Título original: Quantic Love.
Edición: 235 págs. La Galera, col. "Luna Roja", enero 2012.
Precio: 17,95€.
Traducción: Obra en castellano.
Temática: Romance juvenil, ciencias físicas.
Correlación: Independiente.
El segundo libro la barcelonesa Sonia Fernández-Vidal, Quantic Love, nos introduce en el árido mundo de la física cuántica sin que muramos en el intento. La novela nos cuenta la historia de Laia, una joven sevillana de dieciocho años que viaja a Ginebra para trabajar tres meses como camarera en el CERN (Centro Europeo para la Investigación Nuclear), considerado el Shambala de la física moderna. Allí, tras un comienzo difícil por su inseguridad y timidez, Laia conocerá a una serie de jóvenes científicos que bien podrían haber sido sacados de la serie “The Big Bang Theory”. Aunque el elenco de personajes secundarios es amplio, debemos destacar a dos de ellos, ejes sobre los que se desarrolla el argumento romántico. En primer lugar tendremos a Alessio, un atractivo y encantador periodista suizo que está haciendo sus prácticas en el CERN y, por otro lado, conoceremos a Brian, un brillante físico norteamericano que lleva a cabo unas importantes investigaciones en el complejo. y que, como no, oculta un tormentoso secreto.
La historia está narrada de forma muy simple, sencilla, amena y divertida. Funciona muy bien como elemento conductor de lo que realmente la autora quiere mostrar: el día a día en un centro de investigación al más alto nivel como es el CERN, y anécdotas varias sobre la física cuántica y sus científicos emblema. Conoceremos un poco mejor a Albert Einstein y a la gran matemática que le ayudo a elaborar la teoría de la relatividad, por ejemplo; sabremos quién es Erwin Schrödinger y su famoso gato imaginario, vivo y muerto a la vez, o nos enteraremos por fin que es el dichoso Bosón de Higgins. Las anécdotas están introducidas con gracia y de forma amena, así que no hay que temer ningún ladrillo teórico-cuántico escrito en arameo. La historia de amor es una simple excusa para mostrarnos el fascinante mundo de la física cuántica.
Tan solo he visto un par de cositas que no han terminado de convencerme. La primera, su precipitado y más que previsible final, y la segunda, la propia protagonista. Antes de llegar al CERN, Laia es un patito feo, un cerebrito al que ninguno de los chicos del instituto se ha dignado a mirar dos veces. Nunca ha tenido novio, apenas tiene amigas en España y no se comunica con nadie que no sean sus padres o su abuela a través del correo electrónico… Y hete aquí que los aires suizos la transforman en una chica popular, admirada, envidiada y por quienes los jóvenes más atractivos del CERN no dejan de suspirar. Esta flagrante contradicción en la personalidad de la protagonista, junto con su tendencia a la autocompasión y la falta de responsabilidad en cuanto a sus sentimientos, que van y vienen como los vientos alisios sin importar a quién pueda dañar, me ha resultado chocante e incoherente, más propios de una adolescente de catorce años que de una estudiante madura y universitaria. Ese comportamiento algo egocéntrico e infantil la verdad es que ha llegado a molestarme bastante, ya que le restaban credibilidad al personaje.
Salvo esta pequeña apreciación personal, para mí la novela cumple perfectamente con los objetivos que se propone: mostrar el día a día de un investigadorde élite en un sitio tan fascinante como el CERN, acompañarlo con algunos de los principales hitos en la física moderna, y vestirlo con el bonito y dulce envoltorio del primer amor juvenil. ¿Quién dijo que la física es aburrida? Como dice la propia Laia, la ciencia puede ser sexy y el amor es la energía más poderosa del universo. ¡Atrévete a descubrirlo de la mano de Sonia Fernández-Vidal y su Quantic Love!
por Eilonwy
marzo 20, 2012
3 comentarios
El otro día escuché una entrevista que le hicieron a la autora en la radio, y me llamó bastante la atención. Seguro que es una novela entretenida; al menos el tema ya me parece interesante.
Buena reseña :)
¿Se llama Laia y es sevillana? Caaro, porque en Sevilla lo normal es que las niñas se llamen Montserrat o Laia, mientras que en Barcelona son nombres típicos Macarena o Lola.
¿Un patito feo que se convierte en cisne? Dios, otra novela que sirve más para dar gusto al autor que a los lectores no, por favor. Una cosa es tener fantasías (ser el motorista más chulo del barrio, el anfitrión perfecto, ser admirados allá donde fuésemos, el objeto de deseo de las/los más bellos/as, salvar la situación en un momento crucial, salvar directamente el mundo), que en la mente de uno suena muy bien, en el papel no se sostiene.
Además, no se podía conformar con ir a otro laboratorio de física, no, tenía que ir a lo más tocho que ha parido madre.
@Beldz, yo también ví una entrevista a la autora por TV y me encantó, por eso me decidí a pedir el libro para reseñar.
@Geklodia, no he podido dejar de reírme con tu comentario. Efectivamente, este libro sigue la corriente de literatura juvenil romántica actual. Lo que sí es verdad, es que como libro de divulgación para los adolescentes, es perfecto. Yo leo esto con quince años, y con otra cara hubiese entrado a las clases de física y química :D
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.