El consagrado autor de "Añoranzas y pesares", "Otherland" y "Shadowmarch" no ha tenido lo que se dice suerte en España, más bien parece estar gafado por un poder superior ajeno al más común de los mortales.
No parece que importe el que Robert Paul Williams —más popularmente conocido como Tad Williams— sea uno de esos autores que ha vendido millones de copias de sus libros en todo el mundo, ni que ostente el récord de haber escrito la novela de fantasía más voluminosa publicada en un único volumen —To Green Angel Tower, la conclusión de "Añoranzas y pesares", aunque años más tarde se dividiese en dos volúmenes y llamásemos tetralogía a lo que en principio era trilogía—. Nada de eso importa por una razón muy simple: Tad Williams tiene la negra. Pero que quede claro: solo en España.
La mala suerte y el destino trágico de los héroes nórdicos.
Podéis buscar sus obras en cualquier librería que piséis, pero os costará encontrarlas. Por lo menos algunas que estén actualmente en la colección activa del catálogo de las editoriales por las que han pasado —o aquellas cuyas continuaciones hayan sido publicadas—. Lo mejor es tirarse al monte e ir directamente a las librerías de segunda mano, allá donde se encuentran los tesoros listos para ser reclamados por los más oportunos.
Tad Williams, autor de "Añoranzas y pesares", todo un clásico de la fantasía por muchas y diversas razones —planteamiento, personajes, desarrollo del mundo, etcétera—, de la tetralogía "Otherland" y de unos cuantos libros más como La canción de Cazarrabo, está gafado.
Muchos dirán que las editoriales han perdido interés en él, que su estilo ha quedado desfasado según los estándares de la fantasía que se publica actualmente —si es que eso tiene lógica alguna—, o que "Añoranzas y pesares" es un acontecimiento del pasado —esto tiene aún menos lógica si cabe—.
El tema es que todas estas cuestiones están muy lejos de la realidad, y de por sí no deberían dejar satisfecho al lector habitual de fantasía porque no dan una perspectiva ni coherente ni realista del asunto. La explicación, sin embargo, está a un mero giro de rueda de ratón.
El olvido de “Añoranzas y pesares”
El que otrora fuese uno de los pilares fundamentales para iniciarse en la literatura fantástica antes de la nueva oleada de autores como Joe Abecrombie, Brandon Sanderson o Patrick Rothfuss —sin desmerecer su calidad, sino todo lo contrario—, ha ido diluyéndose en las mareas del tiempo y ya nadie lo recomienda, ni para adentrarse en el género ni tampoco para quedarse en él. El motivo de que a estas alturas la obra pase desapercibida entre los lectores de fantasía no es de los propios lectores, tampoco podríamos decir que la culpa se achaque al estilo del autor —"¡
Desde que empezó a publicarse en inglés a finales de los ochenta —y de ahí al boom de la fantasía de los noventa— AyP ha vendido millones de ejemplares en todo el mundo y aún se sigue reeditando en inglés —como muchísimas otras sagas de hace dos décadas o más, mientras haya demanda e interés— y en otros países donde la literatura de fantasía hace tiempo que dejó de ser un tema tabú.
Timunmas, la editorial que ha ido variando sus propuestas editoriales según ha ido soplando la marea en las dos últimas décadas —antes Timun Mas—, ha ido retorciendo AyP para sus oscuros y perversos planes, es decir: relegarla al olvido.
Curiosamente (lo mismo pasa con "Otherland", ver la siguiente sección) el declive de este tipo de sagas en Timunmas —y/o Minotauro— coincide con la compra del grupo CEAC —del que formaba parte Timunmas— por parte de Planeta a mediados de la década pasada. Planeta, cuya experiencia por aquel entonces era nula en temas fantásticos. Planeta, que lo mismo te corta una saga que te corta un programa de la tele.
Claro que, por otra parte, no pone en ningún sitio que después de veinte años haya que seguir manteniendo una publicación en catálogo hasta el fin de los tiempos. Pero los pliegos divinos tampoco dicen que uno no deba hacer todo lo que esté en su mano para que un best seller no deje de vender, y de códigos y da Vincis sabemos un rato —sí, AyP es un best seller, o un long seller para muchos—. Hay libros del siglo XIX que siguen vendiendo ejemplares a mansalva, pero la pescadilla siempre se muerde la cola: ¿no se vende porque no interesa? ¿O nadie compra porque nadie reedita?
Ha habido tantas ediciones de AyP que es difícil llevar la cuenta: las primeras en tapa dura —conocidas en algunos círculos como "las buenas"—, las ediciones en bolsillo partidas por la mitad, las de tapa dura que imitaban las originales con sobrecubierta —pero que con un mal movimiento podías cargarte el libro aunque no tuvieras idea de Kung-fu—, otra más un poco menos coqueta de Círculo de Lectores y otra de kiosco con una letra minusculísima que puso a prueba los ojos de
Buscad, buscad, y no tardaréis en ver etiquetas de "segunda mano", "usado" e incluso "nuevo" si tenéis suerte —aún sin estar en catálogo—.
Ha vendido millones en inglés y otras lenguas, pero en español no se encuentra. Y si se encuentra es buscando a conciencia. Tuvo su momento, su apogeo y también caída, como todo.
¿Significa eso que ha muerto? Para nada, simplemente que el apadrinador ha decidido que ya estaba bien de guarecerla bajo el ala y le ha sugerido recorrer mundo y sin ayuda. La literatura nunca muere, porque mientras siga habiendo ejemplares impresos circulando existe la posibilidad de echarle el guante.
Eso sí, aparte de esta ola de positivismo inverso, hay que reconocer que durante muchos años Timunmas lo ha hecho bien con "Añoranzas y pesares" —salvo casos puntuales como dividir los libros en bolsillo para duplicar ganancias en oro—, sin la cual la saga permanecería inédita. Al César lo que es del César.
Ningún estudio de Hollywood se ha interesado todavía por AyP, pero si eso cambia la saga volvería a las estanterías por alguna puerta, grande o pequeña, pero no necesariamente en Timunmas.
La caída y resurgir de “Otherland”
Ah, el tema peliagudo por excelencia de la bibliografía de Tad Williams y una de las principales razones por las que los lectores perdieron la confianza en la editorial del punto rojo —maldición que hoy en día sigue arrastrando—. Si te cuentas entre los lectores que en los últimos diez años se han sumado a las filas de los que leen fantasía posiblemente no recuerdes —quizá te lo han contado— las peleas y diatribas contra Timunmas en sus ya extintos foros —época de Sysop en adelante—, así como en otros lugares de la red.
El motivo de la pelea era bien sencillo: "Otherland", la saga de ciencia ficción escrita por Tad Williams a finales de los noventa y ambientada cerca de la mitad del siglo XXI, podría quedarse sin su cuarta entrega en español, lo cual daría pie a una saga que sin ninguna razón aparente se quedaría inconclusa —y digo aparente porque el motivo económico no era el caso—.
Era cuando se llevaba eso de publicar trilogías y nos querían dar gato por liebre quitando el último volumen de una tetralogía —enfermedad que no se ha erradicado totalmente y aún quedan ejemplos editoriales actuales, pero mejor ciñámonos al tema—. Era cuando internet todavía no era tan popular y nadie tenía un smartphone o teléfono sabelotodo —esto parece prehistoria y no hace tanto—, pero había lectores muy informados que estaban al tanto de lo que se cocía ahí fuera.
La hazaña de "Otherland" estuvo al mismo nivel que la de "Los proscritos y los desterrados" —otra saga que se "inconcluyó", verbo fraguado a fuego lento y patentado por Timunmas—, solo que "Otherland" sí que llegó a publicarse, pero no directamente en el catálogo de Timunmas, sino en el de Círculo de Lectores —aka, "acabasagas"—. La conclusión de "Otherland", más concretamente Mar de luz plateada, finalmente llegó por mediación de Timunmas para alivio de los lectores que no podían leer en inglés y querían saber como acababa la historia.
Y como digo más arriba, la cancelación de "Otherland" estuvo muy próxima a la compra de Timunmas/Grupo CEAC por parte de Planeta. Vamos, que el motivo económico gracias al cual la editorial podía irse por peteneras no era creíble en absoluto.
Lo malo es que hoy en día "Otherland" tampoco está en catálogo —por lo menos sí publicada— y hace falta buscar en librerías de viejo. Como anécdota vale su peso en oro, y el epíteto de que España tiene fama de ser un país donde se cancelan sagas de fantasía y ciencia ficción es bien merecido.
La esperanza de “Shadowmarch”
Entonces, después de muchos años de sequía "tadwilliana", llegó Alamut con una propuesta fantástica bastante interesante: publicar la tetralogía "Shadowmarch" —curiosamente la misma cantidad de libros en que se había convertido "Añoranzas y pesares". La saga, también de fantasía épica como "Añoranzas y pesares", empezó a publicarse en inglés en 2004, con solo tres años de diferencia respecto al final de "Otherland". La saga cuenta con un estilo que los familiarizados con "Añoranzas y pesares" supieron apreciar —u odiar—, por no hablar de que comparte determinados temas que sin duda el editor de Alamut supo ver, ya que podría interesar a los lectores de aquella saga que tan bien había calado entre los más acérrimos seguidores del género.
Parece que hablamos de que esto pasó hace mucho tiempo, pero la realidad es que Shadowmarch: La frontera de la sombras se publicó en 2012 —casi una década después de que saliese en inglés—, a la vuelta de la esquina como quien dice.
Pero bien porque se trataba de Tad Williams y este ya no se recomendaba en los colegios de la fantasía, la cuestión es que la primera entrega de "Shadowmarch" no tuvo el éxito esperado. Tanto es así que el editor de Alamut se hubiera visto obligado a cancelar la serie al poco de empezar, de no ser por su iniciativa de publicar las entregas restantes mediante una campaña de suscripción, crowdfunding o mecenazgo, según quiera llamarla cada uno. Los lectores interesados en que se siguiera publicando el resto de libros pagarían por adelantado los volúmenes, y de esa forma la editorial no correría riesgos —la estrategia, recordemos, ya funcionó correctamente con la pentalogía "Las monarquías de dios" de Paul Kearney—.
Este gesto ha hecho que la negra trayectoria de Williams en España tenga por lo menos tonos grisáceos, sin duda lo más positivo que podemos encontrar en este artículo de opinión.
Los volúmenes de "Shadowmarch" aún se encuentran en las librerías porque siguen en catálogo —de forma discreta—, pero si antes de eso —y aún hoy— ciertas editoriales hubieran pensado en ofrecer un sistema de suscripción como este en lugar de cancelar sagas y cosechar disgustos el mundo sería mejor.
El asesinato de Bobby Dollar
Hasta ahora nos hemos dado un paseo por la situación editorial de "Añoranzas y pesares", "Otherland" y "Shadowmarch", pero aún quedan espinas en el campo. En concreto, hay una espina, ESPINAZA, que recibe el nombre de RBA.
El ángel Bobby Dollar, una de las creaciones más interesantes que sin duda ha dado la pluma de Tad Williams, encontró la horma de su zapato en la colección de fantasía y ciencia ficción que RBA empezó en 2013. Hay que reconocer que se trataba de una iniciativa bastante potente con títulos muy llamativos, y con autores que el aficionado al fantástico conocía muy bien, nombres como Guy Gavriel Kay, Ursula K. Le Guin, Jim Butcher, J. G. Ballard o Christopher Priest, además de presentar otros nuevos como Lavie Tidhar, Daniel Abraham o Karen Lord.
Entre esos apelativos tan sonados estaba Tad Williams, cuya novela Las sucias calles del cielo llegó al poco de que Alamut nos brindara "Shadowmarch", y era (es) una novela a caballo entre la fantasía urbana y la novela negra que puede leerse de manera independiente. Pero el autor ha escrito dos secuelas más y una novela corta, y los lectores españoles querían más. Unas secuelas que RBA optó por no publicar porque a apenas dos años de iniciar su colección de literatura fantástica ésta dio un giro relativamente inesperado: "echamos la persiana".
Quizá debido a su excesivo ímpetu —de dos a tres novedades al mes—, unido a un precio algo elevado para tratarse de libros en rústica, hizo que esa potencia inicial de RBA se fuera desinflando poco a poco hasta la rotura de una colección que podría haber sido mítica —aparte, el cambio de editora no le hizo ningún bien, y quien sabe si la colección no tenía ya una duración establecida de antemano—. El destino de algunas sagas como "Codex Alera", "The Mongoliad", "La daga y la moneda" y "Bobby Dollar" quedó de pronto muy claro.
Ahora mismo no se sabe con exactitud si RBA terminará publicando más novelas de Bobby Dollar, pero el no ya se tiene a pesar de que con cada año que pasa las posibilidades se reducen aún más.
Por lo menos la colección RBA no ha quedado relegada al ostracismo más brutal —que es lo que suele ocurrir cuando se cierran colecciones o quiebran editoriales—, ya que los libros de la colección se pueden adquirir directamente en digital, y aunque cada vez habrá menos copias de las ediciones físicas porque no se reeditan, quedan unos cuantos ejemplares por las librerías —varios de ellos de saldo, cuidado—.
Podemos imaginar la respuesta de Tad Williams después de que su agente le diga que en España se vuelve a cancelar una de sus sagas: "¡Vamos, hombre!".
Los dragones de granja y un gato peculiar
Sí, de nuevo Timunmas, quien no contenta con arrastrar la lápida de "Otherland" añadió a su epitafio la cancelación de la saga que empieza con Dragones de granja. La saga de fantasía juvenil de Tad Williams escrita en colaboración con su esposa Deborah Beale ni cuajó entre los lectores españoles de Tad Williams ni entre los lectores juveniles —posiblemente a quien más iba dirigida—, seguramente por una deficiente campaña publicitaria que dio como resultado unas ventas escasas —o puede que no llegaran al listón que marca Planeta en estos casos, pese a venir recomendada por Terry Brooks y Christopher Paolini—. En inglés ha obtenido unas ventas muy decentes y ha llegado a otros países como Alemania o Francia —países donde Tad Williams gusta mucho—. La segunda parte, The Secrets of Ordinary Farm, hace tiempo que salió, y la pareja se encuentra trabajando en la tercera, a sabiendas de que a España ni agua.
Dragones de granja, cuando llegó a las librerías hace seis años, tenía algo raro, un no-sé-qué del estilo "esto tiene pinta de saldo". Seguramente Timunmas quería seguir sacando cosas de Tad Williams, pero en vez de rescatar al mismo tiempo "Añoranzas y pesares" —tras darle matarile sacando la saga en colección de kiosco, para lo que hubiera sido necesario un clérigo de nivel alto— decidió publicar un título menor de la bibliografía del autor para probar suerte, y el experimento les salió rana. Rana con pelo.
El que no salió tan mal en su momento, aunque tampoco se encuentra ya en librerías, fue La canción de Cazarrabo, uno de esos títulos que los lectores de fantasía más veteranos recuerdan con cariño y que en 2018 tendrá adaptación cinematográfica en forma de película de animación —¿habrá reedición el año que viene?—.
Timunmas publicó la novela en 1992 y la última edición conocida fue la de Círculo de Lectores en 2001, aunque está más que perdida desde entonces. La canción de Cazarrabo fue la novela con la que Tad Williams se presentó al mundo en 1985, con una historia protagonizada por un gato llamado Fritti Cazarrabo en un mundo gatuno que no está exento de los elementos que caracterizan a la fantasía épica.
Es además uno de los mejores exponentes actuales de la literatura protagonizada por animales, pero necesita una reedición en condiciones.
El incierto futuro de Osten Ard
¿Y ahora qué? Con casi todas las obras de Tad Williams fuera de combate, y pese a que hay otros muchos autores de fantasía que también han visto cancelados sus trabajos en España, Tad Williams se lleva la palma como el autor que más sagas han cancelado o defenestrado —no en el sentido literal, aunque cada uno hace lo que quiere con su tiempo libre y sus libros—. Puede que haya una leve esperanza en el horizonte: la nueva trilogía de fantasía épica ambientada en Osten Ard, el universo de "Añoranzas y pesares", la cual seguro será un pelotazo en cuanto DAW la publique en inglés en abril de 2017.No sabemos si Timunmas o Minotauro estarán por la labor de recuperar a Tad Williams, porque publicar The Witchwood Crown —ese es el título definitivo del primer libro de "The Last King of Osten Ard", aunque antes vendrá The Heart of What Was Lost— significa que para darle continuidad hay que sacar otra vez "Añoranzas y pesares", y se le ha dado matarile mandándola a los kioscos —que sería lo mismo que enviar a alguien al Muro—, como ya hemos visto antes.
Es cierto, The Witchwood Crown tiene la suerte de que se podrá leer independientemente a "Añoranzas y pesares", y los lectores que no conozcan a Tad Williams podrán leerla sin conocer los hechos anteriores. Aunque, para qué nos vamos a engañar, se disfrutará mucho más habiendo masticado el origen.
Queda en el aire lo de The Witchwood Crown, de si alguna editorial española como Alamut, Ediciones B (con el sello Nova), Oz Editorial —por aquello de que han rescatado la Shannara de Terry Brooks, hace años también en manos de Timunmas— o Fantascy se animarán con la nueva saga de Williams. Pero que sepan que para que la hazaña sea doble hay que sacar antes "Añoranzas y pesares", o por lo menos en paralelo a Witchwood.
Hay otros trabajos de Williams aún sin publicar, como ensayos y un buen puñado de relatos, pero de esos ya no se abrigan esperanzas.
Y sí, Tad Williams tiene la negra.
He de decir que comencé a leer Añoranzas y pesares a principios de los años noventa. Ni que decir tiene que el primer volumen lo releí tres veces debido al tremendo intervalo de tiempo transcurrido hasta el cuarto y definitivo. Es, sin tapujos mi tetralogía ddddw cabecera. Pocos autores logran a través de su narrativa transmitir esa sensación de ser un observador directo de la trama. Solo Steven Erickson y su espectacular Malaz esta a mi ver, a la altura. Hoy en día, después de más de 25 años recuerdo con cariño las andanzas de Seoman. Fue capaz de crear un universo propio en mi imaginación.
ResponderEliminarDe Otherland he de decir que me resultó espectacular y muy moderna incluso hoy en día. La recomiendo encarecidamente. Como olvidar al pequeño bosquimano y su mensaje apaciguador.
Tad Williams, para mi esta entre los tres mejores autores para todas las edades de fantasía.
Quien nunca lo haya leído, se pierde un gran literato.
Yo por el contrario intenté leer añoranzas dos veces y más lo deje a mitad del primer volumen. Y he leído más de doscientos libros de fantasía, pero este se me resiste. Quizá ahora que tengo otra edad y madurez... Deba intentarlo de terceras.
ResponderEliminarAunque a colación del comentario anterior, tampoco me convenció Malas por su primer volumen. Quizá es el estilo que es semejante a añoranzas y no me va.
Tad Williams un gran literato!! JAJAJAJA, por Dios, hay que ver lo que produce la falta de lecturas. Y Tad Williams está muy mal tratado porque, simple y sencillamente, es un mediocre escritocillo de medio pelo; he ahí la respuesta. ¿Cómo lo demostramos? Leánlo. O intenten leerlo, si pueden pasar de las primeras diez páginas.
ResponderEliminarPies more muy señor mío, no solo he leído la trilogía original casi anualmente durante una década, sino que lo he leído en inglés y tengo dos de los 4 nuevos libros y desde luego usted tiene la idea de fantasía más de nicho y enlatada que he visto. Si no es capaz de leerlo, quizás es que usted NO es el lector adecuado para la saga y prefiere algo más comercial y de menor calidad... Quién sabe?
EliminarMediocre no es precisamente una palabra que se pueda utilizar con criterio a la hora de definir a Tad Williams como escritor, es un gran escritor, con un estilo rico y cuidado y una gran habilidad para crear mundos y situaciones, no obstante no todos los grandes escritores tienen porqué ser de nuestro gusto y aun así, uno puede reconocer de un escritor que no le enganche que es un buen escritor precisamente por su habilidad en el uso del lenguaje etc. Tad Williams me gusta en general, pero por ejemplo Rothfuss, que no me gusta cómo desarrolla sus historias, me parece que estilísticamente es muy bueno en música pondría el ejemplo de Tool, una banda compuesta por excelentes músicos que a mí particularmente no acaba de llegarme, lo cual no significa que no sean excelentes músicos. Lo que sucede es que vivimos en la época del scroll down, del fast writing y fast reading, de obras ligeras y lenguaje simple de consumo rápido, con mayoría de obras vacías y de clichés planos, no desarrollados, obras de digestión fácil en una literatura fantástica masificada, y eso es lo que conforma la mediocridad. Tad Williams puede no gustar por diversos motivos, pero desde luego no es un escritor mediocre.
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