Les hemos visto escalar torres, adentrarse en catacumbas, viajar a bordo de un barco frío y hacer frente a una maldición gallinácea, pero
nunca antes se habían enfrentado a un portento de la naturaleza, a una criatura capaz de llevar sus habilidades al límite, a un ser que no derrocha maldad pero que se nutre de la fuerza vital de los seres vivos. Hablamos, como no, del bebé que a Bram y Weasel les ha tocado en suerte, puesto mediante entrega directa en el portal de su casa. Puede que Bram o Weasel lleguen a ser unos padres decentes, si se lo propusiesen y por separado, pero desde luego no será ahora y menos con el estilo de vida que llevan. Quizá algún día.
En
Padres extraños los lectores van a poder disfrutar de lo mejor que venía ofreciendo hasta ahora la serie “Bribones”, si bien la cosa se presenta algo distinta ya que esta vez Bram y Weasel —y al igual que en
El barco frío, historias completas dentro de un mismo volumen— van a tener que hacer frente a un único problema en una narración, del tirón y sin pausa. Pero lo más importante de esta nueva entrega de “Bribones” es que
El Torres sigue en plena forma a la hora de mostrar los mejores clichés de la fantasía heroica, construyendo al mismo tiempo una buena historia de fantasía que se desarrolla en torno a dos personajes concretos de ese universo creado específicamente para “Bribones” —cuyo eje es la ciudad de Gerada— y todo un ejemplo a seguir dentro del mundo del cómic por la inventiva, agilidad y diversión que demuestra la serie y que todo cómic debería tener entre sus objetivos a cumplir.
La vida en Gerada
La ciudad donde viven Bram y Weasel es a fin de cuentas la típica urbe de los mundos de fantasía donde coexisten, en el término más suave de la palabra, gremios de ladrones, asesinos, mercenarios, magos, brujos y otros especímenes de dudosa reputación. Como Lankhmar en las historias de Fafhrd y el Ratonero Gris, la ciudad de Gerada es donde Bram y Weasel se mueven como peces en el agua, y aunque no sea precisamente la ciudad que mejor huele del planeta y donde cuesta llegar a fin de mes, es probable que jamás la abandonen ya que al fin y al cabo es su hogar y hay una reputación que mantener.
Empero, y según me parece a mí, el auténtico corazón de
Padres extraños no es la propia narración que se presenta, sino el tono de parodia que abunda en la cuarta entrega de “Bribones”. Si bien en las tres entregas anteriores de la serie —
La maldición de la gallina,
El barco frío y
De dioses y tumbas— pudimos contemplar numerosas alusiones a temas de la fantasía que han sido explotados hasta la saciedad —“Bribones” también cae en ese saco, he ahí la gracia—, pasando por situaciones y tipos de personaje que no pasan desapercibidos a los que leen, ven o juegan fantasía, en
Padres extraños El Torres toma un concepto tan moderno y al mismo tiempo tan viejo dentro del mundo lúdico como son las cartas coleccionables —tanto en físico como en digital—
y hace una parodia de todo lo que tiene que ver con el tema que es para troncharse. Pero no creáis que es una parodia de mal gusto, no penséis mal, sino que está hecha desde el respeto y el cariño, mostrando la realidad de este tipo de juegos.
Es posible que el volumen vaya de cómo un bárbaro y una pícara se hacen cargo de un bebé mientras intentan matarles y todo lo demás, pero para mí
el revoltijo del libro radica en esa imaginativa parodia de los juegos de cartas y en los poderes mágicos que tratan de evitar a toda costa que Bram y Weasel protejan con éxito a la criatura que les ha tocado proteger. Estad atentos porque puede que
Padres extraños tenga la mayor colección de alusiones a la literatura fantástica que hayamos visto hasta ahora.
Bribones, vol. 4: PAdres extraños
Rogues: Odd Parenthood, 2015.
El Torres, Verónica López, Nacho Tenorio y Sergio Mora. Traducción de -. Dibbuks, 2017, col. “Aventúrate”, 120 págs. Rústica, 16,00 €.
Poco más se puede añadir a una entrega que se suma a la colección de historias de Bram y Weasel que seguramente El Torres oyó de boca de algún bárbaro norteño o algún bardo con ganas de conseguir unas monedas, como no, al calor del fuego de una taberna de esas que abundan en los caminos o en las ciudades. Es probable que
Padres extraños no sea la mejor entrega de “Bribones”, no por nada en especial, sino porque el nivel de las anteriores historias era ya muy alto, pero igualmente
estamos ante una muy divertida historia de fantasía que los habituales de la serie no pueden perderse.
En el apartado artístico nada que objetar. “Bribones” se caracteriza por presentar mucha diversidad en ese aspecto, y tras Juanjo RYP (a quien debemos el dibujo de los dos primeros volúmenes), por “Bribones” han pasado Lolita Andrea (El barco frío) y ahora Nacho Tenorio y Sergio Mora, quienes junto al color de Verónica López, dan vida a cuatro manos a las peripecias de Bram y Weasel por Gerada, en la que no faltan magos, cartas mágicas, concubinas, vampiras y hasta un gólem de piedra.
por Loren Sparrow
noviembre 22, 2017
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.