3 de mayo de 2015

'La voz de los dioses' de Trudi Canavan, la era de los Cinco Dioses toca a su fin

Las aventuras de Auraya, la sacerdotisa blanca de “La era de los Cinco Dioses”, tocan a su fin y lamento decir que lo hacen de forma poco satisfactoria y decepcionante. La verdad es que tenía muchas expectativas con esta última entrega, porque su predecesora —La hechicera indómita— fue una de mis mejores lecturas y estaba emocionada con la conclusión de la trilogía.

Sin embargo, nada más empezar me di cuenta de que todos los defectos que achaqué al primer libro —La sacerdotisa blanca—, volvían una y otra vez. La voz de los dioses ha resultado ser una lectura de ritmo irregular en la mayoría de sus partes, a la par que su conclusión final ha resultado ser tan atropellada y con tantos flecos que terminé cerrando la lectura con un enfado bastante monumental.  En serio, ¿qué costaba haber añadido cuatro o cinco capítulos más para cerrar todos los frentes, los antiguos y los que se abren de pronto en este tercer libro, de forma eficaz para no quedarse con tres palmos de narices al pasar la última página? En serio, llegué a pensar que le faltaban hojas a mi ejemplar.

“Encantará a los incondicionales de Trudi Canavan”
Si volvemos un poco la vista atrás y parafraseando la sinopsis del libro sin entrar en el pantanoso terreno del spoiler, La voz de los dioses presenta tres líneas argumentales claramente definidas. Por un lado, la lealtad para con los Siyis pondrá a Auraya un serio brete con los Dioses Blancos, defensores de la lealtad ciega y sin objeciones. Esto hará que el personaje de Auraya termine de evolucionar y se transforme en lo que todos estábamos esperando desde el primer libro. ¡Auraya rules! Atrás queda aquella inocente sacerdotisa que no veía por donde le venían todos los palos para conformar a una mujer segura de sí misma, con su propio criterio y hondas convicciones, que hará lo que crea correcto sin importarle un pimiento la bandera divina que aparezca en lontananza. Esto es sin duda lo que más me ha gustado de toda la trilogía. La evolución de Auraya como personaje es sin duda lo más conseguido y lo que me ha mantenido leyendo hasta el final y doy fe que ha habido muchas ocasiones en las que me he planteado abandonar el libro por aburrimiento supino.

El segundo arco argumental importante ha sido el protagonizado por Emerahl, la indómita que va tras los Pensadores en su búsqueda de respuestas sobre el origen de los circulianos y los pentadrianos. Este personaje tan atípico despertó mis simpatías desde el primer momento y aunque su desarrollo apenas sufre modificaciones en la trilogía, es con diferencia, el más coherente de todos y mi preferido. Lástima que Canavan termine desperdiciándola en favor de Auraya.

La tercera y última línea argumental le corresponde a Mirar y a los Tejedores de Sueños. He de decir que he quedado muy, pero que muy decepcionada y ha sido la parte más sangrante del libro. Este arco prometía muchísimo y se ha quedado en agua de borrajas. En el segundo libro, Trudi Canavan insinuaba que iba a ser la piedra angular de todo el conflicto, y sinceramente, aún sigo sin saber qué quería hacer la autora con ellos. Lo mismo hubiese valido que los eliminara completamente del argumento de este último libro. ¡Qué forma de desperdiciar una buena trama!

Tengo dos espinas clavadas por culpa del desarrollo de La voz de los dioses. Sí, dos más. La primera es Reivan, la acólita de los Dioses Negros, el personaje estrella de los pentadrianos: de aquella inteligente y joven Servidora, que prácticamente llevó todo el peso del segundo libro y que desarrolló una trama fantástica con el pueblo marítimo de los Elay, no queda nada. Olvidaos de ella. No solo el personaje involuciona (leer para creer) y se infantiliza, sino que su presencia es anecdótica y supeditada a una nueva trama que se introduce con calzador y que hará que os tiréis de los pelos. He aquí lo que no debe hacerse con un personaje protagonista: volverlo secundario, irrelevante y molesto. Muy molesto. Por no decir de los Elay, que prácticamente desaparecen del libro.

La segunda espina es la introducción de otra protagonista, Elar. No solo aparece sin más en la novela, sino que su elevado protagonismo a la par que su escaso desarrollo, hará que le toméis antipatía y que toda su parte, que es más de un tercio de la novela, os haga bostezar por aburrimiento. Si tenéis problemas de insomnio, no os preocupes, Elar os ayudará a dormir como unos benditos. Y el caso es que por un lado, entiendo la necesidad del personaje, pero por otro, ¿era necesario darle tanto protagonismo en detrimento de los demás? Mal equilibrio, mal ritmo, mal en muchos sentidos. Típico error de escritor principiante, palabra.

Llegados a este punto diréis: «¿pero le ha gustado el libro a esta mujer o no?» Pues sí. A pesar de que desaprovecha personajes y tramas a favor de aspectos irrelevantes y aburridos que pueden con la paciencia del más pintado, Trudi Canavan sigue teniendo la habilidad de hacer que su narración sea ágil y fluida, que el mundo que diseña sea creíble y que te atrape. Menuda dicotomía, ¿no? Hay un detalle que me ha encantado y es que claramente se puede englobar "La era de los Cinco Dioses" en lo que se podría denominar fantasía épica clásica o white fantasy: nada de escenas escabrosas, sanguinarias o de violencia explícita que parece que es lo único que abunda en la era pos “Canción de Hielo y Fuego”. Fantasía épica de la de toda la vida: aventuras, acción, magia y una historia más que aceptable pese a su ritmo irregular, abriendo una puerta a futuras aventuras desarrolladas en el mismo universo de Ithania.

Y poco más que añadir. Sin lugar a dudas, la trilogía “La era de los Cinco Dioses” encantará a los incondicionales de Trudi Cavanan y es a los que, con la mano en el corazón, recomiendo la novela. A los lectores más curtidos en fantasía épica que busquen algo más realista y oscuro, menos inocente y estereotipado, mejor que se acerquen a este libro con bendita inocencia de una novela típica de fantasía y la intención de pasar un buen rato de ocio lector, sin mayores expectativas que estas para evitar que les decepcione. Si no, terminaréis como yo, clamando al cielo por lo prometedor del argumento y lo desaprovechado de la trama.

Fantascy, febrero 2015
Traducción de Carlos Abreu Fetter
Rústica con solapas, 656 págs. 21,90 € 
Electrónico, 8,99 €

6 comentarios:

  1. ¿Y no puede ser que simplemente la autora se deja cabos sueltos porque la historia va a continuar en otra trilogía o saga?
    Los autores suelen hacer esas cosas aun cuando no están seguros de si van a continuar la historia, dejan cosas inconclusas "por si acaso".

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  2. Pero una trilogía tiene que tener un inicio y un final, por algo es una trilogía. Una cosa es cerrar tramas y otra muy distinta dejar cabos sueltos, porque entonces da la impresión de que el autor no ha sabido darles la conclusión adecuada, independientemente de que vaya a haber otra trilogía. Los "continuará" son muy distintos de los "y vivieron felices y comieron perdices, pero aún así una sombra seguía extendiéndose por Mordor".

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  3. Hola
    Yo terminé ayer el segundo libro, y aún sin leer el tercero, puedo decir que estoy totalmente de acuerdo con tu opinión. Creo que se desaprovechan las tramas más interesantes: apenas se desarrolla la trama de Emerahl, Mirar y los pentadrianos. También habria sido interesante conocer el punto de opinión de los demás Blancos, no solo el de Auraya, que al final y al cabo, no es más que una de las protagonistas principales (el detonante de un nuevo cambio). En cuanto al tipo de magia no es nada original ni que no haya sido visto antes y como dices, tampoco es que haya una gran trama o giros inesperados. Es una trilogía para pasar un buen rato, pero falta de originalidad,por eso, estoy de acuerdo que a los que nos encanta la fantasía desde siempre (me incluyo) se nos queda en nada. Me gustó más su primera trilogía, la verdad. Y como tan bien dices, Ithania da para más novelas, quizá una precuela de lo que paso hace cien años con Mirar y los dioses, o centrada en los Indomables.
    Un saludo

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  4. La sensación particular que he tenido tras ese final precipitado es que ha dejado una puerta abierta a para continuar las aventuras en el Ithania, Tildoras. De todas formas, me he quedado con la sensación de que los finales no son el punto fuerte de Canavan: no se puede resolver una historia de más de 1500 páginas en dos míseros capítulos, de prisa y a lo loco. La sensación de "san-se-acabó-y-listo-por-que-yo-lo-digo" es frustrante para el lector.

    Por otro lado, desaprovecha tanto a Mirar y los Tejedores como a Emerahl y a los Indómitos, como bien dices Cristina, que llegas a pensar que sus páginas son de relleno, que no aportan gran cosa a la trama general de la novela. No sé, ha sido un poco decepcionante ver como ha dejado tantas cosas en el tintero. Es como si solo hubiese cerrado el arco argumental de Auraya. Creo, y es una opinión totalmente personal, que tanto Mirar como Emerahl eran personajes completamente secundarios que se le fueron de las manos hasta ser más interesantes que la propia protagonista.Además, Trudi Canavan tiene tendencia a meter personajes irrelevantes en la trama, darles demasiadas páginas y luego olvidarse de ellos...

    La verdad es que como final de trilogía ha sido una completa decepción. No es que no me haya gustado, es que se ha quedado corto en muchos aspectos y ha dejado muchas preguntas sin resolver. Lo dicho, todo muy precipitado.

    Gracias a todos por comentar ^_^

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  5. Pues eso Eilonwy quiere decir con total seguridad de que habrá nueva trilogía y que la historia simplemente no ha terminado. Miradlo sólo como el final del segundo acto y como una serie de autor larga con final indeterminado.

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  6. Pues a mi no sólo me desagradó Elar. La ODIÉ. O sea, me dan ganas de pedirle a la autora más libros sólo para que la mate. Que es exactamente lo que estoy intentando hacer en este momento.

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