A. Domingo: Es, sin duda, un antes y un después. Ver la relación de anteriores premiados te da un poco de vértigo. Evidentemente sientes tu importancia, no sólo por la acogida de los medios, el tratamiento de la editorial, sino porque si el jurado te ha elegido es porque estabas a la altura y eso da mucho gusto y un poco de canguelo, adula el ego y te mete presión, responsabilidad. Pero a estas alturas de mi vida se agradece que las cosas se pongan mejor y que con el premio, aguantes más en las librerías, este es un libro de alcance, que espero, se seguirá vendiendo mucho tiempo. Estoy agradecido y orgulloso del Premio, espero que cumpla las expectativas.
Eilonwy: Ojalá sea así y podamos disfrutar de él por mucho tiempo. Tras leer la novela podemos ver que el libro gira prácticamente alrededor de la figura de El Bosco. ¿De dónde viene ese interés, esa inquietud por el pintor flamenco?
A. Domingo: De hace muchos años. Con la novela me he dado cuenta del tremendo impacto del pintor sobre toda una generación, la mía, pero también otras. De adolescente, venía de Segovia a Madrid con amigos y una visita obligada era El Prado y dentro del Prado algunos pintores, Goya, Velázquez, El Bosco. He intentado meter en una novela a El Bosco varias veces, al final cogí el toro por los cuernos y cuando me sentía maduro para hacerlo, con posibilidades reales de parir algo digno, bueno. Y, como El Bosco, le he dado muchas vueltas a mi cuadro/novela.
Eilonwy: Una parte de la novela está ambientada en La Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué te llevó a utilizarlas como escenarios?
A. Domingo: El contacto y el trabajo para otros libros y documentales (Historia de los Españoles en la II guerra mundial). Quería homenajear a esos españoles que penaron en los campos, los que sobrevivieron y los que murieron. Eran como los escenarios calcinados y ardientes de los infiernos de El Bosco. Encajaron por sí solos. Intenté dignificar ese estado tan calamitoso de la condición humana, y comprender de qué correas estaban hechas las víctimas y los verdugos. El tema es el miedo, la guerra -bien lo sé, he sido reportero de guerra- saca lo peor y también lo mejor del ser humano.
Eilonwy: La verdad es que la ambientación de la novela es soberbia, al igual que los protagonistas. Uno de ellos es Jerónimo Díaz. Me ha llamado la atención que Jerónimo Díaz es anarquista. ¿Fue deliberada esa elección o simplemente surgió así?
A. Domingo: Deliberada. Podía haber sido cualquiera, en los campos no había ideología, sino resistencia contra el nazismo, pero el ser anarquista me permitía desarrollar al personaje en Francia, en París, en el exilio tras la derrota, sin la disciplina férrea de los comunistas y con la necesidad de buscarse la vida. Y siempre he confesado que me gustan los anarquistas.
Eilonwy: Siguiendo con el tema, muchos escritores dicen que las historias que escriben lo hacen sus personajes. ¿Es ese tu caso? ¿Eres tú quién llevas la batuta o son ellos que se rebelan y van conduciendo la trama?
A. Domingo: Creo que es un tira y afloja. En realidad los personajes son todos tú mismo, pero es cierto, y todo escritor lo percibe y de alguna manera lo expresa así, parece haber una vida propia en esas partes de nuestro ser que les hemos prestado o que hemos creado. Hay un intento de conducir del creador, a pesar de lo enrevesado de la trama, que funciona desde luego por la mesurada utilización de diferentes tiempos y luego hay una serie de elementos que se escapan, que interpretan su papel, que se perciben como sombras por ejemplo en las cartas de los agentes de Felipe II, o en los monólogos de El Bosco. Soy consciente de que han salido partes de mí o partes de mis mundos en esos personajes, y a su vez, han formado algo que ya no me pertenece y que escapa a mi control. Puedo haber sido el origen, dudo mucho que no hayan influido en el resultado todo lo que me conforma, pero lo que se ha creado ahí uno no sabe, al final, porque ha sido así. Hay un desconcierto último, final, pero también un reconocimiento. Que nada humano te sea ajeno, que dijo Terencio. Si no soy más claro es porque tampoco lo tengo claro.
Eilonwy: He podido notar que más que novela histórica al uso, lo que representa El Espejo Negro es un thriller con ciertos elementos fantásticos, como la alquimia. ¿Crees que eso puede llegar a suponerle un problema al lector que solo espere novela histórica?
A. Domingo: Espero que no, en absoluto. Soy jugador, apuesto. Pero en este caso, esos elementos esotéricos estaban en el mundo de El Bosco, como en el tarot, en la alquimia, es parte de una época, de un final de tiempos. Deben entenderse primero en forma literaria y luego en la forma simbólica que cada uno quiera darle. En la novela hay mensajes, no son adivinanzas, ni ejercicios de retórica. En esas páginas hay el convencimiento de que no todo se puede interpretar de manera lógica. Son muy jungianas, de hecho también cito a Jung y sus sincronicidades, como verás la novela está plagada de guiños a otra realidad, o por decirlo en lenguaje chamánico, a "un estado de realidad no ordinaria". Supongo que el lector que busca buena novela histórica aquí encontrará muchos de sus elementos y también muchos otros. Yo creo que se enriquecen mutuamente.
Eilonwy: Me ha resultado muy curioso el hecho de que el libro empiece y termine con una tirada de cartas del tarot. ¿Simbología oculta, fascinación por lo esotérico o cierta afición por el tarot?
A. Domingo: El tarot no es más que un instrumento de interpretación del carácter. Ya Heráclito había dicho aquello de "Tu carácter es tu destino", las cartas, como muy bien demostraron Jung y otros, son arquetipos universales que están prendidos en el inconsciente colectivo (el mismo corpus que la alquimia). En el fondo de todo subyace la búsqueda. Hay búsquedas literarias, pictóricas, filosóficas, místicas, universales. Pero en todas está la metáfora del camino, de la transformación, del conocimiento y la superación. El tarot no es más que una ayuda para conocerte, y así, que cumplas tu destino.
Eilonwy: Al terminar de leer la novela he sentido que si hubiese sido publicada en un país anglófono como Estados Unidos, los grandes estudios cinematográficos ya le habrían echado el guante al libro para llevarlo a la gran pantalla. ¿Te gustaría ver El Espejo Negro adaptado al cine? ¿Sería factible? Personalmente creo que deja muy atrás tanto en contenido como en calidad a otras novelas que se han llevado a la gran pantalla como El Código Da Vinci.
A. Domingo: Muchas gracias por lo que dices. Es, desde luego, un acicate. Normalmente yo hago el guión de mis novelas, lo he hecho ya con dos, "La estrella solitaria" y "El ángel rojo", y he empezado con El espejo. En mi mente albergo la esperanza de dirigir algún día una película. Quiero tener esa experiencia, no creo que repita mucho. Pero como todo creador, aspiro que lleven la novela al cine y disfrutar de una buena dirección, interpretación, en fin, de una buena película.
Eilonwy: ¿Algún nuevo proyecto en mente que pueda ser compartido?
A. Domingo: Publicar dos novelas que tengo pendientes. Visto el éxito, lo mismo mando alguna a otro premio. Pero en lo concreto, terminar de lograr la financiación de un documental y seguir con la novela en la que estoy trabajando, una historia de laberintos. Y no digo más, que las ideas están flotando en el aire.
3 comentarios
La verdad es que ha sido la primera entrevista que le he hecho a un autor y ha sido una experiencia muy positiva. ¡Me ha encantado!
Te sigo no conocia el blog me sigues?^^
Pues todas estas preguntas me han parecido bastante interesantes. Todo libro es una indagación posterior que resulta bastante satisfactoria.
En lo referente a la una hipotética versión cinematográfica, es curioso como novelas de factura nacional no corren la misma suerte en la industria del cine como sí lo hacen los bestsellers internacionales como las novelas de Dan Brown y otros, pese a que no es ni mucho menos un indicativo de su calidad.
El tema de la alquimia me ha parecido interesante. Es un tema que me gusta cuando lo encuentro en las lecturas de ficción (y no tan ficción).
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.