A decir verdad, no hay nada que me parezca más interesante que adentrarme en la mente de cualquier personaje de las novelas que leo. Es la mejor forma de darle trasfondo a una historia y de lograr como lector una cierta afinidad con algunos de esos personajes que me han acompañado durante toda mi vida. Si una de esas novelas pertenece además a la saga de Star Wars y el personaje principal es Luke Skywalker entenderéis a la perfección la razón por la cual Luke Skywalker y las sombras de Mindor me atrajo a primera vista.
Para que no haya confusión con la imagen de portada de la novela, la historia transcurre cinco años después de la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte, y del fin tanto del Emperador Palpatine como de Darth Vader. Es una época en la que la Nueva República tiene todavía que controlar a los miles de adeptos afines al Imperio que siguen dispersos por la galaxia, organizando pequeños grupos de resistencia que han hecho que las tornas cambien para convertir en la presa al cazador de las películas (es decir, los imperiales). En todas las ocasiones en que se les da la opción de rendirse, la mayoría de encuentros con las fuerzas imperiales restantes terminan en una lucha prácticamente suicida.
La historia de Luke Skywalker y las sombras de Mindor empieza con dos sucesos realmente trascendentes: en uno de ellos Luke contrata a un investigador, Geptun, para que consiga pruebas en su contra para un juicio por «crímenes de guerra» por «lo que sucedió en Mindor». El segundo es una llamada de auxilio procedente de la misma luna. El planeta terminó convertido en poco más que un gigantesco asteroide inestable, haciendo que Mindor sea la base para las operaciones secretas del Imperio. Los experimentos realizados allí para poder investigar sobre la creación de agujeros negros mediante pozos gravitacionales hicieron que la zona que rodea al planeta original sea uno de los más peligrosos campos de asteroides de la galaxia. Por esa razón, cuando Luke decide ir al rescate y se encuentra con un contingente armado del Imperio comandado por un antiguo líder imperial llamado Lord Shadowspawn, tendrá lugar una lucha sin cuartel en la que los sentimientos de Luke como Jedi volverán a enfrentarse a aquellos que siempre intentaron orientarle hacia el Lado Oscuro de la Fuerza.
Luke Skywalker y las sombras de Mindor me ha parecido un libro bastante interesante, no solo porque sea una oportunidad única para descubrir qué posición ocupan en la Nueva República todos los personajes que conocimos en las películas (en caso de que os incorporéis ahora al desaparecido Universo Expandido de la saga), sino porque podremos conocer también nuevas formas de utilizar el poder de la Fuerza y a otros usuarios de ella además de Luke. El planteamiento de la historia tiene sorpresa final ya que, a diferencia de otros libros de Star Wars, en este será Geptun quien narre la historia, pero a medida que nos adentremos en el libro tendremos ciertos problemas a la hora de distinguir si continuamos leyendo al investigador o al propio Luke. La novela, en caso de valorarla con una nota numérica, tendría para mi un 7 e incluso un 8, aunque, e independientemente al trabajo de Stover, le quitaría sin dudarlo puntos a la edición española por culpa de los problemas de traducción y la poco cuidada corrección del texto, cosa que parece haberse convertido en una norma.
Son muchas las erratas que he podido ver por todo el libro, nombres que no están traducidos —véase el caso del droide R4 al que no paran de mencionarlo en inglés y en español—, otros que sí lo están y que no deberían estarlo, alguna que otra frase sin sentido y lo que es peor, nunca se tiene en cuenta que quienes leemos Star Wars en español quizá no sepamos qué significan ciertos conceptos que salen mencionados, no por una falta de interés, evidentemente, sino porque en nuestro país los libros que salieron en su día de Star Wars están ya descatalogados y los que se encuentran por el momento no consiguen darnos esa información. Por tanto, una nota del traductor (NdT) a pie de página o incluso una serie de apéndices donde se aclaren términos o acontecimientos pasados podría haber sido buena idea. Es lo que viene a ser, una vez más, una gran falta de mimo por el libro que se encarga traducir, porque no se le pasa una corrección al texto, y una falta de tiento por el cliente que va a gastarse su dinero en el libro. Es cierto que la novela es más que legible y de hecho, pese a albergar grandes expectativas al respecto, me ha gustado más de lo esperado. Pero eso no quita que crea que haya cosas que podrían solucionarse. Ya pasó con el primero de Darth Bane, ¿tiene que seguir pasando con los demás libros de la saga?
Otra cosa que sería interesante tener en cuenta es que a lo largo de todo el libro podremos ver varias "tramas", por llamarlas de alguna forma: Luke enfrentándose al jefe de guerra Shadowspawn, la flota de la Nueva República dirigiendo la operación de "salvamento y combate" y el Escuadrón Pícaro salvando la situación con genialidad, como de costumbre. Es fácilmente comprensible que si las novelas del Escuadrón no están publicadas en español salvo la primera, hace que todos aquellos que no pueden leer en inglés se pierdan gran parte del sentido de la trama de los pilotos que aparecen en la novela. Habrá quienes conozcan a Wedge Antilles, pero no habrá tantos que conozcan por las novelas a Hobbie, a Wes Janson a Tycho Celchu o a Derek Alivian, por poner varios ejemplos. Quizás habría que replantearse muy mucho cómo editar algunos libros de Star Wars o pensar si merecería la pena adentrarse un poquito más en estas Leyendas del Universo Expandido aunque se haya hecho ahora un reinicio de la saga. Da igual lo que diga Disney, quienes llevamos viendo las películas y quienes hemos leído algún que otro libro magistral de Star Wars (ahora mismo me viene a la cabeza Velo de traiciones de James Luceno), vamos a seguir pensando en Luke, Solo y Leia como hasta ahora, por lo que quizás a los que nos gusta leer en español también nos interesaría conocer más cosas de ese inmenso Universo Expandido.
Planeta Cómic/Timun Mas, 3 febrero 2015
Rústica con solapas, 408 págs. 22 €
Traducción de Albert Agut Iglesias
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