Reliquias es una novela de ficción ambientada en un marco histórico concreto en torno al siglo XIII (año 1235 para ser más exactos) que toma como gancho de fondo el tráfico de reliquias religiosas. Pip Vaughan-Hughes, su autor, ha escrito esta primera novela con el ánimo de que sea la primera de una trilogía sobre el mismo personaje, aunque Reliquias tiene un carácter totalmente conclusivo, y no nos quedaremos a medias una vez finalicemos su última página. Petroc (apodado Patch), un joven monje afincado en la ciudad inglesa de Balecester, se ve envuelto sin quererlo en un asesinato del que es acusado injustamente, además del robo de una importante reliquia de la catedral. A partir de ahí, su vida dará un cambio totalmente radical, una ruptura en la que aprenderá nuevas cosas, dejará atrás la inocencia, y conocerá a la gente con la que de verdad querrá pasar el resto de sus días.
Narrada en un estilo en primera persona por Petroc, en el que se entremezclan bellas descripciones de entornos, sensaciones y sentimientos que describen tanto a los protagonistas como a los que les rodean, sus quehaceres, sus orígenes. Descripciones que se me antojan muy poéticas en ocasiones y que hacen que sientas el haber estado realmente en los lugares que el protagonista describe (como su vida en el campo, allá en la lejana Devonshire), todo ello con tintes de nostalgia y sensación triste de pérdida que nos afecta como lectores si tenemos la más mínima empatía para con el personaje principal que es Petroc. Es curioso, pero todo el libro está envuelto en una especie de ambiente que no resulta optimista en demasía, sino todo lo contrario. Hay una sensación palpable de desánimo, pesar y decepción, acorde con la ruptura que dividirá el alma del protagonista para con su anterior vida. De monje creyente a un ser carente de fe que ve sus miras ampliadas con otros sentimientos más profundos y que le abrirán los ojos a las verdades que le pueden ser reveladas, fruto de su actual ocupación a bordo del Cormorán.
Como novela de ficción histórica que es, con una buena parte de la novela desarrollada en el mar, no faltan los viajes por unas cuantas ciudades donde el comercio bulle de actividad. Lugares como Burdeos, Pisa, la lejana Islandia, la fría Groenlancia, Grecia... La novela no profundiza demasiado en ningún aspecto en concreto, ni en detalles históricos ni en descripción de estos lugares que menciono,
-Bernard Cornwell.
No falta de nada en esta Reliquias. Unos personajes carismáticos (como el capitán Jean de Sol y su tripulación de traficantes de reliquias), atrayentes y con los simpatizaremos enseguida. Un villano de turno incansable, astuto y con recursos, quien por lo demás está a las órdenes de un obispo que debe ser tanto o más ruin que su subordinado. El motivo religioso en la personificación de un personaje que no debe faltar en este tipo de novelas, más si tenemos en cuenta que el título hace mención a ello. Tampoco faltan las aventuras, los diálogos y las sorpresas, de las que habrá más de una a lo largo de toda la novela, algunas sorprendentes, otras no tanto. Sin embargo, hay que incidir en un hecho, creo que importante. Pese al título de la novela, y por lo que pudiera parecer, el tráfico de reliquias religiosas y la revelación de algunas mentiras sagradas que pueblan la historia, el tema central del libro no es ese. Su principal (y casi único) empuje es del crecimiento de un personaje, la relación entre el pasado y el presente, el desarrollo interior y espiritual, incluso tiene cabida el amor y la amistad, valores que se ven muy acentuados en ocasiones. Las reliquias se toman como aspecto secundario, y presente en ciertos momentos puntuales, pero no como recurso único y exclusivo. Quizá por este hecho me sorprendió gratamente su lectura. Esperaba quizá un tema mil y una veces visto en cientos de best-seller similares, pero en su lugar obtuve una novela entretenida, de estilo directo y atrayente, un pasapáginas tremendamente divertido que me mantuvo enganchado hasta su última página. No sé si a los demás lectores les ocurrirá lo mismo, pero estoy deseando leer la siguiente aventura de Petroc, The Vault of Bones.
A quien busque una novela sin complicaciones con tintes históricos pero que poco a poco se van dejando de lado conforme avanza la trama real del libro, recomiendo esta Reliquias de Pip Vaughan-Hughes. Repito, que aunque sea el inicio de una trilogía, es de carácter autoconclusivo. Personajes con carisma, una nave tripulada por hombres con honor y con pasados individuales e interesantes, un lenguaje directo que va al grano, y al que no le importa usar expresiones malsonantes cuando se requiere. Por lo demás, me sorprendió los momentos finales del libro en los que se involucrado el villano, totalmente original e inesperado, quizá uno de los mejores finales que he visto últimamente. Si os apetece leer una novela francamente entretenida para este verano, y no sabéis qué elección hacer, os recomiendo Reliquias.
4 comentarios
Apuntada queda, no soy mucho de novela "histórica", pero tal y como lo narras tiene buena pinta. A ver si la encuentro cuando me acerque a la librería la próxima vez para curiosear. Muchas gracias por la reseña :)
Bueno, de novela histórica hay un poco al principio, pero luego se va diluyendo para profundizar cada vez más en el personaje principal (Petroc) y en lo que le rodea. Los que busquen una novela histórica profunda tipo "Master & Commander" o Bernard Cornwell, que se alejen, o la lean sin esas expectativas. Es recomendable. ;)
Me la apunto. Me gusta la trama y el misterio que parece que envuelve al personaje.
El inconveniente que le veo es que está narrado en "1ª persona". No sé por que pero los libros que he leído con ese tipo de narración nunca me han terminado de convencer. Pero bueno, que quizá caiga también este XD
Sí, el hecho de que esté narrado en primera persona hace que no le guste a mucha gente. A mi tampoco me convence demasiado en según qué novela, pero en esta "Reliquias" no me ha importado lo más mínimo. Es más, creo que si no fuera así la novela posiblemente no me hubiera gustado.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.