23 de diciembre de 2015

'Promise of Blood', fantasía a pie de cañón

Érase una vez un reino llamado Adro, un lugar lleno de buena gente de vidas humildes, pero que estaban dominados por un rey muy, muy egoísta llamado Manhouch y su cábala de siniestros hechiceros Privilegiados. Los adranianos procuraban seguir con sus vidas, ignorando el hambre y la penuria mientras el rey y sus hechiceros celebraban fiestas y guateques. Pero cuando el rey decidió firmar un pacto con los malvados Kez para convertir a Adro en un país esclavizado, un hombre dijo basta.

Ese hombre era el Mariscal de Campo Tamas, nacido en la pobreza y quien a través de su talento, trabajo duro y amistad, se convirtió en el más grande comandante militar de Adro, adorado por sus hombres. Pero Tamas no podía soportar la idea de que el malvado rey vendiera a las pobres gentes de Adro a los ruines Kez, responsables de la muerte de su esposa. Por lo que Tamas se alzó en armas y, tras muchos problemas, él y sus amigos lograron deponer al malvado rey y a sus hechiceros. Parece que ahora gobernará la paz y la igualdad en Adro.

Ahora que hemos acabado el cuento de hadas, empecemos la historia de Promise of Blood, ¿os parece bien?

Promise of Blood es el debut en la literatura fantástica de Brian McClellan, y el primer libro de la trilogía "El mago de pólvora" (The Powder Mage, de momento no traducida al castellano). Este libro estuvo en mi lista de pendientes desde hace tiempo, ya que pertenece a la denominada "fantasía de pólvora", uno de los subgéneros que más me llama la atención; y porque McClellan es un autor que fue acogido bajo el ala del legendario Brandon Sanderson. Era un pedigrí impresionante, así que a pesar de que estaba en inglés, finalmente me lancé al ataque. He de decir que no me ha defraudado, pero tampoco ha superado mis expectativas, como sí sucede con el protector de McClellan.


"McClellan ha superado de forma satisfactoria la parte más difícil de la fantasía de pólvora, que es juntar la magia con las armas de fuego"
El Mariscal de Campo Tamas ha logrado llevar a cabo de forma exitosa su golpe de Estado. El rey ha sido capturado, a la espera de un beso en la nuca de madame Guillotine, y su cábala de hechiceros Privilegiados ha sido pasada a cuchillo en su totalidad. Sin embargo, las últimas palabras susurradas por cada uno de los magos perturban a Tamas: "no puedes romper la promesa de Kresimir". Demasiado preocupado por asegurarse de que Adro no se venga abajo tras el cambio de gobierno, Tamas contrata a Adamat, un investigador privado, para que resuelva el enigma. Mientras tanto, Tamas tendrá que hacer frente a los problemas que suelen derivar de una revolución y que los libros que las relatan casi nunca suelen cubrir: la aparición de grupos leales al rey, remediar la hambruna de la población, volver a llenar las arcas del Estado y ocuparse de los Kez, los cuales no han quedado particularmente contentos conque el acuerdo que el rey tenía con ellos haya sido "cancelado". Y la historia no se acaba ahí, va ascendiendo en intensidad y se hace cada vez más enorme, y por desgracia es un aspecto del que no puedo hablar porque no quiero hacer spoilers, pero digamos que el mismísimo Dios no acaba de ver con buenos ojos el golpe de estado de Tamas.

Lo primero que hay que destacar es que es muy comprensible por qué Sanderson le ha cogido cariño a McClellan. La novela se desarrolla en un mundo ambientado en la revolución francesa, con tecnología y aspectos culturales típicos de la época, tales como armas de pólvora, periódicos, y por supuesto, la guillotina. Pero también cabe destacar que esto es "fantasía de pólvora", en el más estricto término de la palabra además, gracias al magnífico sistema de magia que ha creado.

En Adro existen los Magos de Pólvora, un tipo particular de hechiceros que basan sus poderes en consumir pólvora. No solo les hace más fuertes y rápidos, sino que les permite controlar los disparos de las armas y explosiones de pólvora a distancia. En el extremo contrario tenemos a los propios Privilegiados, magos que tienen poderes ya más convencionales, como bolas de fuego, relámpagos y escudos de aire, controlados a través de guantes especiales con runas. Pero no se acaba ahí, pudiendo encontrar también Amañados, gente con un talento mágico que incluye no olvidar nada, o no necesitar dormir. Por otro lado, también están los Quebrantamagos, Privilegiados que pueden negar los poderes de los Privilegiados y hasta otros tipos de magos que aún no han quedado dilucidados. McClellan ha superado de forma satisfactoria la parte más difícil de la fantasía de pólvora, que es juntar la magia con las armas de fuego, y además lo ha hecho de una forma muy original e interesante.


Promise of Blood sigue la historia a través de tres puntos de vista: el propio Tamas, su hijo Taniel "Dos Disparos" y Adamat, permitiéndonos explorar la historia y sus implicaciones desde todos los puntos de vista. Tamas, como actual dirigente del país, se ve sometido a una inmensa presión tanto política como mental, con enemigos rodeándole por todas partes y con la amenaza de un traidor. He de decir que me ha sorprendido muchísimo el personaje de Tamas, lo maravillosamente humano que era. Siendo un mago de pólvora, y el protagonista de esta historia, lo lógico sería esperar alguien heroico, pero Tamas en muchas ocasiones reconoce que el peso de los acontecimientos le está venciendo y busca apoyo y consejos en sus amigos y hombres de confianza. Sinceramente, ver que Tamas no era perfecto es lo que le ha añadido un punto más a su favor. Me hace ver que no estoy viendo la historia de un héroe, sino de un ser humano, alguien que perfectamente podría haber sido un personaje histórico. Adamat, por otra parte, se movía a través de los aspectos más oscuros de Adro, tratando de investigar el significado de esa profecía, y nos mostraba no sólo los métodos de investigación dignos de una novela policíaca, sino también el trasfondo del mundo al tiempo que hacía avanzar la trama. Tal vez el que menos me haya gustado sea Taniel, que aunque es un soldado de élite y su parte de la historia está plagada de combates perfectamente escritos, su personalidad me tiraba un poco para atrás. He visto muchos "niños cuyo padre ignoran" en mis días, muchas gracias. Pero es el único aspecto negativo que tiene la novela.

Como he dicho antes, Promise of Blood se ha mantenido fiel a mis expectativas, pero no las ha superado aunque hay que reconocer que eran muy altas. Estoy deseando hacerme con la segunda parte, The Crimson Campaign, para ver cómo continúa, así que mientras tanto, podéis haceros con él tanto en tapa dura como en rústica. ¡El Mariscal de Campo Tamas necesita el dinero!

PROMISE OF BLOOD | Orbit
Rústica, 592 págs. 13€ (7,99€ en digital)

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