En la película a estrenar en 2015 han decidido destruir al héroe y al villano para que encaje en nuestro mundo.
Creíamos que los tiempos de Daredevil y Elektra, y del Batman & Robin de Schumacher habían quedado atrás; que Hollywood al fin había entendido que el cómic es algo a tomarse en serio; que Nolan, Whedon o Vaughn habían demostrado que se podía hacer bien, que hacerlo bien daba resultados. Era el momento, pensábamos: el amanecer de la era dorada del cine de superhéroes.
Entonces nos enteramos del proyecto de reboot para Los 4 Fantásticos, y la ilusión se hizo trizas.
Los 4 Fantásticos es una de las series clásicas del noveno arte, de hecho marcaron el inicio de la era Marvel. A la familia Storm-Richards, que nació directamente de la mano de Stan Lee y Jack Kirby, debemos mucho: destacaron desde el principio por la originalidad –en aquel momento– de su planteamiento, una familia de superhéroes cuyos poderes tomaban como referencia los cuatro elementos; entre combates, vivían la realidad de una familia normal, conflictos matrimoniales, escarceos amorosos, amistad y conflicto. El dolor de la Cosa por su deformidad y la culpa de Reed por haberla causado y no poder remediarla; la presión que suponía para la antorcha ser el adolescente del grupo, de algún modo el marginado y por ello conectando con el otro marginado, La Cosa, en un dúo cómico memorable. Dirigidos por un genio científico, los cuatro fantásticos defendían la tierra contra cualquier amenaza que se presentara. A lo largo de los años, aún con el estancamiento propio de este tipo de cómic, les vimos evolucionar; más, quizás, que otros superhéroes. Susan Storm dejó de ser la chica invisible para autoproclamarse orgullosamente Mujer Invisible, pasando de ser la segundona a revelarse como el miembro más poderoso del grupo. Johnny dejó atrás la adolescencia para convertirse en un playboy y Ben se enamoró, y fue abandonado, una y otra vez. Susan y Reed se casaron, tuvieron hijos, y estos hijos crecieron y adquirieron peso propio en la saga. Defendieron la tierra contra toda clase de amenazas; por sus aventuras conocimos a Galactus y Estela Plateada, a los Skrull y a los Inhumanos, al Vigilante y al gran Doctor Muerte. Descubrieron la Zona Negativa y el Microverso, viajaron por el tiempo y el espacio; pioneros en la ficción, su cómic lo fue también en la vida real.
Con el tiempo, el grupo se fragmentó y volvió a recomponerse innumerables veces: entraron nuevos miembros, como el Hombre Hormiga y Hulka, incluso Kristoff Vernand, hijo adoptivo de Muerte. Sobrevivieron a un parto malogrado, al acoso de Namor, a la aparente muerte – varias veces – de todos sus miembros, a casi todos los grandes eventos Marvel, a cincuenta años de cambios editoriales, distintos autores, distintos editores, bajo el amparo de distintas empresas y bajo muchos formatos distintos.
Y ahora llega una película dispuesta a darles una estocada que quizás logrará lo que todas aquellas adversidades no consiguieron: acabar con el grupo. Porque, reconozcámoslo: el universo del cómic superheroico siempre ha sido muy dependiente del merchandising, de la presencia en otros medios; cuando no en el cine, en la TV bajo la forma de series de dibujos animados, o en videojuegos, donde las aventuras de sus personajes retroalimentan al cómic. El cómic en sí es, para la industria, solo un elemento más de una marca que vende en muchos frentes. La marca “4 Fantásticos” quedó muy tocada con las infames películas de 2005 y 2007, totalmente infumables, y ahora, cuando el cine es la frontera que debe ser conquistada y que revitaliza a Batman, Iron Man y los Vengadores, se nos plantea un reboot para 2015 que, en mi opinión, supondrá un desastre total y anulará de forma definitiva el paso de la primera familia a la gran pantalla, paso que cada vez se ve más necesario para cualquier superhumano que quiera sobrevivir a los nuevos tiempos.
Se sabe relativamente poco aún, pero lo poco que se ha visto es desesperante. Las declaraciones de un tal Simon Kinberg, guionista y productor, son como para tirarse de los pelos hasta quedarse calvo. Kate Mara, quien interpreta a Susan Storm, quiso leer algunos de los cómics en que se basaba su personaje: «no hace falta –le dijo Kinberg–, la película no se basa en siquiera uno solo de estos cómics». Por lo menos en parte, la película se desarrollará en un instituto (¡!) y contendrá partes de comedia, de optimismo inspirador (palabras de Kinberg), todo envuelto en el contexto de una familia disfuncional.
Para empezar, echemos un vistazo al casting. Tenemos, decíamos, a Kate Mara como Susan Storm, elección discutible pero pasable al lado de Miles Teller, que como Reed Richards no se ve, creo, ni él mismo. Jamie Bell –de Billy Elliot– interpretará a La Cosa, y Michael B. Jordan –¡sorpresa!– a un Johnny Storm sin ninguna relación familiar con Susan. Es decir, que cogemos lo que en el cómic era una familia de exploradores, atrevidos vanguardistas, y lo convertimos en un grupo de veinteañeros que por accidente adquieren superpoderes. Pero esperad, que aún hay que ver lo mejor. A Víctor von Muerte el villano por excelencia de la Casa de las Ideas y mayor enemigo de la primera familia, lo convierten en un perverso programador, un hacker. Lo puedo imaginar, sentado ante sus múltiples pantallas –como todo el mundo sabe, es imprescindible para un hacker disponer de varios monitores–, quizás diseñando un virus cuya interfaz gráfica en forma de máscara metálica aparecerá en los sistemas que corrompa. ¡Ah! Y Doom podría ser, se dice, el nick que usara este villanesco personaje en los foros y blogs.
Genial, cojamos a los héroes y descompongámoslos para que encajen en la idiotez que se le haya ocurrido al brillante productor de turno, transformémoslos en una masa amorfa que combine lo suficiente de «teenager», «héroe de acción», «payaso insufrible», «antihéroe atormentado» y «sujeto sexualmente deseable» como para contentar a todas las áreas demográficas. Cojamos al villano, favorito personal de este redactor, y «actualizémoslo» para que resulte creíble, como si actualizarlo significara darle un rol propio de los noventa. Hagamos que al gran Doctor Muerte lo interprete un escuálido desconocido; quitémosle toda su majestad, todo lo que le hace especial para convertirle en un delincuente antisistema de poca monta. Las buenas películas de superhéroes saben ser actuales y relevantes destacando al personaje, potenciándolo, haciendo que lo que lo hace interesante perviva cuando cambia de un medio a otro. Iron Man es un playboy arrogante, Hulk destruye, el Joker es un psicópata, Batman un caballero moderno: la buena adaptación coge el personaje del cómic y lo instala en el cine sin tener que destruirle en el proceso. Es el entorno, la presentación, lo que cambia para que el espectador lo compre, no el héroe. Aquí han decidido justo lo contrario: destruir al héroe (o al villano) para que encaje en nuestro mundo. Craso error.
Puede ser el fin de los 4F, y no llega de la mano de Galactus, ni de Muerte, ni de Annihilus; viene de la Fox. Y si me equivoco, porque reconozco que hay un rayo de esperanza –centrado en una sola persona el director Josh Trank, responsable de la obra maestra que fue Chronicle– seré el primero en quedar tan sorprendido como encantado. Mientras tanto, como buen pesimista que soy, veo este proyecto con el mayor escepticismo y tristeza.
Y es que los 4F merecen, me parece, algo mejor. Suerte que Uatu ha muerto y no tiene que ver este horror.
4 comentarios
Pues... cojonudo. Gracias a la Fox o no, me da igual, una serie menos de superhéroes que sufrir, una serie menos que ocupe el lugar de un buen comic en las librerías. Un concepto cansino y estancado desde hace 30 años que deja de estar presente y una saga de películas superhéroes que se ahorra el mundo.
Lo siento, el mundo no necesita a los 4 Fantásticos o al menos no los necesita como venían siendo desde hace un montón de años: un vestigio de un pasado obsoleto, estancado, con una nula o casi inexistente evolución y un concepto muy autolimitado por su propio ser: el problema de los Cuatro Fantásticos es que al final sea lo que sea, pase lo que pase, ocurra como ocurra al final siempre tienen que volver a ser.... CUATRO y encima tienen que ser los cuatro de siempre. Con una fórmula agotada que implica escribirlos con plantilla: Los Cuatro Fantásticos tienen que enfrentarse en toda etapa de cualquier autor a los Cuatro Temibles comandados por el Mago y quien quiera que haya decidido meter en el grupo, conflicto y tensión con Namor, visita a Anihilus y la Zona Negativa, detener cualquier complot del Doctor Muerte (porque nunca se ha recibido bastante como para volver a por más) y un colofón final en el que esté metido Galactus de un modo u otro. Meta usted al Hombre Topo por ahí entre medias para rellenar y quizás un cameo de Spiderman que nos recuerde lo muy amigo que es de Johhny Storm. Es A-B-U-R-R-I-D-O.
El comic no vende más allá de la película que quiera Marvel evitar. El comic no vende porque los personajes han dejado de aportar nada y sólo están para que Reed sea un Deus ex Machina al que otro superhéroe puede ir a pedir ayuda cuando la respuesta implica un tema de ciencia.
Si los personajes hubiesen seguido creciendo como dices, hubiesen evolucionado mucho más, hubiesen acabado siendo "La Familia Fantástica" o "La Familia de los Fantásticos", "Los Cuarenta Fantásticos" o "Los Fantásticos" a secas (cualquier cosa que diese lugar a admitir a más gente de forma fija y que aportase contenido al concepto) o cambiasen a la mejor idea de la Fundación Futuro (que les permite mantener las siglas, pero llevando el tema a un lugar mucho mejor). Pero no, se han quedado en lo de siempre, los personajes han dejado de ser los que DESCUBRIAN el universo Marvel, han dejado de aportar una mierda a la historia, el matrimonio Richards es muy poco creible puesto que Reed ha hecho tantisimas cosas malas como para que su mujer lo hubiese mandado a la mierda hace siglos... y tienen un hijo que se ha quedado fijo en los 8 o 9 años y a nadie le parece eso raro en su mundo. Pues vale.
Si esta película mata el comic, todos ganamos.
Bueno Tildoras, ya has dejado claro que no te gustan los comics de superhéroes (aunque para no gustarte te has quedado a gusto). A mi cuando algo no me gusta lo ignoro directamente. Pero si alguien quiere leer un comic que yo destesto o ver una película que no me gusta es muy libre de hacerlo. Sólo nosotros podemos decidir que hacer con el tiempo que se nos ha dado. Y si decidimos leer comics de superhéroes pues bueno, pues vale.
Y que conste que estoy de acuerdo con casi todos los argumentos que has dado: son repetitivos, usan los mismos esquemas, los personajes no evolucionan, etc. Pero es los comics de superhéroes son eso. Si no lo fuesen serían The Walking Dead, por ejemplo. Y sin embargo a mi me gustan, me aburren a veces pero muchas otras veces me entretienen, me divierten, me ayudan a evadirme de la realidad y a pasar un buen rato. Me gusta la etapa de Lee y Kirby, la de John Byrne, la de Mark Waid, la de Millar, ... Me gusta que se den de hostias con el Doctor Muerte una y otra vez, que se separen, que se vuelvan a juntar y que Franklin no envejezca. ¿Para qué quiere crecer ese niño? Ya está bien como esta.
En fin, que esa frase lapidaria de "Si esta película mata el comic, todos ganamos." te ha sobrado. Habla por ti. A mi no me gusta que cancelen el comic (y eso que ahora mismo no lo sigo) y supongo que habrá gente a quién tampoco le parezca bien que se tome esa decisión porque alguien ha decidido hacer una película que hará que las de 2005 y 2007 sean obras maestras en comparación (corred todos a comprar el DVD porque las echaremos de menos).
No, lo siento Pedro pero no, yo no soy políticamente correcto y la gente debería dar por entendido que en todo momento "hablo por mi" cuando expreso mis opiniones en un post.
En ningún momento que yo diga lo que sea quita que la gente pueda hacer lo que quiera. Es ovbio que todo el mundo es libre de hacer lo que le de la gana o le dejen.
Pedro, no hagas caso de Tildoras. Va por todos los blogs (Zona Negativa, entre otros) repitiéndose, contando su historia con los Transformers, bla, bla... Como bien dices, si a uno no le gusta algo, ¿a qué viene ir llorando por ello cada dos por tres?
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.