“Un espectáculo visual difícil de olvidar”
Una historia de amor destinada a fracasar es el elemento con el que arranca Sortilegios: él un simple campesino y ella una princesa que en la segunda página ya nos dice que hereda el reino y por tanto no puede seguir viendo a su chico, por más que quiera; sus obligaciones se lo impiden. Esa violenta situación es el punto de inflexión de este álbum con el que empieza la serie, gracias al cual nos ahorramos paseos innecesarios por un guión lleno de florituras. Eso es lo que más me gusta de Sortilegios, que va directo al grano, como un mazazo. El que creíamos el príncipe de la historia, el Aladdín del cuento, no es más que el detonante de las desgracias que le son reservadas a la princesa: celos, venganza y un amor truncado son elementos terribles de un cuento, destinados a cambiar el final feliz por otro de diferente índole, y que se va descubriendo poco a poco.
Por supuesto, este cuento que es Sortilegios no es únicamente un vaivén de personajes que se desplazan de aquí para allá o son partícipes de diálogos vacuos. Para nada en absoluto: cada segundo del metraje está perfectamente medido y no hay ningún momento extra, todo tiene su razón de ser, como en los cuentos de toda la vida. Sortilegios es una historia de personajes, pero como en toda narración que se precie, el escenario juega un papel muy importante. Lugares lúgubres, un misterioso lago, la estatua de un rey caído, una tienda misteriosa, un castillo de la realeza... todo ello forma un excelente conjunto para desarrollar una buena historia, la cual no sería la misma sin los dibujos de Munuera y el color de Sedyas. No me podría haber imaginado a cualquier otro artista para ilustrar Sortilegios, parece hecha a medida para él y la pericia del mismo se pone de manifiesto en la composición de las escenas o en la construcción de los decorados, por no hablar del color con el que Sedyas deleita nuestras retinas. Sortilegios cuenta con un artista de renombre que combina perfectamente con el guión de Dufaux, dando como resultado un espectáculo visual difícil de olvidar.
Pero el primer álbum de Sortilegios nos deja con la miel en los labios, es lo único que podemos reprocharle, y queremos más. Queremos saber qué ocurre con la princesa, si le saldrá algo bien; queremos saber qué ocurre con el extraño de ojos amarillos con el que casualmente se ha topado la joven, ahora reina de Entremundo; queremos saber qué es lo siguiente que hará la bruja (porque en todo cuento tiene que haber una que haga maldades o simplemente se siente a observar). Y, por supuesto, queremos la segunda parte del cuento y deleitarnos cual espectáculo animado.
Información adicional
Editado por Norma Editorial en abril de 2013.Tapa dura, 64 págs, 16 €. No disponible en ebook
Traducido por Albert Agut.
Primera entrega de 'Sortilegios'.
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