Reseña: «Mystic City: La Ciudad del Agua», de Theo Lawrence

Título original: Mystic City. 

Edición: 430 págs. Montena, col. “Ellas”, febrero 2013.
Disponible en ebook: Sí.

Precio: 15,95 € (rústica con solapas) / 10,95 € (electrónico).

Traducción: Andrea Montero Cusset.

Temática: Distopía, romance, Young Adult.

Correlación: Primer libro de la trilogía “Mystic City”.

Antes de leer y reseñar un libro, suelo echar un rápido vistazo por la red para ponerme en situación, documentarme y tratar de ser lo más objetiva posible. Miro la biografía del autor, si ha publicado antes, si la novela pertenece a una serie o es autoconclusiva, en que está inspirada, a qué otros libros se parece… Caliento motores, por así decirlo, antes de lanzarme de cabeza a reseñar, y el trabajo ha sido arduo porque siempre es más difícil ser objetivo con una historia que hace aguas por todos los lados, que con un libro que realmente te ha llegado a emocionar, y Mystic City, novela del debutante Theo Lawrence, ha resultado ser una novela bastante floja y decepcionante. Pero vayamos por partes. 

¿Qué es Mystic City? El calentamiento global ha fundido los casquetes polares y ha anegado los continentes. Nueva York, concretamente, es un laberinto de canales donde prácticamente solo se puede circular en góndola por los malolientes, empobrecidos y fétidos niveles inferiores. Las Profundidades es el hogar de las clases bajas trabajadoras y los místicos, humanos con dones especiales, que no se pueden permitir la cara, elitista, frívola y despreocupada vida de los niveles superiores, las Atalayas. 

"Los dos grandes puntos fuertes que tiene Mystic City son, en primer lugar, su ambientación futurista, y unos secundarios a los que enseguida se les toma cariño."

En este contexto se nos presenta la historia de Aria Rose, hija de una de las familias más poderosas, influyentes y ricas de Manhattan, que de la noche a la mañana y sin que ella tenga la más remota idea de cómo, cuándo o por qué, se encuentra comprometida con Thomas, hijo de los Foster, acérrimos enemigos de su familia desde tiempos inmemoriales. Los recuerdos que tiene en su mente son borrosos, tiene lagunas temporales inmensas y no se siente en absoluto enamorada de su amable, educado, rico y atractivo prometido. Lo único que le hace que le revoloteen mariposas en el estómago son retazos inconexos de una imagen que siempre está en sombras y el tropiezo casual, o no, con Hunter, un rebelde místico de las Profundidades. 

La novela tiene puntos muy buenos y una bochornosa lista interminable de puntos malos, que inclina peligrosamente la balanza hacia un subproducto que bebe de mil sitios y que no es capaz de diferenciarse de ninguno. Es una lástima porque el argumento y la puesta en escena prometía muchísimo. 

Los dos grandes puntos fuertes que tiene Mystic City son, en primer lugar, su ambientación futurista (muy conseguida, con una atmósfera muy creíble y coherente con lo que se quiere contar), y unos secundarios a los que enseguida se les toma cariño. El personaje de Davida es mi preferido, y es tristemente desaprovechado en toda la novela. Lo mismo que Turk, al que apenas se le dedican varias escenas y que está siempre a la sombra de un anodino protagonista. 

Los puntos débiles y las incongruencias narrativas llenan mi libreta de notas. No quiero daros la murga con ellos, así que lo resumiré en tres puntos: previsibilidad argumentativa, acción nula y una pareja protagonista capaz de representar alguna de las escenas más absurdas e incongruentes que he tenido la desgracia de leer en mucho tiempo.

La novela se publicita, y cito textualmente, “para los fans de Los Juegos del Hambre, XMEN y Blade Runner, llega la mágica historia de una ciudad dividida, una rebelión que germina y un amor destinado a durar para siempre”. La única semejanza que “Mystic City” tiene con “Los Juegos del Hambre” es que las dos forman parte del género juvenil distópico, con sus dosis de romance y sus triángulos amorosos. Con los hijos del átomo guarda muchas similitudes: los místicos poseen poderes extraordinarios y son censados, marcados y tratados con miedo y desprecio, germen de una revolución épica y que no veremos, al menos en esta primera novela introductoria. Para no levantar más ampollas, obviaré esa sangrante e infundada comparación con Blade Runner (¿en qué se parecerá un huevo a una castaña?) y lo peor, con diferencia, es la desafortunada utilización de un clásico como “Romeo y Julieta” para copiar escenas, balcón incluido, que no transmiten nada de nada. 

No quiero terminar la reseña sin partir una lanza en favor de la preciosa edición que Montena le ha dedicado al libro en formato físico: tapa blanda reforzada, papel mate e interlineado correcto, nada de letra pulga. La traducción no tiene giros raros y tampoco encontraremos sangrantes faltas de ortografía o errores tipográficos. En ese aspecto, le doy un sobresaliente. 

Mi balance general con Mystic City: La Ciudad del Agua es bastante desafortunado. Suelo ser bastante comedida con los autores noveles que debutan, trato de ser lo más objetiva posible y no tener nunca expectativas demasiado altas, otorgándoles el beneficio de la duda, ya que todos los comienzos son delicados. Y "Mystic City" tiene premisas buenas, una ambientación sobresaliente e ideas que ojalá el autor desarrolle más en los dos libros posteriores, ya que en este primer libro, cojean o les falta un hervor. Los protagonistas son otro cantar, pero nada que se salga de los estereotipos que ahora abundan en la literatura adolescente. Por supuesto, esto es solo una opinión personal, ya sabéis que para gustos, mil colores, y os animo a que os acerquéis al mundo de Mystic City y compartáis vuestras opiniones con nosotros. ¡Estamos deseosos de leerlas!

por Eilonwy febrero 11, 2013