Una fotoreseña del libro publicado por Libros del Zorro Rojo, en la que se da cuenta del aspecto estético del mismo: El Monje y la Hija del Verdugo.
El reportaje visual que hoy traemos por estos lares pertenece a la edición que sacó la editorial Libros del Zorro Rojo en febrero de 2011 de El Monje y la Hija del Verdugo, relato escrito por Ambrose Bierce antes de su desaparición. Entre un profuso olor a tinta, bellas imágenes ilustradas por el argentino Santiago Caruso, y un papel satinado de primera calidad, paso a comentar los diferentes aspectos de la edición en una serie de fotografías, como siempre.
El tomo está encuadernado en tapa dura, con una sobrecubierta que debajo revela un libro cubierto por unas tapas en un elegante tono negro (como se puede ver más abajo). Consta de 140 páginas, con un total de más de veinte ilustraciones, muchas de ellas verdaderas obras de arte que se integran en el escrito de Bierce. Al ser algunas de ellas a doble página, suponen un cambio de ritmo al lector, cuyos ojos se ven sacudidos por estas ilustraciones de carácter totalmente visual, alguna de ellas enfocadas hacia lo grotesco.
Pero antes hay que desprecintarlo...
Esto es lo que veremos si le quitamos la sobrecubierta al libro:
El símbolo del relato (un cordero atravesado por una cruz cristiana), en elegantes tapas de color negro, para los que prefieran tener en su estantería un estilo u otro. Partidario soy de las sobrecubiertas totalmente diferentes a lo que se oculta debajo de las mismas. Lo contrario me parecería reduntante.
Echando un vistazo al libro, comenzando por la página de títulos, en los que se enumera al autor y a la traductora, Patricia Willson.
La primera imagen del ilustrador en cuanto comienza el relato. Decir que este tipo de retratos son los menos (habrá dos o tres), y lo que en más número se cuenta (hasta veinte) son las ilustraciones a página completa o a doble página. Santiago Caruso ha ilustrado otras obras publicadas por la editorial, como El Horror de Dunwich, de H. P. Lovecraft y La Condesa Sangrienta, de Alejandra Pizarnik.
El tamaño de letra es el adecuado para tratarse de una novela corta ilustrada, ni muy pequeño ni excesivamente grande. Sensación agradable de lectura, que se note que pasamos páginas de vez en cuando, los lectores ávidos somos así.
Una doble ilustración de las que antes hablaba, repleta de colorido, como todas, personajes bien diferenciados y de buen tamaño, así como un sentido de la composición que a mi particularmente me atrae bastante.
Dos ilustraciones más para El Monje y la Hija del Verdugo, la segunda de ellas mostrando un gusto por lo grotesco bastante evidente: animales antropomórficos sentados a una mesa, devorando sin mesura el festín.
Para finalizar, la contracubierta del libro, de tonos dorados.
Espero que os haya gustado esta fotoreseña, próximamente se publicará un comentario más extenso sobre la parte literaria de
El Monje y la Hija del Verdugo. Su edición se convierte en una compra imprescindible si somos asiduos a la literatura clásica del siglo XIX, principios del XX. Al tratarse de una novela corta, y considerando el estilo de Bierce como bastante cercano, es un libro ideal para regalar, recomendado a todo tipo de lectores que gusten de la buena literatura.
Puntuación (edición): 10/10
Agradecimientos a
Libros del Zorro Rojo por el envío del ejemplar.
por Loren Sparrow
octubre 17, 2011
2 comentarios
Una delicia de edición, da gusto ver libros presentados con tan buen gusto. Y las ilustraciones son maravillosas. Ya me fijé en este libro cuando salió publicado, pero acabó cayendo en el olvido. Espero con interés la reseña literaria de la obra para decidirme. Pero por lo visto hasta ahora, esa nota de 10/10 es bien merecida.
Pues sí, el libro está muy bien editado, el papel es de excelente calidad, las ilustraciones se ven de lujo, y la letra es adecuada. El libro no es muy grande, pero no podemos esperar otra cosa de una novela corta, para qué más.
Voy a echarle mano al relato estos días.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.