Erika Johansen inicia una nueva serie distópica juvenil ambientada en el siglo XXIV, protagonizada por una princesa con nulas aptitudes para el cargo y cuya película protagonizará y producirá Emma Watson.
Conocéis esa sensación de estar un domingo por la tarde viendo una película en la sobremesa y, aunque sabes que es malísima, no puedes dejar de verla porque te has enganchado malamente? Ese sentimiento es lo que mejor describe mi lectura de La reina del Tearling, primera novela de Erika Johansen tras su paso por el Iowa Writers’ Workshop. El mayor mérito, por no decir el único, que tiene la autora y su novela es haber conseguido la atención de Emma Watson, productora y protagonista de la futura adaptación cinematográfica de La reina del Tearling.
Por ello, si estáis buscando una lectura ligera, rápida, poco exigente, sin desarrollo de personajes y con nula ambientación, lo que se dice un mero entretenimiento o un placer culposo, La reina del Tearling os hará pasar un par de tardes agradables. Si buscáis algo más adulto y menos juvenil, bien estructurado y novedoso, donde no tengas que recurrir continuamente a un continuo "dogma de fe" para avanzar en la narración, entonces lo mejor es que os hagáis un favor y os mantengáis alejados de esta novela, qué para más inri se parece a "Canción de fuego y hielo" o a "Los juegos del hambre" lo que un huevo a una castaña.
Empecemos por el principio. ¿De qué va La reina del Tearling? Kelsea Raleigh acaba de alcanzar la mayoría de edad y, tras la muerte de la reina Elyssa, dos décadas atrás, es la única heredera al trono del Tearling. Escondida, protegida y educada por dos fieles sirvientes (Carlin y Barty) en una cabaña oculta entre los bosques del reino, la joven espera a que los restos de la fiel Guardia Real para que la conduzcan a la capital y reclame el trono que ahora mismo ocupa su tío el Regente, mero títere de la Reina Roja, la malvada y poderosa hechicera del reino vecino de Mortmesne.
Fantasía épica… ¡Yuju! Cuando leí la sinopsis editorial de la novela, yo esperaba una aventura de corte fantástico-medieval, con intrigas palaciegas, magia, opresión, grandes gestas y una protagonista que se enfrente a su destino, con mayor o menor fortuna. Teoría y práctica comenzaron a divergir en el mismo momento que la expresión "gen recesivo" apareció a bocajarro y sin anestesia en medio del párrafo. ¿¡Que qué?! ¿Quién osa nombrar a los guisantes de Mendel en vano? ¿Quién habla de genética moderna en una novela de fantasía épica? Ahí fue cuando me di cuenta de que me habían dado gato por liebre y lo que tenía entre las manos era una novela distópica young adult. O lo que es lo mismo: si juntamos a una autora novel con una historia distópica adolescente y la venta de los derechos cinematográficos, el resultado suele ser una novela de personajes planos, trama previsible y ambientación nula, como pasó con Seeker, otra distopía juvenil que prometía mucho y quedó en agua de borrajas. ¿Sabéis a que me ha recordado la base de esta novela? Al viaje o travesía de los peregrinos británicos en el Mayflower, allá por el siglo XVII, en busca de nuevas oportunidades en las Américas.
La reina del Tearling tiene tantas incoherencias en la trama, tantos agujeros en el argumento, tantos interrogantes que no se resuelven, tantas referencias a nuestra era y al medievo tomadas aleatoriamente sin ton ni son, que hay que acercarse a la novela con las expectativas cercanas al cero absoluto para poder disfrutarla. Y voy a ser sincera: pese a todo y pasado el primer fiasco, la he disfrutado. Pocas lecturas vais a encontrar tan ágiles, rápidas y sin pretensiones como La reina del Tearling. Como os decía al inicio, la sensación ha sido la misma que ver un telefilm de sobremesa de un domingo por la tarde: aun sabiendo que es malo de solemnidad, no puedes dejar de verlo. Eso sí que se lo voy a reconocer a la autora: el libro es un pasa páginas muy efectivo.
Si estáis buscando una lectura ligera, rápida, poco exigente, sin desarrollo de personajes y con nula ambientación, lo que se dice un mero entretenimiento o un placer culposo, La reina del Tearling os hará pasar un par de tardes agradables.
¿Qué es lo que ha mantenido mi interés en la novela, preguntaréis? Nuestra protagonista no, desde luego: Kelsea es un personaje insufrible. Es inexperta pero no se deja aconsejar, porque es una marisabidilla que ha recibido una educación privilegiada en todo tipo de temas inimaginables mientras estaba oculta en una humilde cabaña del bosque. No tiene idea de política, toma decisiones sin pensar y pasa olímpicamente de las consecuencias de sus actos, porque ella lo vale. Y para más inri, nunca se equivoca, todo le sale bien y no hay nadie que sea mejor que ella, aunque no pare de lamentarse y decir lo contrario. ¡Alerta, Mary Sue a la vista! Espera, dejemos que ella misma se describa como una joven rechoncheta y poco agraciada, acomplejada por su físico del montón, y asunto arreglado. Lo dicho, inaguantable.
Lo que me ha mantenido pegada a la historia son tres personajes secundarios, completamente distintos aunque bastante estereotipados, que desde luego han despertado en mí, como lectora, más simpatías: Javel, Maza y el Traedor, a los que he bautizado como el Bueno, el Feo y el Malo Sexy. No quiero decir mucho más, puesto que me metería en el terreno del spoiler, pero desde luego os digo que la trama de ellos tres es mucho más interesante que el propio hilo conductor de la novela, lo que hace flaco favor a una protagonista anodina, carente de carisma y digna de lástima, por mucho que la autora se emperre en hacernos creer lo contrario.
En serio, me gustaría contaros muchísimas cosas más de la novela, tantas que darían para un ensayo: la desconocida ubicación temporal de la historia, la incoherencia del sistema político del Tearling, la "magia potagia" del artefacto de turno en un mundo distópico, el uso aleatorio, arbitrario e incoherente de la tecnología, las muy-pilladas-por-los-pelos motivaciones de la Reina Roja, la nula clase aristocrática del Tearling, que parece que por no tener, no tienen ni ejército privado aunque sigan un sistema feudal, o el mismísimo reino de Mortmesne, del que apenas sabemos algo salvo que están muy avanzados respecto al Tearling, en todos los aspectos.
En realidad, la impresión que me ha dado la lectura de La reina del Tearling es que la autora se ha metido en un berenjenal que no tenía intención alguna de escribir. Me explico: las incoherencias internas de la historia y el meter con calzador elementos distópicos me sugiere que la autora no tenía planeada una novela de este tipo. Creo que, por algún oscuro designio editorial, una prometedora historia clásica de fantasía épica juvenil ha desembocado en una distopía young adult que no hay por donde agarrar. Y es una lástima porque creo que la novela tenía potencial y se ha quedado en un triste quiero y no puedo.
Respecto a la estructura y edición de la novela, La reina del Tearling contiene un mapa del Tearling y catorce capítulos divididos en tres grandes bloques temáticos, donde el inicio de cada capítulo viene acompañado por una pequeña cita histórica sobre la política, la sociedad o algún otro dato de interés acerca de la Travesía, la reina o el propio Tearling. La historia es un verdadero pasa páginas, escrita de forma ágil, con gran traducción, descripciones justitas y diálogos que oscilan entre la irrelevancia y el absurdo. No sé dónde radica el truco pero, pese a todos los fallos de argumento, ambientación y desarrollo interno, engancha. Y lo más curioso, me ha dejado con ganas de leer el siguiente, o al menos, ver por donde respira la adaptación cinematográfica. Creo que lo que más me ha gustado es la falta de romance y la inexistencia de rocambolescos triángulos amorosos que no llevan a ninguna parte. Eso, sin lugar a dudas, ha sido toda una novedad siendo como es una novela young adult.
En definitiva, La reina del Tearling es una distopía young adult más con las que poblar las ya de por sí abarrotadas estanterías de las librerías y cuyo mayor mérito es haber despertado el interés de Emma Watson para hacer la adaptación cinematográfica. Si no sois lectores exigentes y leéis la historia sin pretensión alguna, dando por buenas todas las incoherencias de la trama, tanto a nivel de ambientación como de desarrollo de personajes, quizá la disfrutéis y os haga pasar un estupendo rato lector. Si sois lectores más exigentes, esta novela no es para vosotros. Ya sabéis que cada lector es un mundo y que para gustos, mil colores.
LA REINA DEL TEARLING
Autor: Erika Johansen.
Editorial: Fantascy.
Traducción: Gemma Rovira Ortega.
Formato: 496 páginas en rústica con solapas, o digital.
Precio: 16,90 € (6,99 € en digital).
Parte de una serie: Sí.
FANTASÍA
Kelsea Glynn es la única heredera del trono del Tearling. Tras la muerte de su madre, la princesa fue criada por dos fieles sirvientes en una cabaña oculta en los bosques. Durante casi dos décadas, el tío de Kelsea ha ejercido la regencia, pero no es más que el títere corrupto de la Reina Roja, la taimada y despótica hechicera que ostenta el poder en el feudo colindante de Mortmesne.
El día que Kelsea cumple diecinueve años, los maltrechos restos de la guardia de la reina acuden para sacar a la joven de la clandestinidad y escoltarla hasta la capital.
Así empieza el turbulento viaje de Kelsea al corazón del Tearling para reclamar su trono, ganar la lealtad del pueblo, y rescatar su reino de la corrupción y de la magia oscura.
Armada con una voluntad de acero, la joven se someterá a una auténtica prueba de fuego que puede convertirla en leyenda... o destruirla.
Autor: Erika Johansen.
Editorial: Fantascy.
Traducción: Gemma Rovira Ortega.
Formato: 496 páginas en rústica con solapas, o digital.
Precio: 16,90 € (6,99 € en digital).
Parte de una serie: Sí.
FANTASÍA
Kelsea Glynn es la única heredera del trono del Tearling. Tras la muerte de su madre, la princesa fue criada por dos fieles sirvientes en una cabaña oculta en los bosques. Durante casi dos décadas, el tío de Kelsea ha ejercido la regencia, pero no es más que el títere corrupto de la Reina Roja, la taimada y despótica hechicera que ostenta el poder en el feudo colindante de Mortmesne.
El día que Kelsea cumple diecinueve años, los maltrechos restos de la guardia de la reina acuden para sacar a la joven de la clandestinidad y escoltarla hasta la capital.
Así empieza el turbulento viaje de Kelsea al corazón del Tearling para reclamar su trono, ganar la lealtad del pueblo, y rescatar su reino de la corrupción y de la magia oscura.
Armada con una voluntad de acero, la joven se someterá a una auténtica prueba de fuego que puede convertirla en leyenda... o destruirla.
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