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El libro del que hoy os vengo a hablar ha sido editado en ocasiones anteriores bajo el título homónimo de
El Monje y la Hija del Verdugo, en distintos sellos editoriales a lo largo de los años. Pero no ha sido hasta que ha caído en mis manos la edición ilustrada de
Libros del Zorro Rojo, editado en el presente año, que no he tenido ocasión de leer esta fabulosa novela corta, o relato, del escritor y periodista norteamericano
Ambrose Bierce. Publicado originalmente en 1892, tiene una clara influencia gótica, por la expresividad de sus pasajes totalmente oscuros, solitarios, silenciosos, abrumadores, que consiguen hacernos sumergir en una ambientación destinada a que el lector lo pase relativamente mal con el devenir de sus protagonistas. Ya desde el inicio se nos dan las claves que marcarán el curso del relato: un grupo de monjes que durante un viaje topan con un hombre ahorcado, donde una alegre muchacha vela por él ahuyentando a los buitres que corean la escena. Desde un primer momento esto es lo que vamos a poder encontrar entre las páginas de
El Monje y la Hija del Verdugo. Para más información sobre la edición, os remito a la
fotoreseña pertinente realizada para el volumen.
El autor nos hace partícipes de una historia de amor, porque básicamente lo que nos cuenta Bierce es el enamoramiento entre un monje franciscano y la hija de un verdugo, condenada al ostracismo por ser la hija de un ejecutor de hombres. Poseída por el demonio, en opinión de los habitantes que la conocen, ajena al mundo de los hombres, familia destinada a vivir por siempre entre las sombrías montañas donde la soledad y las oscuras leyendas del lugar están a la orden del día. Con un estilo cercano, el texto es una suerte de alegoría fantástica, donde el monje es utilizado para representar la civilización, la razón, la contención de las volubles pasiones humanas que atormentan a los hombres, mientras que la hija del verdugo, así como todos los habitantes de las montañas que desde un primer momento comparten escenario con
Ambrosius, el protagonista del relato, representa el libre albedrío, la naturaleza, la libertad, pese a que ella misma viva sumida en un mundo impuesto por los que viven "allá en la civilización".
Dos mundos enfrentados, diferentes, que tienen en común más de lo que se pueda pensar en un principio. Tópico de la literatura gótica por excelencia, el terreno misterioso, los bosques susurrantes, ruidos en la noche, la presencia del demonio en todo tema pagano de la naturaleza, en contraposición a Dios, la soledad del monje allá en los lúgubres acantilados, donde crecen las míticas flores conocidas como
edelweiss, que de pronto cobran una simbología dentro del cómputo del relato por poderse hallar únicamente en lo más recóndito de las montañas. Tengo que destacar por encima de todo, aparte de su maravillosa inmersión en el escenario, el cambio paulatino de parecer que se produce en el protagonista, ajeno como se cree al inicio de la historia, de las pasiones que mueven los hilos del hombre, la exaltación del amor, el sufrimiento, algo por lo que verdaderamente merece la pena leer
El Monje y la Hija del Verdugo.
Para mayor disfrute del volumen, las ilustraciones para esta presente edición están realizadas por Santiago Caruso, quien consigue imprimir un sentido grotesco al conjunto, con esos colores vivos (véase el color rojo de la muchacha en la imagen de más arriba) que en ocasiones despuntan entre los tonos más sombríos. La propia visión que tiene el ilustrador de determinados pasajes de la narración, convirtiendo a los propios actores secundarios en animales antropomórficos, dice muy a las claras el sentido de sátira del texto, el tono fantasioso que se reduce al propio paisaje sumamente gótico que Bierce pretende mostrar con sus palabras, de una precisión y limpieza acertadas. Y lo consigue porque pese a los años transcurridos, el texto no denota ningún tipo de avejentamiento palpable.
Por citar un pero a este excelente relato gótico que sin duda os recomiendo leer, el final de la narración es en cierto modo algo precipitado si tenemos en cuenta su evolución a lo largo de la misma, pero sumamente satisfactorio, al que por supuesto ni siquiera aludiré para no estropear la sorpresa. Lo más curioso de todo es que El Monje y la Hija del Verdugo es una versión reescrita de la traducción incompleta de un cuento clásico alemán, que Ambrose Bierce tuvo a bien "recontar" para disfrute del público lector de entonces, que perdura hasta nuestros días como si de una fábula de carácter intemporal se tratase. Las buenas historias, hayan sido escritas hace cien, doscientos o quinientos años, perdurarán hasta que llegue un momento en que las historias contadas quizá no tengan sentido, que es cuando el hombre desaparecerá de la existencia misma.
Puntuación: 9/10
6 comentarios
No me leo la entrada porque lo tengo ya en casita listo para ser devorado. Cuando lo acabe te comento.
Venga, pues cuando lo leas nos cuentas a ver qué te parece.
Un saludo.
Qué buena pinta tiene este libro, y además ilustrado.
La historia me ha defraudado bastante, esperaba algo más truculento.
Eso sí, las ilustraciones son terroríficas a más no poder y su observación detenida si que pone los pelos de punta.
http://licerrock.blogspot.com/2011/11/el-monje-y-la-hija-del-verdugo-de.html
A mi si me gustó la historia. Cierto que no tiene nada de truculento, pero el final, para mi gusto, levantó todo lo que se había construido. Por cierto (SPOILER, aviso, así que no sigan leyendo).
Sobre la nota escrita por otra mano al final del manuscrito... ¿qué interpretación le dan? ¿Alguien quiso limpiar el nombre del monje? ¿O de verdad la hija del verdugo no era 'la hija', sino 'la amante?
Buenas, Juno.
Déjame que revise el final del relato y te comento algo de lo que dices.
Mientras tanto, si alguien quiere ir aportando su punto de vista...
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.