Parece ser que el autor
de Niceville, Carsten Stroud, se ha especializado en novelas y obras
de no ficción sobre la policía y el ejército de los Estados
Unidos. No sé si esta es su primera novela de terror (o por lo menos
con elementos sobrenaturales) pero ciertamente lo parece. En
cualquier caso es una novela de contrastes fuertes, casi
desconcertantes, y he tardado bastante en cogerle el punto.
Niceville es una mezcla
de thriller y relato de terror. Aunque combinar géneros parece estar
de moda con el auge de la fantasía urbana y el terror detectivesco a
lo Buffy o Anita Blake, ya lo hacían Algernon Blackwood (con su
John Silence, investigador de lo oculto) o William Hope Hodgson
(con Carnacki el cazafantasmas) a principios del siglo XX. Es un
área más que suficientemente explorada, por tanto; ya sea en un
caso puntual o en una sucesión de aventuras, el detective que se
enfrenta a lo sobrenatural es un clásico recurrente. El problema es
que en estos casos se requiere cierta suspensión de la lógica por
parte tanto del detective en cuestión como por parte del lector.
Colisionan la necesidad de aplicar la lógica de las tramas
detectivescas tradicionales con la obligación de abrir la mente ante
lo inexplicable y encontrar otras respuestas. Así, encontramos
inspectores de la policía, detectives privados o investigadores de
alguna universidad, formados en el pensamiento empírico y en una
sociedad científica, que parecen aceptar demasiado fácilmente la
posibilidad de que esté sucediendo algo fantástico; entendemos que
es necesario para el desarrollo de la narración, pero el autor tiene
que facilitarnos argumentos para ayudar a convencernos. Algunos
autores saben hacerlo con más gracia o saben dar a sus creaciones
motivos o trasfondos, o “almas sensibles”, que les hacen más
proclives a la credulidad. Otros, como es el caso de Carsten Stroud,
no lo consiguen.
Resumiendo, en Niceville
nos presenta dos hilos argumentales, unidos de forma tan sutil que
casi parece que no tengan nada que ver. Uno se introduce desde el
prólogo, y empieza con la desaparición (literal) del niño Rainey
Teague; un espejo parece estar implicado, y tirando del hilo se
descubre una desconcertante realidad: en la pequeña población de
Niceville desaparecen cinco veces más personas que en comunidades
equivalentes. El agente Nick Kavannaugh, ex-militar, va a encontrarse
ante hechos cada vez más inexplicables enredados con el pasado de
disputas y venganzas entre las familias fundadoras de la localidad,
típicas del sur profundo; como escenario de fondo, la ominosa
Tallulah's Wall, un acantilado de granito que preside el pueblo en
cuya cima se encuentra la laguna de Crater Sink, origen de toda clase
de leyendas negras. El segundo, planteado
algo más adelante, parte del bien planificado atraco a un banco y de
las trifulcas entre los atracadores. Éstos, pistoleros amorales, se
verán poco a poco implicados con el poder oscuro que acecha en las
sombras de la historia local. Como decía, ambos arcos corren en
paralelo sin llegar a tocarse y se entrecruzan con algunas historias
menores, tejiendo un retrato de la vida alrededor de Niceville al
estilo de Pulp Fiction o Knockemstiff.
Los personajes de Carsten
Stroud, todos ellos son, o bien policías o bien militares
(alternativamente, militares retirados); recios, emocionalmente
distantes, de mente cuadriculada, chapados a la antigua y muy
autosuficientes. De algún modo, el prototipo del hombre 100%
americano: Clint Eastwood. ¿Es este tipo de personaje el que mejor
encaja en este planteamiento? Definitivamente, no. Se podría
argumentar que, precisamente por ser militares, estarán
acostumbrados a seguir ordenes sin cuestionarlas, a actuar sin
preguntarse por qué; pero no es este el enfoque que les da Stroud.
Él insiste en su autosuficiencia. Se esfuerza, de hecho, en
presentarlos como gente eficiente, diligente y muy efectiva
(comprensible, por otra parte, si su tema de interés, como revela su
nota biográfica, es la historia militar y el cuerpo de policía;
debe de estar harto de historias donde los presentan como lerdos
incompetentes). El resultado es poco
creíble. No me convence que Nick Kavannaugh acepte tan fácilmente
la posibilidad de una casa encantada, o de un fantasma, o de un poder
oscuro tras las desapariciones en el pueblo. Es más; Nick Kavannaugh
no convence en nada. Es bastante anodino. Parece alguien que se toma
la justicia por su mano, y al que todos admiran, pero no veo que en
realidad haga prácticamente nada; de todo lo que pasa es más
espectador que participante. Me resultan mucho más
interesantes los antihéroes, los atracadores; del mismo modo, su
arco argumental me parece más interesante que el otro. Diría que
con ellos Stroud juega en su campo, en el que se siente
verdaderamente cómodo y en el que es capaz de narrar una historia y
hacerla interesante. He tenido la sensación de estar leyendo un
thriller entretenido donde se introducía una trama de fantasmas con
calzador.
En cuanto al estilo, me
ha costado acostumbrarme a su forma de escribir; excesivamente
detallada para mi gusto (del tipo de escritor que, al presentarte un
personaje aunque sea secundario, te da su talla, edad, peso, color
del pelo, aficiones, estado civil y antecedentes criminales si los
tiene), y a veces algo atropellada: párrafos largos sin un solo
punto y aparte, agotadores. Los diálogos no están mal, son
naturales, e ingeniosos a veces, pero de vez en cuando sale con
alguna expresión que te descoloca y lastra el ritmo narrativo.
En resumen, me parece que
en Niceville los puntos positivos y los negativos están bastante
balanceados aunque quizás me he dejado llevar, en esta reseña, más
por los segundos. Pese a ellos, es una novela que se disfruta, y este
es su máximo argumento a favor. Del mismo modo que muchas obras
recientes de Stephen King, uno no puede evitar darse cuenta de que, a
pesar de lo mucho que encuentra para criticar, la ha leído en un fin
de semana y le ha dejado bastante buen regusto. Los “malos”,
gustarán a quien disfrute con personajes a lo Clint Eastwood; la
trama sobrenatural es sencilla pero atractiva, con algunas escenas
potentes, aunque quizás habría funcionado mejor como relato. Para mi, la principal
gracia del libro reside en preguntarse si el mal que encontramos en
Niceville, el mal verdadero, reside en Crater Sink o en la naturaleza
humana de sus habitantes; en cual de los dos, o por lo menos cual de
los dos es más terrible. Parece ser un pueblo con un índice de
corrupción bastante alto; es la influencia de Crater Sink o ésta es
solo una corriente paralela, y la maldad ya se encuentra más que
suficientemente en el corazón humano? Una conversación entre dos de
los protagonistas principales, uno escéptico y el otro crédulo, es
clave en este asunto, pero será el lector quien decida qué versión
es la correcta.
Información adicional
Terror Literatura Novela
Niceville.
(Niceville).
Thriller, investigación, terror sobrenatural.
Traducción de Luis Murillo Fort.
Plaza & Janés, junio de 2013 / Debolsillo, junio de 2014
448 páginas (rústica con solapas, bolsillo).
Disponible en ebook.
18,90 € (rústica con solapas), 9,95 € (bolsillo), 11,99 € (electrónico).
Lectura independiente.
por Nyarla
junio 30, 2013
3 comentarios
Es posible que haya autores que quizás patinen un poco a la hora de combinar ciertos conceptos enfrentados como bien has dicho en la reseña. Habrá que leerlo para ver qué es lo que opina cada lector y qué conclusiones saca de ello. Mil gracias por decirlo abiertamente. ^^
Buena reseña!!!!he llegado a ti porq acabo de comprarme el libro ...a ver qtal cdo lo lea!!muchas gracias
Buena reseña!!!!he llegado a ti porq acabo de comprarme el libro ...a ver qtal cdo lo lea!!muchas gracias
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.