El juego de la Corona de Evelyn Skye es la primera parte de una bilogía ambientada en una época alternativa de la Rusia de los Zares, plagada de leyendas del folclore ruso y con un aire a cuento de hadas precioso. Aquí, la magia y los encantadores existen y la política exterior depende de lo poderosa que sea la magia de un país y del mago que la practique, de ahí la importancia de semejante figura en la corte imperial, asediada por los kazajos y el auge del Imperio Otomano. Y así surge el Juego de la Corona, un duelo de magia e ingenio donde solo puede haber un ganador y donde el fracaso implica la muerte.
“El Juego de la Corona es antiguo, más antiguo que el propio zarato. Empezó hace mucho, en tiempos de Rurik, príncipe de Nóvgorod, cuando Rusia todavía era un cúmulo de tribus, joven y salvaje y sin ley. A medida que el país maduró a lo largo de los siglos, también lo hizo el Juego. Pero siempre, siempre conservó su atroz encarnizamiento. Al ganador le esperaba un poder inimaginable. Al perdedor, un sombrío olvido. En el Juego de la Corona, la derrota no era una opción.”
La ambientación zarista de la novela es preciosa y la inclusión de las leyendas del folclore ruso la enriquece por momentos. La autora, que es licenciada en historia y literatura rusas, ha dotado de personalidad a la trama recreando de forma muy fidedigna la Rusia de principios del siglo XIX, incluyendo varios personajes históricos y dándole a la novela un aire de fantasía y cuento clásico que enamoran. Para mí, este es aspecto más sobresaliente de la novela: la ambientación de esa Rusia zarista alternativa llena de magia sin perder un ápice de realismo histórico. Maravilloso.
En cuanto a los personajes, la historia pivota alrededor de tres protagonistas bien diferenciados, que representan tres estamentos sociales diferentes en la Rusia Imperial. Por un lado tenemos a Vika Andréieva , una joven de dieciséis años que vive en Ovchinin, una pintoresca isla alejada de la capital, y cuyo talento natural es poseer magia elemental: lo mismo conjura nieve que transforma las cenizas en oro. Para ella, que se cree la única maga de toda Rusia, el Juego de la Corona supone el abandonar su anodina vida rural y ser deslumbrada por la magnificencia de San Petersburgo. Por otro lado, Nikolái Karimov es un joven huérfano kazajo que fue acogido y presentado en lo más selecto de la sociedad rusa por su despiadada mentora y cuyo talento es la magia instrumental: lo mismo puede ver a través de las paredes que construir los objetos más maravillosos. Es un superviviente nato y, por supuesto, sus dotes mágicas han sido llevadas en el más estricto secreto. La casualidad le hace ser el mejor amigo del zarévich Pável Alexándrovich Románov, nuestro último protagonista. El príncipe Pável, Pasha para los amigos, es una persona jovial al que la futura corona y sus responsabilidades le quedan grandes. Su tiempo pasa entre escapadas por la ciudad y fastuosas fiestas, para exasperación de su hermana, mucho más preparada que él para llevar el peso del imperio. Podéis suponer que, siendo esta una novela juvenil, tendremos un triángulo amoroso entre los protagonistas aunque, y esto es un punto muy positivo, no es el motor de la historia ni alrededor de lo que gira toda la trama, lo cual se agradece.
Los personajes secundarios me han parecido mucho más interesantes y originales que los propios protagonistas. Por un lado, tenemos a Serguéi y a Galina, padre y tutora de Vika y Nikolái respectivamente y cuya enconada rivalidad esconde más de un secreto. Ludmilla, a pizpireta propietaria de la pastelería La Cenicienta, me ha sacado muchas sonrisas con sus maternales interacciones con Vika. Yuliana, la hermana pequeña de Pasha, ha sido un punto de cordura e inteligencia en la corte de San Petersburgo. También he empatizado mucho con su situación: pese a estar muchísimo más preparada que Pasha para ser zarina y pese a estar realmente preocupada por la inestable política del reino, su papel de mujer la relega a un segundo plano que ella lleva con impotencia y frustración. Y el punto de ternura lo ha aportado la siempre leal Renata, la mejor amiga de Nikolái.
En cuanto al ritmo, la novela es un poco caótica al principio. Al estar narrada en tercera persona es necesario tener un poco de paciencia y esperar a que los hilos argumentales de Vika, Nikolái y Pasha se entrecrucen. Pero una vez pasado este primer escollo, la novela vuela sola y os encontraréis devorando sus páginas, atrapados en los originales y llamativos duelos mágicos de los que consta El Juego de la Corona. La verdad es que la ambientación maravillosa de la Rusia Imperial, los personajes bastante bien construidos para ser una novela juvenil, la acción mágica mezclada con el folclore ruso y el punto justo de romance hacen que El Juego de la Corona sea una novela juvenil de lo más disfrutable. Y además, aunque es el primer libro de una bilogía, el final queda lo suficientemente cerrado para ser considerado autoconclusivo. Sin contar que la continuación, El destino de la Corona, ya está disponible en vuestra librería preferida.
The Crown's Game, 2014. Evelyn Skye. Traducción de Marta Torres Llopis. Nocturna Ediciones, 2016, col. “Literatura Mágica”, 431 págs. Rústica con solapas, 16,00 €.
Duelos mágicos dotados de maravilla e ingenio; la fantástica ambientación de la Rusia de los Zares; la increíble ciudad de San Petersburgo en una época de los Románov alternativa a la nuestra; el primer amor juvenil; las leyendas y el folclore tradicional de la Madre Rusia… Todo esto y alguna que otra sorpresa más guarda El Juego de la Corona, una novela juvenil preciosa que gustará a todos, tanto a su público objetivo como a los nostálgicos como yo, que disfrutamos muchísimo de las novelas juveniles con aire a cuento clásico.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.