La quinta temporada de Juego de tronos no ha tenido malos momentos, pero en general hemos notado un pequeño bajón tanto argumental como en la forma de presentar las situaciones. Le ha faltado chispa, pero todo ha cambiado con este capítulo, porque podemos decir sin riesgo a parecer exagerados que Casa Austera ha sido el mejor episodio de la temporada. Ha sido épico, intenso, brutal, sanguinario y, qué demonios, ha sido una pasada. Pero no adelantemos acontecimientos, pero lo más seguro es que se repitan las mismas palabras al cierre de esta reseña.
No hace falta decirlo, pero los próximos párrafos van a tener spoilers, así que deja de leer si no has leído Danza de dragones o no has visto Casa Austera, aunque es curioso reconocer que una vez visto este impresionante episodio de la HBO y parte de la temporada la lectura de Danza de dragones se queda coja, muy coja.
Tyrion habla, por fin, con Daenerys
Por dios bendito, es lo que estábamos esperando todos los que hemos leído Danza de dragones, pero la interacción entre dos de los personajes más potentes de las novelas no llegaba, y de hecho no llegó cuando tocamos la última hoja de las más de mil páginas que tiene el libro. Por eso ha sido un alivio ver como estos dos personajes tienen por fin un diálogo y forjan una alianza para mover adelante el plan de llegar a Poniente en algún punto del futuro. Que haya sido la serie de la HBO la que haya reunido a estos dos personajes y no los libros es algo que hace bajar la opinión que tienen los lectores de las novelas (aunque estas tienen todavía un frente abierto que estoy deseando explorar), pese a que se nos haya insistido varias veces que las novelas van por un lado y la serie por otro (como si eso fuese de mucho consuelo a la hora de leer o disfrutar cada cosa por separado).
El diálogo entre Tyrion y Daenerys no ha sido todo lo espectacular o inteligente que podría haber sido (ha habido muchos momentos de Tyrion en la serie que se nos han grabado a fuego), pero no ha estado mal en absoluto y el encuentro por lo menos resulta bastante creíble.
De fondo tenemos a un pobre Jorah Mormont que vuelve a ser exiliado de Meereen, por mucho empeño que ponga en restaurar el poco honor que le queda y permanecer al lado de Daenerys.
Arya, Cersei y Sansa, tres mujeres con problemas
Es curioso, pero Arya no tenía al principio demasiados problemas (fruto de su carácter), sin duda muchos menos más que Sansa o Cersei (a quienes les va llegando en oleadas), pero ha sido la menor de las Stark la que finalmente ha encontrado un sentido a la vida y un propósito a su existencia: servir en la Casa de Negro y Blanco.
Sansa, que con sus pastelillos de limón y su idea equivocada del matrimonio idílico entre príncipes y princesas ha encontrado el calvario definitivo a manos de su actual marido, pero también haya un punto de luz al final del túnel: sus dos hermanos que creía muertos están vivos y coleando.
Por otro lado, la reina regente y la leona intocable, la que mayores quebraderos de cabeza ha provocado en la mitad de personajes de la serie, ha caído víctima de sus propias redes, algo que también podemos ver reflejado en las novelas. ¡La reina Cersei está en un lío! Y de los gordos además. Con la religión no se juega, leona.
La mejor batalla de la televisión ocurre más allá del Muro
Ahora sí, llegamos al momento por el que realmente vale la pena ver este magnífico episodio que es Casa Austera. Si con este octavo episodio nos habíamos apoltronado en el sofá y esperábamos más de lo mismo, diálogos, situaciones y un cliffhanger final, los guionistas de la serie han decidido que ya está bien y que nos vamos a quedar con los ojos abiertos y que será después de veinte minutos cuando podremos volver a soltar el aire. No sé vosotros, pero yo casi me asfixio.
Cualquier aficionado a la fantasía épica tiene que ver esta batalla, no solo por estar magníficamente rodada y llena de momentos brillantes, sino que resume en un buen puñado de fotogramas la esencia misma de un conflicto similar.
Jon Nieve, después de poner en su contra a la mitad de la Guardia de la Noche con su empeño de ir a rescatar a los salvajes que hay atrapados en Casa Austera, desembarca donde el pueblo libre para iniciar las negociaciones. Pero pasa algo inesperado: llegan los Caminantes Blancos de la forma más desquiciada que hemos visto nunca. Esta vez no se trata de una turba cualquiera de cadáveres animados, sino que están conducidos por los liches que cada vez más amenazan la estabilidad de lo que hay más allá del Muro, hasta el punto de que es ahora y no antes cuando el espectador nota la amenaza real e imparable de los muertos helados. Nunca les habíamos visto tan cerca del Muro, pero pone en alerta a la Guardia de la Noche y salvajes por igual.
El episodio, además de terminar con un grandísimo cliffhanger que es capaz de poner la piel de gallina a cualquiera, da un dato de interés a tener muy en cuenta: que la espada de acero valyrio de Jon Nieve también puede destrozar a los Caminantes Blancos.
Qué importa si Danza de dragones no ha retratado este momento o si lo leeremos en Vientos de invierno, si notamos las diferencias de la serie respecto a los libros (algo que llevamos asumiendo desde hace tiempo): ha merecido la pena llegar a este episodio.
Épico, intenso, brutal y sanguinario, así ha sido Casa Austera, el mejor momento de la temporada. Esto es fantasía y la prueba de que se puede hacer buena televisión con el género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario