20 de enero de 2016

De aventuras con Joe Abercrombie por 'Medio mundo'


Los que disfrutamos del único vicio sano que hay en el mundo —hablo de la lectura, claro—, sabemos que no hay cosa más interesante que conocer al dedillo el estilo de los escritores que más nos gustan. Como si de un examen se tratase, los lectores paladeamos de forma especialmente satisfactoria los malabarismos que hacen algunos escritores fuera de lo que es en apariencia su "género de confort" para seguir captando nuestra atención, sin perder su esencia por el camino y así progresar adecuadamente en un mundo editorial complejo y plagado de autores menores.

Todos hemos supuesto que ya que Abercombie comenzó a usar descripciones viscerales en las escenas de acción de "La primera ley", así como personajes tremendamente realistas y con un guión más parecido a los de Guy Ritchie, o en menor medida a los de Tarantino, ese debe ser el entorno en el que se siente más cómodo. Por eso cuando a muchos se nos revelaron los detalles de cara a nuevas novelas del escritor con un acentuado estilo young adult, nos surgieron algunas dudas sobre si Abercombie estaría o no preparado para tal desafío.


MEDIO MUNDO
Fantascy
Trad. Manu Viciano
Rústica con solapas
448 págs. 18,90 €
Una vez he dejado reposar la lectura de Medio mundo, a estas alturas puedo decir que no solo lo ha conseguido, sino que me lo he pasado bomba. Es verdad que gracias a las características propias del YA hay elementos que son en cierta forma predecibles —esto no sucede con las otras novelas del autor—, pero aún así hay cosas que siguen resultando frescas, amenas, intrigantes y divertidas, todo lo que cualquiera, sea de la edad que sea, buscaría en un libro con el que pasar un buen rato y evadirse de esta aburrida realidad que nos rodea. Sin embargo, he de decir que después de haber engullido todo lo de Abercrombie, he tenido diversas impresiones a lo largo de la lectura de Medio mundo que, salvo que me equivoque, me han revelado detalles interesantes y curiosos del estilo de escribir del autor.

Para empezar, la elección del personaje principal me parece algo muy digno de mención: Espina Bathu, una chica que decide desafiar los convencionalismos de la sociedad en la que vive para entrenarse como guerrera. Un fatal accidente en el cuadrado de entrenamiento hace que termine confinada en las celdas del castillo de Thorlby, condenada a morir aplastada por un montón de piedras. Su fogosidad, su salvajismo y su irreverencia de cara a sus superiores hacen de ella el tripulante perfecto del barco que el Padre Yarvi fletará para recorrer el Mar Quebrado en busca de apoyos para Gettlandia de cara a los abusos del Alto Rey y su clériga Wexen. Particularmente, lo primero que encontré en el comportamiento de Espina fue una mezcla entre la arquera Ferro de "La primera ley" y Monza Murcatto de La mejor venganza. Es muy sutil, pero no miento si digo que Abercrombie no ha podido separar su mente de su primera trilogía, pero aún así me parece una gran mezcla, teniendo además en cuenta que Espina parece ser el germen que en un futuro podría haber dado a luz a cualesquiera de estos dos personajes femeninos que he citado. Y es algo que se podía modelar y que podría cambiar para bien o para mal según el devenir de los acontecimientos.

Hay cosas que siguen resultando frescas, amenas, intrigantes y divertidas
El otro personaje principal —aunque más parece un secundario del estilo de Yarvi—, es Brand, un ayudante de herrero aspirante a guerrero, que por intentar hacer justicia tal y como le decía su padre que debía de hacer siempre, termina viendo frustrada su carrera junto a los soldados de Gettlandia y enfrentándose a la peor de las tragedias: ser considerado un traidor por los suyos y un débil por todos los demás. Brand es uno de los personajes de la novela que también podría inspirarse en personajes como Logen Nuevededos o el Sabueso. Por un lado silencioso, y por el otro completamente impredecible, es una figura estoica contra la que choca Espina a cada página y es lo que le da a Medio mundo un tono más "noventero". Puede decirse que, salvando grandísimas diferencias, Brand me recuerda poderosamente al personaje de Perrin Aybara de "La Rueda del Tiempo".

En líneas generales, Medio mundo me ha parecido digno de ventilarse en dos o tres días, no porque su prosa esté escrita para mentes lentas, sino porque Abercrombie consigue atraparte tras las primeras diez páginas y no soltarte hasta la última palabra. Es cierto que se nota contención en el autor, algo que se verá como sobrelleva en Media guerra, pero nada que pueda estropearnos la experiencia. Otro de los detalles que casi se me olvida comentar y que puede que tire a muchos lectores hacia atrás a la hora de acometer estas lecturas, es el cambio de protagonistas. Somos muchos los lectores que nos aferramos a la idea de continuar durante mil millones de libros con los mismos personajes, a los que terminamos por coger cariño, pero creo que lo que ha hecho Abercrombie se podría considerar como un "ascenso" para esos personajes, en vez de gastarlos hasta la saciedad. En Medio mundo pueden verse muchos personajes de Medio rey, pero convertidos en algo más: más sabios, más astutos, más peligrosos, pero también más suicidas. Es lo que le da a los nuevos personajes una base realmente imponente sobre la que construir sus tramas. Medio mundo es, en definitiva, un libro estupendo que saborear como descanso entre lecturas o como una forma de abrirnos el apetito con obras más densas.

Y sí, anticipándome a las dudas que a muchos posiblemente les saldrán si todavía no han leído Medio rey... Sí, se puede empezar con Joe Abercrombie por estos libros, aunque personalmente creo que conociendo a los personajes de otras obras del autor la experiencia como lector con la trilogía del Mar Quebrado no tiene precio. Ah, y antes de poner el punto final a esta reseña debo felicitar a Fantascy y a Manu Viciano, el traductor de la novela, por no haber colado ni una sola errata que mis ojos hayan podido cazar, así da gusto.

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