Título original:
The Priest.
Edición: 368 págs. Berenice, enero 2007.
Precio: 19 €.
Traducción: David Cruz.
Temática: Novela gótica, misterio, intriga.
Correlación: Independiente.
Si os dijera que la Iglesia está corrupta, no os extrañaría, ¿verdad? Y si os contara que, a pesar de las reformas que han tenido lugar a lo largo del tiempo, continua poseyendo los mismos vicios que desde su surgimiento en la Edad Media, me parece que tampoco os asombraría demasiado. En nuestro mundo actual encontramos, adaptados a nuestra sociedad, los mismos defectos que tantas veces les reprocharon nuestros antepasados. No hace falta ir demasiado lejos: el año pasado resurgían los casos de abusos a menores por parte de la jerarquía eclesiástica. Con ello no estoy juzgando la fe que cada uno posee -y que es libre de practicar-, sino a los dirigentes de una Iglesia en franca decadencia. ¿Por qué creéis que en la Edad Media aparecieron tantos grupos -herejías las llamaban ellos- que practicaban una religión más cercana a los Evangelios, desviada ligeramente de la doctrina oficinal? Porque veían la corrupción imperante en la Iglesia católica.
Los casos de simonía -la compra y venta de cargos eclesiásticos, reliquias o promesas espirituales- eran, por ejemplo, muy frecuentes en el medioevo. ¿Cómo pensáis que se reformó la basílica de San Pedro, en Roma, a mediados del siglo XV? Por la venta de indulgencias. El enriquecimiento de las iglesias y, sobre todo, la ruptura del voto de castidad entre los clérigos fueron también pecados que demostraban la corrupción y el extravío del estamento eclesiástico. Os preguntaréis por qué os cuento todo esto. Pues bien,
El Cura, de
Thomas M. Disch es un auténtico alegato en forma de novela de la situación de la Iglesia antigua y actual. Veámoslo:
"Thomas Disch lleva escribiendo historias maravillosas desde hace años... historias que a veces divierten, a veces aterrorizan y otras veces provocan las tres cosas a la vez" (Stephen King)
El padre Bryce es un cura católico de una pequeña parroquia de Minneapolis, en el estado americano de Minnesota. El problema es que tiene tendencia a la pedofilia, es decir, siente atracción física hacia los niños de igual o distinto sexo. Algunos de sus compañeros clérigos lo saben, pero le ayudan guardando silencio. El padre Bryce sabe que su inclinación es pecado. Debe redimirse. La oportunidad de redención se la ofrece Clay, un joven que había sufrido sus abusos y que ahora espera que el clérigo pague por sus culpas. Bryce, si no quiere ser expuesto a la humillación pública, debe liderar la liga antiaborto, pedir perdón a sus antiguas víctimas y tatuarse en el torso la figura de Satanás. Y lo hace. Lo increíble es que ese tatuaje satánico, que le recuerda a cada momento la oscura pasión que yace en su interior, posee un poder oculto: ¡transporta al padre Bryce hasta la Edad Media! Allí ocupa el cuerpo del también corrupto obispo Silvanus de Roquefort, y éste, a cambio, toma posesión de la identidad del padre Bryce en el siglo XX. Se produce un intercambio de identidades que traspasa las fronteras del espacio y del tiempo. La existencia de sus protagonistas se confundirá y complicará aún más: se verán inmersos en una espiral tenebrosa de la que, al parecer, no existe ninguna salida.
▶ El autor dedica la página previa al inicio de la narración para reflexionar sobre el paso del tiempo, y conectar dos sucesos históricos que, tan sólo a simple vista, parecen muy lejanos. Apunta dos frases significativas: "Matadlos a todos. Dios cuidará de los suyos" (Arnaldo Amalric, abad de Cîteaux y líder espiritual de la cruzada albigense, sobre la masacre de Béziers de 1209). "¡Matadlos a todos! Dejad que Dios los clasifique" (Camiseta popular americana en 1986). Dos frases que resumen muy bien la esencia del libro.
Thomas M. Disch nos ofrece una increíble historia con grandes dosis de intriga, crítica y humor. No duda en tratar temas controvertidos sobre la jerarquía eclesiástica, como los abusos a menores o el conflicto moral que produce el aborto. Y lo hace con atrevimiento, empleando un lenguaje claro, duro y directo. Además, a la controversia religiosa le mezcla otros motivos: las sectas, las drogas, las abducciones extraterrestres y el temor a la muerte y al suicidio. Tampoco se olvida de las referencias góticas. De hecho, el subtítulo del libro lo explicita claramente: El cura. Novela gótica. Y es que también encontramos diversos elementos que recuerdan a las mejoras novelas góticas escritas en el siglo XIX, como el temor a la tortura de la Inquisición, los siniestros calabozos, los misteriosos monasterios medievales o los personajes traumatizados con comportamientos lascivos y degenerados. Como veis, se trata de un libro que contiene elementos muy heterogéneos. Este hecho no desmerece a la narración. No es ningún impedimento para poder disfrutarla en su totalidad. Yo no lo resumiría mejor que estas frases de la contraportada: "Prepárense para leer una de las tramas más brillantes, rocambolescas, oscuras y emocionantes que se han escrito. Una novela salvaje e imprescindible que nos abre los ojos a éste y a otros mundos".
Me lo recomendaron hace un montón de tiempo, me lo pusieron por las nubes, vaya... y lo tengo en la estantería esperando turno =)
ResponderEliminarBesotes
¡Buenas Shorby! Pues cuando le toque su turno ya nos comentarás qué te ha parecido :)
ResponderEliminarNo lo conocía pero tiene un argumento que no creo que deje indiferente a nadie. Muy buena reseña,me lo apunto.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Lady V! Yo también opino que es un libro que no deja indiferente. Trata unos temas bastante controvertidos que pueden molestar a los más conservadores, sobre todo en la cuestión del aborto.
ResponderEliminarPues lo controvertido siempre se termina convirtiendo en lo más leído, aunque me temo que este libro (por suerte o por desgracia) no habrá corrido la misma suerte que El código Da Vinci", que se nos intentó vender como "la revolución de lo controvertido" y no era eso ni de lejos. XDD
ResponderEliminarA tener en cuanta, veo.