22 de junio de 2013

Reseña: «El hombre que compraba gigantes» de Luis C. Folgado de Torres

Grumetillos, hoy vengo a contaros una historia agridulce, real como la vida misma, basada en la vida de un hombre, El Gigante Extremeño, que de haber nacido en nuestros días podía haber sido pivot en cualquier equipo de nuestra liga ACB. Pero Agustín Luengo no tuvo esa suerte. El destino le hizo aterrizar en un pueblecito perdido en Extremadura, de una casi España analfabeta, que se guiaba más por la superstición y la superchería, que por el sentido común, y con una dolencia, la acromegalia, que le condenó, a él y sus 2,35 metros, a una vida errática como hombre de feria. ¿Qué se puede esperar de una historia que empieza con unas comadres que piden que al niño se le rebautice por que semejante altura debe ser cosa del maligno? Una historia triste. Aunque el párroco del pueblo es el principal defensor del joven Agustín, ya que es un hombre letrado, no consigue evitar que el muchacho sea vendido a El Circo Luso por media arroba de arroz, dos hogazas de pan blanco, aguardiente de Cazalla y dos paletas bien curadas, dejando como único recuerdo en la casa paterna, un daguerrotipo de él y su familia –imagen que puede verse recreada en la casa donde vivió, en Puebla de Alcocer, Badajoz–.

Puebla de Alcocer, "Casa de El Gigante Extremeño".

Con lo puesto, Agustín comienza una vida de feria en El Circo Luso, y aunque parezca imposible, en esta extraña compañía llena de seres aún más raros que él, consigue cierta paz y notoriedad, que le hacen ser recibido por el mismísimo Alfonso XII. Sin embargo, Madrid es una ciudad de luces y sombras, y pronto él queda atrapado por los hilos del Doctor Velasco, director del Museo Nacional de Antropología.  ¿Quién es más monstruoso, el joven pueblerino inocente al que la genética le ha jugado una mala pasada, o el ecuménico doctor, que esconde un terrible secreto en sus propios salones de casa y que, con sus “colecciones” fue el fundador de tal Museo?

La novela, basada en hechos reales, recrea de forma muy fidedigna la España de finales del XIX, tanto esa España profunda, llena de hombres y mujeres casi analfabetos, temerosos de la superchería, por donde va El Circo Luso luciendo su espectáculo, como ese Madrid, más intelectual pero también más sórdido, donde termina acabando nuestro protagonista y que le queda muy grande a un chaval de provincias que apenas tenía contactos fuera de la claustrofóbica atmósfera del circo de los extraños. Tanto la atmósfera, como los diálogos, los modismos y las situaciones a pie de calle, nos transportan ciento cincuenta años atrás, a una población embrutecida y envilecida por la mera supervivencia, y a unas clases sociales más afortunadas, que lejos de estar afrancesadas, también muestran su sordidez y claroscuros. Sinceramente, no sabes qué es peor: si los actos de maldad que nacen de la falta de conocimiento o aquellos que, disfrazados de exquisitez, son capaces de gestar tamañas atrocidades. En ese aspecto, una gozada de novela la que nos presenta Luis C. Folgado. Si tenéis curiosidad por ver la recreación de un personaje real y que alcanzó notoriedad en su tiempo, como El Gigante Extremeño, esta novela tenéis que leerla.

Museo Nacional de Antropología, Madrid.

La edición de la novela a cargo de Áltera es muy correcta y ajustada, y podemos encontrarla tanto en formato físico como electrónico, a un precio más que razonable. La letra es cómoda de leer, el sangrado y el interlineado correctísimo y el papel de sus páginas es de gramaje adecuado, así que estáis haciendo una buena adquisición. Además, es un libro que se lee en un suspiro, del tirón, y que os asombrará y llenará de interrogantes la cabeza. Por lo pronto, y tras leer el epílogo, yo tengo la malsana curiosidad de visitar el Museo Nacional de Antropología, en Madrid, para conocer a este gigante malogrado y por otro, siento lástima por alguien que no nació en el tiempo adecuado. Hoy en día, la acromegalia está bien documentada y un hombre de su estatura habría tenido una vida muchísimo menos penosa que la suya.

En definitiva, El hombre que compraba gigantes, de Luis C. Folgado es un viaje a nuestro pasado reciente, una visita con la máquina del tiempo siglo y medio atrás, para mostrarnos a través de la azarosa vida de El Gigante Extremeño, la España profunda y analfabeta que lucha por sobrevivir, y el Madrid de finales del siglo XIX, lleno de clasoscuros entre las clases altas y bajas. Os sorprenderá y os entristecerá por igual, palabra.

Información adicional

Histórica Literatura Novela

El hombre que compraba gigantes.
Título original en castellano.
Ediciones Áltera, mayo de 2013.
262 páginas.
Disponible en ebook.
16,50 € (rústica con solapas), 1,96 € (electrónico).
Lectura independiente

3 comentarios:

  1. Pinta curiosa esta novela y sorprende que esté basada en una historia real. La verdad es que nunca he visitado el museo de antropología (mea culpa...), pero ahora ya tengo un motivo para hacerlo. Muy buen comentario, Eilonwy! ;)

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  2. Muy buena reseña.
    Parece que un destino circense era frecuente para gente que nacía con estos tipos de dolencia, tan inimaginable hoy en día como triste :(
    Un ejemplo mítico de esta situación es la "Freaks" de Tod Browning, pero en novela no me suena haber visto nada, así que esta me interesa :) gracias!

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  3. No se porqué pero el argumento me recuerda múchísimo al escándalo que vivió la ciudad inglesa de Cardiff cuando se demostró que su famoso "gigante" era una estafa a "gran escala", perdonadme el chiste xD y que realmente todo había sido una argucia para atraer turismo a la ciudad, la cual estaba casi al borde de la desaparición por su escaso interés en general.

    Finalmente se ha quedado como ciudad universitaria, en la que hay más pubs por metro cuadrado que adoquines en la calle, pero en fin, no deja de demostrar las artimañas a las que recurría mucha gente de la época para darle salida a esa faceta mística que poseían los museos antropológicos e incluso los arqueológicos.

    Muy buena reseña y pensando al precio al que está el libro electrónico seguramente intentaré pillarlo. A ver que tal.

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