13 de mayo de 2016

'Doggy Bags 2', el regreso de la diversión más salvaje

El segundo volumen de Doggy Bags es todavía más bestia que el anterior y sigue rindiendo homenaje a las historias para adultos de mediados del siglo pasado con tres relatos llenos de violencia explícita.


Que no os engañe la chica tatuada y ligera de ropa de la portada, porque Doggy Bags esconde entre sus tapas una nueva ración del pulp más bestia en forma de viñetas y que tan buen gusto nos dejó la primera entrega. El fin último de este segundo Doggy Bags sigue siendo el mismo que en la anterior ocasión, es decir, entretener por entretener y homenajear un género que no se estila mucho desde hace décadas (o por lo menos no en este formato). Que no nos extrañe si después de leer sus algo más de cien páginas tenemos que coger un paño de la cocina o una toalla para quitarnos la sangre de la cara, porque esta vez han duplicado la cantidad de hemoglobina por página. Los censores del Comics Code Authority estarían subiéndose por las paredes si un cómic así cayera en sus garras, pero por fortuna el pedigrí de Doggy Bags es europeo.

Doggy Bags no es un cómic para niños, eso está claro, basta con echar un ojo no solo a la ilustración de la cubierta, sino a todos esos detalles del diseño de portada, contracubierta e interiores que los aficionados a las historias pulp encontrarán sumamente tentadores. La temática ya de por sí lo dice todo: sexo, violencia explícita y personajes con una mentalidad debidamente perturbada que pueden dar mucho juego en una historia de horror y violencia.
¿Y de qué va Doggy Bags? Este segundo volumen, y al igual que su predecesor, presenta tres historias cortas, cada una con un tema distinto pero que en conjunto comparten algo en común. ¿He dicho ya violencia, sangre y personajes perturbados? En Elwood and the 40 Freak BitchesAntoine Ozanam y Kieran nos presentan a un tipo que trabaja en una gasolinera y cuya aburrida vida pronto da un giro al creer que ha sido bendecido por la gracia divina para reventar a escopetazo limpio, o con lo que tenga más a mano, a todas las mujeres sospechosas de no pertenecer a este mundo. En The Border, Run y Guillaume Singelin nos hablan de la violencia en la frontera de Méjico con Estados Unidos, aunque lo que allí se cuece no termina demasiado bien para los tres arrojados Minutemen de gatillo fácil que creen hacer un bien a la tierra de las oportunidades. Por último, Vuelo Express 666 de RunMatthieu Bablet es posiblemente el relato más inquietante de todos ya que mediante el uso del flashback pone de manifiesto la desesperación humana y lo que esta puede llegar a lograr cuando da rienda suelta a los instintos más primarios y egoístas.


El apartado artístico anda al mismo nivel que su predecesor, o quizá podría considerarse un peldaño por debajo si tenemos en cuenta que esta vez no participa Madoux de Freaks’ Squeele, pero con tres historias que cuentan con grandes dibujantes que han decidido darle a la cosa un toque menos agraciado visualmente hablando con tal de enfatizar lo grotesco y lo exagerado de la propuesta, con un uso del color perfectamente adecuado a lo que los guionistas quieren contarnos. Está también dentro del apartado artístico, así que igualmente hay que mencionar los numerosos detalles del diseño interior, tales como anuncios de revistas y misceláneas varias, así como información que complementa la historia que acabamos de leer, y que añaden al cómic un grado más de diversión, por no decir del olor a tinta que desprende el libro nada más abrirlo por una página al azar. ¿Es que vosotros no oléis las páginas de un libro o un tebeo nuevo?

En resumen, Doggy Bags sigue manteniendo el espíritu de lo prometido y regresa con tres planteamientos originales no especialmente vistos en las tiendas de cómics y donde los personajes van a directamente a lo que dicta el relato. Los que gusten de las historias pulp encontrarán una fuente de diversión regada con violencia mesurada y delimitada por el marco de lo que se quiere contar, que es mucho y poco al mismo tiempo, aunque termina pronto y nos deja con ganas de tener ya un Doggy Bags 3 en nuestras mugrientas manos.

Este cómic ha sido publicado por Dibbuks y editado en rústica con solapas, con 112 páginas y un precio de 14 doblones. Se puede leer independientemente de la primera entrega si se prefiere.

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