigue siendo una novela juvenil ejemplar.
Las aventuras de
Seraphina Dombegh, esa joven inteligente, resuelta y excepcional que ocultaba secretos lapidarios y sobre cuyas manos descansaba la estabilidad política del
reino de Goredd, llegan a su fin. Tengo que decir que me despido de este gran personaje femenino con una resaca literaria como pocas he tenido. He estado dándole vueltas a la reseña como alma en pena desde que terminé la novela, como si el hecho darle palabras a los sentimientos que me ha despertado
Escamas me obligara a darles carpetazo, aunque en cierto modo lo es.
Terminar una novela, depositarla en la estantería y, finalmente, reseñarla es como despedirse de ella. Y yo no quería dejar Goredd ni despedirme de Phina, Lucian o Glisselda; no quería abandonar el Jardín de los Grotescos ni a sus habitantes, sino continuar junto con Seraphina en su búsqueda por las Tierras del Sur, en su viaje de aceptación personal y la comprensión de los puntos de vista de los demás, sus deseos y razones.
Si no habéis leído
Seraphina quizá deberíais deteneros aquí. Al ser
Escamas el desenlace de la bilogía algún detalle del libro anterior tengo que explicar, acercándonos al pantanoso terreno del
spoiler. No es que vaya a destripar nada importante pero es posible que algunas cosas del argumento del anterior libro salgan aquí y no quisiera fastidiaros la experiencia lectora. Dicho esto, bajo vuestra responsabilidad dejo que continuéis leyendo la reseña. ¡Allá vamos!
¿De qué va
Escamas?
La situación política del reino de Goredd pende de un hilo y la paz entre dragones y humanos es casi una utopía. Por deseo de Glisselda y Lucian, Seraphina se embarca en un viaje diplomático hacia las Tierras del Sur (Ninys, Porphyria y Samsan) buscando, en teoría, aliados para Goredd. Sin embargo, su misión es aún más delicada de lo que aparenta: debe buscar a los demás ityasaari, los Grotescos de su Jardín Mental, para crear una telaraña telepática que proteja a Goredd de los dragones y encontrar a Orma, su tío, desaparecido en extrañas circunstancias.
Bajo el clásico viaje de autodescubrimiento del héroe, o en nuestro caso heroína, Rachel Hartman nos presenta varias cuestiones importantes: ¿Todo vale a la hora de asegurar la paz del reino? ¿El bienestar de la mayoría está por encima del de una pequeña minoría? ¿Qué es lícito sacrificar por el bien común? ¿Hemos de encajar en la sociedad o aceptarnos a nosotros mismos como lo que somos? ¿Son nuestras costumbres mejores que las de los demás y, por tanto, han de ser impuestas en aras de una solución pacífica? ¿Y los monstruos? Esos monstruos que acechan en la oscuridad, ¿nacen o han sido creados? Ya veis que bajo esta "dragonada" juvenil se esconden temas importantes sobre la condición de los seres humanos, sobre el racismo, sobre el respeto a otras culturas y condiciones, sobre la aceptación de lo que somos por encima de lo que dicta la sociedad, y sobre todo, esta novela es un canto a la tolerancia. Antes de que cunda el pánico con todo este rollo sobre la levedad del ser, diré que Hartman lo cuenta desde un adecuado punto de vista juvenil sin meterse en camisas de once varas, todo gracias a un personaje muy potente como Seraphina, que sufre una de las mejores evoluciones que he leído en mucho tiempo y que, por desgracia, son escasas de ver en las nuevas hornadas de novela juvenil. Es más, creo que desde la novela Taran el Errante (cuarta entrega de "Las crónicas de Prydain" de Lloyd Alexander) no había visto una evolución tan magnífica en un personaje juvenil.
"La autora nos brinda una novela llena de luz y esperanza, de tolerancia y de amor del bueno"
¿Qué sería de una buena protagonista sin unos secundarios que la arropasen o un buen antagonista? Tengo que decir que he echado de menos una participación más activa de Glisselda, la princesa de Goredd, y de su capitán de la guardia, Lucian Kiggs. Y aunque son el contrapunto romántico, formando uno de los triángulos amorosos juveniles más bonitos y bien resueltos que he tenido la fortuna de leer, me ha faltado que tuvieran más peso en la historia. Pero claro,
la parte romántica del asunto queda relegada en aras de lo importante: los esfuerzos que hacen todos los protagonistas por conseguir la paz del reino. Así que, sí, tendremos nuestros momentos de deshojar la margarita, pero supeditados coherentemente a la estructura interna de la novela y a lo que nos quiere realmente Hartman contar, que es un cuento sobre la tolerancia y el amor propio, bien entendido.
Otra cosa que me ha gustado de Escamas es la relevancia que se le dan a todos los demás Grotescos, especialmente a Abdo, que es un amor de personaje y que llegará, con sus ocurrencias, a quitarle protagonismo a la mismísima Phina, que ya es decir. Este pequeño grotesco nos dará muchas de las escenas más tiernas y otras que serán con las que más llegaremos a sufrir.
Si Seraphina es el lado luminoso de la Fuerza en
Escamas, en alguna parte debe existir un reverso tenebroso, tentador, zalamero y manipulador que sea el detonante de todas las dificultades por las que tiene que atravesar Phina y su equipo de Grotescos. Y esta es Jannoula: su triste, oscura y dramática historia es tan cruel que llegaréis a sentir verdadera lástima por ella, empatizando con sus circunstancias e incluso justificando en algunos casos las malvadas cosas que hace. Es muy, pero que muy difícil que un autor cree un antagonista que despierte tantos sentimientos encontrados en el lector, que consiga empatizar con él al tiempo que inspire repulsa y tristeza. No disfrutaba tanto de un antagonista desde Gretel, la malvada gitana nazi de
"El tríptico de Asclepia". Claro que aquí el nivel es más juvenil y menos sombrío. La autora no abandona nunca el tono juvenil y algo inocentón, porque esto no es "Canción de hielo y fuego".
¿Y qué decir de la fantástica ambientación de la novela? Aunque en esta segunda parte el tono es más oscuro que en su predecesora, el trabajo de worldbuilding de la novela es soberbio. No solo nos movemos geográfica y culturalmente, ampliando los horizontes de Seraphina, sino que dichos escenarios están tan bien construidos, son tan coherentes y están tan bien perfilados que es una gozada disfrutar del viaje con los protagonistas. Quizá he echado un poco de menos la parte “musical” de la primera novela, con Seraphina centrada en sus clases de música y la interpretación de las partituras, pero el desarrollo de todo lo demás lo compensa la autora con creces, cerrando de forma magistral incluso el marco teológico de la novela.
¿Ha habido algo que no me haya terminado de convencer de
Escamas? Sinceramente, tan solo hay un detalle sin importancia que ha empañado ligeramente la novela.
El final se me ha hecho corto, incluso algo abrupto, y me he quedado con las ganas de una confrontación más épica entre humanos y dragones. Sin embargo, si habéis leído la reseña, habréis visto que esta nunca ha sido la verdadera intención de la autora. Sin duda es
una de las novelas más antibelicistas y tolerantes que he leído últimamente, y lo he agradecido muchísimo.
No puedo terminar la reseña sin mencionar la preciosa edición de Nocturna Ediciones que resulta ser una maravilla: la portada en relieve con letras doradas, el papel suave en tonos crema y la exquisita traducción a cargo de Marta Torres Llopis es casi es música para los ojos. Mi lado bibliófilo da palmas y saltos de alegría ante semejante joya en mis estanterías gracias a la cuidada maquetación con el mapa, el elenco de personajes y el glosario al final con toda la terminología que Rachel Hartman ha creado para las dos novelas.
En definitiva, Escamas es el desenlace perfecto de las aventuras de Seraphina. La autora abandona el tono un tanto alegre y desenfadado del primer libro para hacer la historia más oscura, más comprometida y más emocionante, con un final precioso a la par que inesperado sin apartarse por un momento de tener ese tono juvenil e inocente que la narración requiere. No deja de lado la aventura y la maravilla, y la autora nos brinda una novela llena de luz y esperanza, de tolerancia y de amor del bueno. Y aunque la autora deja todo cerrado, el lector se queda con las ganas de seguir recorriendo los caminos de las Tierras del Sur. Esperemos que la nueva novela que Rachel Hartman está escribiendo ambientada en este mismo mundo no tarde una eternidad en ver la luz. Escamas es un libro de once sobre diez, palabra de dragón.
*Este libro ha sido publicado por Nocturna Ediciones y traducido al castellano por Marta Torres Llopis. Está editado en rústica con solapas, tiene 685 páginas y un precio de 18 doblones. Es la segunda entrega de la bilogía de Seraphina.
por Eilonwy
abril 18, 2016
0 comentarios
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.