Hay ocasiones en las que un libro nos marca especialmente, no solo por su historia o sus personajes, sino también por sus implicaciones, por proporcionarnos algo sobre lo que pensar. Es verdad que esto está directamente relacionado con el argumento, pero no todos los escritores saben hacer discurrir los acontecimientos de una forma tan natural como es capaz de hacerlo James S. A. Corey —el seudónimo de los escritores Daniel Abraham y Ty Franck—.
No es ningún misterio el que me guste la forma de escribir de Corey, como ya dije en Anhelando las estrellas con El despertar del Leviatán de James S. A. Corey, y es que cuando esto sucede y me conquistan con cierta facilidad, ya sea por la trama, la ambientación o, por qué no decirlo, por las excelentísimas portadas de Daniel Dociu, todo hace que mis ojos se abran como platos, hable sin parar del susodicho libro y quiera saber algo más de los autores que me gustan. Es en ese momento cuando me doy cuenta de que me he vuelto mucho más exigente con sus siguientes libros. Por tanto diré que La guerra de Calibán, segunda entrega de “The Expanse”, no solo mantiene el nivel de la primera parte, sino que la mejora introduciendo el elemento impredecible de la protomolécula. El ritmo sigue a una velocidad constante y con buen rumbo.
Avasarala es otro de los personajes que me parece especialmente interesante, uno que ha cambiado de manera excepcional a la hora de ser representado en un medio o en otro —novela o televisión—, un caso muy similar al de Amos, el mecánico fortachón. Quiero dejar claro a los que vean la serie de televisión que la actriz escogida por el equipo de casting (Shohreh Aghdashloo) suple con su imponente presencia lo suavizadas que han quedado sus intervenciones respecto a La guerra de Calibán, nada que ver con la imagen de frágil ancianita india de la novela y que desaparece con un dramático bamf cada vez que abre la boca sin dejar de soltar órdenes y tacos. Como digo, es una forma fantástica de analizar cómo se han convertido las novelas en los llamados “productos transmedia”, viendo cómo mutan y se adaptan a otro recipiente que no es el de las páginas de papel o las pantallas de un reader.
The Expanse: Caliban's War, 2012. James S. A. Corey. Traducción de David Tejera Expósito. Nova, 2017, 640 págs. Rústica con solapas, 21,50 €.
Antes de concluir tampoco no quiero dejar pasar la ocasión de comentar la excelente labor de traducción de David Tejera, porque al igual que en otros libros traducidos por él —como por ejemplo El despertar del Leviatán—, no he tenido ningún problema a lo largo de la lectura, lo que significa que cuando un traductor es bueno se convierte para mí en el avatar perfecto del autor.
En definitiva, La guerra de Calibán es un libro que hay que leer si os gusta la ciencia ficción, si os mola que os hagan pensar, y si por supuesto queréis leer algo diferente de lo que normalmente se publica. No creo que os defraude.
Cyram fuera.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.