Guión: Régis Loisel, Jean-Blaise Djian.
Dibujo: Vincent Mallié.
Color: François Lapierre.
Edición: 184 págs, color. Planeta DeAgostini, abril 2012.
Precio: 20 €.
Traducción: Albert Agut Iglesias.
Temática: Fantasía, distopía.
Correlación: Primer volumen recopilatorio de la serie "El Gran Muerto".
El terreno de la fantasía es un campo tan fértil como cualquier otro género de ficción con el que podamos encontrarnos a lo largo de nuestra carrera lectora. Pero la fantasía no es exclusivamente un género de tipos hipermusculados, espadas sangrientas y reyes tiranos a los que derrocar, sino que puede ir desde la épica más clásica hasta lo verdaderamente sutil. Esa sutileza es la que podemos contemplar en El Gran Muerto, la última obra firmada por Régis Loisel junto a Jean-Blaise Djian (ambos al mando del guión), con Vincent Mallié a los lápices y François Lapierre al color. Lejos de estereotipos fantásticos propiamente dichos, sí que encontramos sin embargo un recurso habitual dentro del género: el viaje a otros mundos desde nuestra propia realidad.
Bien a través de una puerta oculta o mediante conjuros mágicos, lo cierto es que los mundos o dimensiones paralelas a la nuestra ha sido siempre un tema utilizado en infinidad de obras de corte fantástico, especialmente en la literatura infantil y juvenil (¿qué es si no El mago de Oz o Alicia en el País de las Maravillas? En el caso de El Gran Muerto, Loisel y Djian aprovechan ese recurso para crear una realidad paralela a la que los guardianes de este otro mundo mágico pueden acceder mediante unas gotas en los ojos de una pócima ancestral conocida como "Lágrimas de Abeja". Partiendo de esa base, el autor crea ciertos paralelismos con la imprescindible Peter Pan (con Loisel en solitario), pues en ambos casos los protagonistas son viajeros de un mundo como el nuestro a otro en apariencia mejor y con más posibilidades y dosis de entusiasmo.
Tanto es así que lo que en un principio parecía convertirse en una historia más de "viajes entre mundos", el argumento de El Gran Muerto da un giro de ciento ochenta grados para terminar transformándose en una distopía social que bien puede equipararse la situación económica actual, pero llevada al extremo. Un ejercicio de dotes proféticas por parte de Loisel, debemos añadir, pero con elementos de corte fantástico que suponen una delicia para todos los aficionados a este tipo de historias, con unos personajes carismásticos, salvando la, en un principio, antipatía que nos produce la protagonista de la historia.
En cuanto al apartado artístico, tanto el dibujo de Jean-Blaise Djian como el color de François Lapierre son sin duda excelentes, mostrando una serie de escenas cortas pero intensas en el mundo fantástico al que hacen referencia los autores, con una suerte de contrastes que casan muy bien con la ambientación rural escogida. Respecto a la edición española por parte de Planeta DeAgostini, recoge en un sólo volumen en tapa dura los tres primeros álbumes de la hexalogía planteada desde un principio (a saber: Lágrimas de Abeja, Pauline... y Blanche), con el inconveniente de que el final del tomo nos deja con la miel en los labios hasta su segunda entrega, que será dentro de mucho tiempo debido a que los autores todavía no han finalizado la cuarta entrega.
Personajes carismáticos, una mundo fantástico por explorar, elementos de fantasía brillantemente insertados en una trama de ambientación rural con toques distópicos, el misterioso fluir del tiempo y un giro de tuerca elegante y sorprendente constituyen las claves de esta primera entrega (tres, en realidad) de El Gran Muerto. Si eres un incondicional de Loisel no puedes perderte esta obra, pero si no has leído todavía nada de él quizá quieras adentrarte en una de sus operas maximas como es Peter Pan -igualmente indispensable para los seguidores de James M. Barrie- antes de echar un vistazo a El Gran Muerto, de menor ambición por el momento, pero de igual calado entre el mundo de la BD.
Bien a través de una puerta oculta o mediante conjuros mágicos, lo cierto es que los mundos o dimensiones paralelas a la nuestra ha sido siempre un tema utilizado en infinidad de obras de corte fantástico, especialmente en la literatura infantil y juvenil (¿qué es si no El mago de Oz o Alicia en el País de las Maravillas? En el caso de El Gran Muerto, Loisel y Djian aprovechan ese recurso para crear una realidad paralela a la que los guardianes de este otro mundo mágico pueden acceder mediante unas gotas en los ojos de una pócima ancestral conocida como "Lágrimas de Abeja". Partiendo de esa base, el autor crea ciertos paralelismos con la imprescindible Peter Pan (con Loisel en solitario), pues en ambos casos los protagonistas son viajeros de un mundo como el nuestro a otro en apariencia mejor y con más posibilidades y dosis de entusiasmo.
Tanto es así que lo que en un principio parecía convertirse en una historia más de "viajes entre mundos", el argumento de El Gran Muerto da un giro de ciento ochenta grados para terminar transformándose en una distopía social que bien puede equipararse la situación económica actual, pero llevada al extremo. Un ejercicio de dotes proféticas por parte de Loisel, debemos añadir, pero con elementos de corte fantástico que suponen una delicia para todos los aficionados a este tipo de historias, con unos personajes carismásticos, salvando la, en un principio, antipatía que nos produce la protagonista de la historia.
En cuanto al apartado artístico, tanto el dibujo de Jean-Blaise Djian como el color de François Lapierre son sin duda excelentes, mostrando una serie de escenas cortas pero intensas en el mundo fantástico al que hacen referencia los autores, con una suerte de contrastes que casan muy bien con la ambientación rural escogida. Respecto a la edición española por parte de Planeta DeAgostini, recoge en un sólo volumen en tapa dura los tres primeros álbumes de la hexalogía planteada desde un principio (a saber: Lágrimas de Abeja, Pauline... y Blanche), con el inconveniente de que el final del tomo nos deja con la miel en los labios hasta su segunda entrega, que será dentro de mucho tiempo debido a que los autores todavía no han finalizado la cuarta entrega.
Personajes carismáticos, una mundo fantástico por explorar, elementos de fantasía brillantemente insertados en una trama de ambientación rural con toques distópicos, el misterioso fluir del tiempo y un giro de tuerca elegante y sorprendente constituyen las claves de esta primera entrega (tres, en realidad) de El Gran Muerto. Si eres un incondicional de Loisel no puedes perderte esta obra, pero si no has leído todavía nada de él quizá quieras adentrarte en una de sus operas maximas como es Peter Pan -igualmente indispensable para los seguidores de James M. Barrie- antes de echar un vistazo a El Gran Muerto, de menor ambición por el momento, pero de igual calado entre el mundo de la BD.
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