El mundo de los videojuegos está lleno de estudios que hacen auténticas virguerías con un amplio grupo de personas, pero los hay que con sólo dos integrantes consiguen publicar un juego completo y bien hecho como pocos. Es el caso de The Binding of Isaac, un juego de factura independiente creado por Edmund McMillen y programado por Himsl Florian. El juego, que cumplirá tres años en septiembre, es de acción y mazmorras estilo retro y utiliza el llamado sistema roguelike, entre cuyas características encontramos la muerte permanente (una vez el personaje ha caído hay que empezar desde el principio), la jugabilidad lo es todo (sencillo y directo al grano), es para un solo jugador, la curva de dificultad va en aumento y todo el contenido es aleatorio, desde mazmorras, monstruos y objetos. Tiene además una expansión: Wrath of the Lamb., un DLC oficial con mucho más contenido añadido.
El argumento es simplísimo: Isaac, el niño protagonista, huye de su madre (evitando la muerte que le hubiera dado por tener el cerebro hecho agua ver tantos programas religiosos y creer que su hijo es un demonio) hacia el sótano de su casa, el cual está lleno de todo tipo de monstruos y objetos (fruto de su imaginación). El objetivo final: enfrentarse a ella en un combate a muerte.
De monstruos, criaturas celestiales y tragaperras
The Binding of Isaac tiene un trasfondo muy curioso. Por un lado hay multitud de criaturas a las que hay que aniquilar, desde monstruos sanguinolentos hasta réplicas de uno mismo (con jefes finales de fase incluidos). Pero también hay montones de referencias religiosas como los ángeles que intentan acabar con el protagonista, ítems como la Biblia, efectos sonoros de coros celestiales, u otros objetos como relicarios o cruces que nos ayudan en la aventura (aunque lo religioso no es lo único).
Y es gracias a ese sistema roguelike, el de la aleatoriedad, que The Binding of Isaac tiene también un componente muy fuerte a la hora de presentar ítems aleatorios: monedas, llaves, bombas, puertas secretas o salas de arcade. Es en dichas salas donde si tenemos una buena reserva de monedas podremos sacar más objetos aleatorios de los niños trileros (y que no sólo están ahí, sino también los vemos de vez en cuando por el resto del mapa) o de las máquinas tragaperras que ofrecen recompensas más suculentas bajo la forma de abalorios u objetos de efecto pasivo. Estas máquinas no son como las tragaperras de juego online o las de los bares, aunque gráficamente son muy similares y son de las clásicas de tres carretes. La única diferencia es que no hay método efectivo para conseguir el premio deseado y tampoco tienen una tabla de combinaciones ganadoras.
Conclusiones
Para ser un juego hecho en dos meses, es uno de los más adictivos y con una cantidad asombrosa de contenido desbloqueable (echándole muchas horas, por supuesto). No hay ningún tipo de bug (al contrario que los juegos de las grandes compañías), la ambientación de terror funciona perfectamente (gracias en parte a la banda sonora de Danny Baranowsky) y el resultado es totalmente satisfactorio si el jugador gusta de los Action RPG y está dispuesto a perder una y otra vez hasta pillarle el tranquillo. Un juego brillante, no se puede decir menos.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.