La importancia de cualquier obra, impresa en papel, celuloide o bit, son las sensaciones que transmite, y Las crónicas de Excálibur son capaces de pasarle al lector todas las emociones que inherentes al mito artúrico desde que tenemos uso de razón para conocer los entresijos de su historia.
Los historietistas Jean-Luc Istin y Alain Brion han creado, posiblemente y aunque parezca un poco audaz tamaña afirmación, la versión definitiva del mito artúrico en formato bande dessinée. Es cierto, se han tomado algunas licencias para hablar de Uther Pendragón, del mago Merlín, de Igraine, de Morgana le Fay, de Viviana, de Gorlois de Tintagel, pero eso nunca ha supuesto en problema a la hora de revisitar a los clásicos —porque el mito artúrico es un clásico de los grandes—, y esas licencias son nimias en comparación con la grandeza de la historia que nos presentan estos dos autores. Pese a las susodichas licencias —siempre a favor de la historia y nunca en contra de esta—, los elementos que hacen de la leyenda artúrica una de las historias más completas y complejas de la historia de la humanidad siguen estando ahí, y lo más importante de todo es que son totalmente reconocibles, en toda su crudeza y esplendor.
El volumen de Las crónicas de Excálibur que ha publicado Yermo Ediciones recoge los dos primeros álbumes —Pendragón y Cernunnos— que publicó Soleil en 2012. Nada más coger y abrir el libro, encontrarse con una esplendorosa imagen en sepia rodeada de símbolos célticos, comenzar a pasar las hojas satinadas —y que desprenden ese olor a tinta tan característico que a muchos nos pirra— ya sabemos que estamos ante algo superior: un relato de honor, lucha y superación a la antigua usanza, con sus héroes y sus villanos, su épica en forma de batallas y acciones personales, la historia de la formación un país como el inglés —pero que podría aplicarse a cualquier lugar del planeta con determinadas modificaciones dado el caso—, el choque entre la antigua y la nueva religión, y de una espada llamada Excálibur como uno de los ejes principales del relato sin dejar de lado al siempre presente mago Merlín.
Un cómic no es nada sin un buen guión, Istin lo sabe y por eso enlaza cada parte de la leyenda artúrica de una manera sublime y elegante, dando pie a una lectura fluida que se mueve siempre hacia delante, arrastrándonos hacia una sensación —como explicaba antes— de desasosiego porque ya imaginamos lo que va a ocurrir al final de esta historia. Esa inquietud se mezcla con sentimientos como la añoranza, la esperanza y la pérdida de los seres queridos y de tiempos que nunca volverán, todo mezclado en un cóctel bien agitado cuyo resultado es el que tenemos entre las manos.
Pero si un cómic no es capaz de sobrevivir ni una semana en la balda de una librería con un guión pobre, el dibujo tiene la responsabilidad de ser una de las partes más importantes de un medio como este: una historia construida con precisión y esmero tiene que estar respaldada por un apartado gráfico que esté a la altura, y Alain Brion consigue elevar a cotar muy elevadas lo que percibe el lector gracias a las imágenes, las cuales cuentan tanto como las palabras. Istin hace uso de una paleta de color brillante, con formas tremendamente definidas —tenemos la sensación de estar viendo una película de animación en el mejor HD posible—, y con muchos contrastes: el color blanco de la nieve, el color rojo de los cabellos de Igraine, la calidez de las estancias iluminadas por el hogar o la negrura de las vestimentas de Merlín. Es, además, gracias a la ausencia de entintado en muchas de las ocasiones que las formas de las figuras o el detalle del entorno se interpretan de una manera distinta: estamos ante una obra de arte en toda su expresión. Otros artistas y guionistas, en otras interpretaciones del mito artúrico en cómic, hubieran preferido tonos más apagados para enseñar la pesadumbre que empaña todo el ciclo artúrico, o incluso se habrían decantado por el blanco y negro. Istin hace justo lo contrario y cumple con nota.
Yermo Ediciones. Tapa dura, 128 páginas en color, 30 €.
6 comentarios
Yo es que opino que el tema Arturo es un tema muy manido ya, y por eso suelo evitarlo, pero va bien conocer las mejores obras que citan el mito artúrico, Aunque este sea el caso de un comic, recomendaré por siempre la versión de Bernard Cornwell, la mejor para mí, aunque desconozco si está también en comic.
Hombre, has citado una de las mejores versiones del mito artúrico, la de Cornwell. ;) El artículo se refiere exclusivamente a cómic (por eso pone bande dessinée). El tema literario ya es otro cantar.
Yo creo que un tema es manido dependiendo de los autores: si saben volver a él cambiando algunas cosas. La historia es cierto que será más o menos la misma, pero por el camino se pueden contar las cosas de otra forma. Es lo que diferencia una obra de otra.
Yo creo que los temas manidos pueden tener su ventaja: Si la historia es buena, el ver "distintas representaciones" de ella pueden ser curioso, entretenido e incluso útil.
¿Os imagináis si alumnos de cine, directores amateurs y demases hicieran versiones por ejemplo de Star Wars? Una con toque Steampunk, otra con toques más de humor, otra más dramática, otras idénticas a la original pero dirigidas por la forma que tenga este otro director (así como sus medios).
Claro que no sorprendería como cuando vistes Star Wars por primera vez... Pero su beneficio es otro.
El tema artúrico está muy manido, sí. Pero no me importaría leer distintas "versiones".
Eso sí, siempre y cuando cada escritor exponga su visión... no la misma idéntica a los demás sólo que con las palabras de este otro.
Muy interesante, ya le tenia echado el ojo... Sí que es un tema muy manido, pero es genial ver cómo ha cambiado la leyenda, incluso hoy podemos encontrar miles de enfoques. El cine no ha sido (en mi opinión) tan original como la literatura, tanto en su vertiente fantástica (Zimmer-Bradley, J. Robert King) como histórica (Helen Hollick, Persia Woolley, Parke Goodwin). Las películas acaban tendiendo a lo mismo: Un Arturo y un Merlín perfectos y supermegabuenos, ausencia de personajes "grises" y complejos como Nimue (a.k.a. la Dama del Lago o Vivianne), la relacion de Lancelot y Ginebra como si fuera lo unico interesante que pasó en todo el reinado de Arturo, y una Morgana hipersexual y completamente malvada que, como no, tiene que morir porque es mala malisimaaaa (odio que maten a Morgana al final de las series y películas, le arrebatan ese momento de redención al llevar a Arturo a Avalon que es lo que da complejidad y potencial dramático al personaje). Ahora Guy Ritchie prepara una película de Arturo, a ver cómo resulta...
Me gustaría que tradujeran más novelas artúricas al español, en los últimos años solo he leído los de M.K. Hume (cada uno peor que el anterior) y "El halcón de mayo" de Bradshaw (pasable, pero no muy bueno). Hay libros muy buenos en esta temática, ¡pero a España solo llegan los peores!
Pues en "Las crónicas de Excálibur" tienes personajes un tanto grises, a mi me gusta bastante la forma en que han retratado a Merlín: no deja de ser una figura que sabe lo que hace, pero comete sus fallos y no tiene todo bajo control.
Él y Morgana me parece por ahora los personajes más interesantes de esta versión del ciclo.
Es cierto que en el cine no se ha prodigado tanto la leyenda (no te olvides de "Los caballeros de la mesa cuadrada" XD), pero eso es porque en un medio como el escrito o el gráfico tiene más papeletas de expresarse a su libre albedrío, o eso creo yo.
Me alegro de que Morgana y Merlín tengan profundidad, son mis personajes favoritos junto a la Dama del Lago, y, honestamente, me harta el cliché de "el mago bueno combate y vence a la bruja mala" (en especial cuando al pasearte por Malory, la Vulgata y otros textos medievales te das cuenta de que pese a la importancia de Merlín, este también tiene sus fallos, y de que tanto Morgana como la Dama del Lago lo aventajaron en magia)
Estoy de acuerdo contigo, la literatura tiene más capacidad de expresarse con libertad, el cine cuando adapta los mitos cuentos de hadas leyendas etc de la cultura oral europea tiende a ser todo lo mismo: aplicar la fórmula del taquillazo (efectos especiales a mansalva, espectacularidad, guión simple) para lograr un éxito que no siempre llega. Así han hecho con Arturo, pero también con la mitología griega, cuentos folclóricos varios etc.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.