Impedimenta publica la biografía ilustrada de Edward Gorey, autor de culto cuya vida y obra se ve reflejada en las palabras de Lori Mortensen y el dibujo de Chloe Bristol en un libro infantil perfectamente editado.
Condensar en apenas cuarenta páginas la vida y obra de Edward Gorey no es fácil, pero Lori Mortensen lo consigue. Con ¡Qué absurdo!, Mortensen se ha propuesto presentar a los más pequeños de la casa el curriculum vitae de Gorey, y esto incluye su infancia, sus excentricidades, sus inspiraciones artísticas y sus rasgos sociales, todo mezclado en un cóctel muy divertido y agradable a la vista que se ha vertido en un libro que Impedimenta ha editado con estilo y buen hacer.
Mortensen, como experta en libros infantiles —tiene más de cien libros en su haber— e influenciada por la colección de poemas ilustrados por Gorey The Man Who Sang the Sillies, presenta en ¡Qué absurdo! una forma sencilla y eficaz de introducir a los niños en el mundo de las biografías. Por tanto, la figura de aquel que dedicó su vida a las historias ilustradas —siempre bajo la apariencia de libros cortos pero cargados de significado y no exentos de sinsentido— sirve como tema principal de lo que a su vez es una historia corta ilustrada al estilo de las de Gorey. Es decir, Mortensen crea a la vez que homenajea al autor de culto.
«Un niño brillante.
Un niño sin hermanos.
Un niño delicado que miraba
por la ventana,
que hacía dibujos asalchichados
de trenes con destino a la ciudad
y que aprendió a leer
por su cuenta.»
Estas líneas de texto son un ejemplo de por qué ¡Qué absurdo! es una buena forma de hacer que los niños se interesen por las biografías y por la lectura en general: mediante un personaje real cuya infancia se vio a su vez marcada por la lectura y el arte. Mortensen, con tal de hacer atractiva la lectura, ha diversificado el texto en pequeños segmentos fáciles de digerir a base de mensajes directos y, sobre todo, descriptivos que dan una idea clara de cómo era Gorey.
No olvidemos que ¡Qué absurdo! es un libro ilustrado, así que no tendría sentido callarse su parte gráfica. Las palabras de Mortensen se ven aquí acompañadas por las ilustraciones de Chloe Bristol en su primer libro ilustrado. Ella también se vio marcada por Gorey desde niña, así que su devoción por el autor se ha visto sin duda reflejada en lo divertido de sus dibujos, en sus figuras alargadas y en sus ambientes victorianos de sillones de cuero, casas eduardianas y abrigos misteriosos. El estilo de Bristol parece que ha nacido para poner imagen a las palabras de Mortensen y, más importante todavía, al espíritu de Gorey.
Nonsense! The Curious Story of Edward Gorey, 2020. Lori Mortensen (texto) y Chloe Bristol (ilustraciones). Traducción de Miguel Ros González. Impedimenta, 2020, 40 págs. Tapa dura, 20 €.
Un libro de estas características no podría existir sin su parte más física, es decir, la que se toca, la que se huele, la que se mira. No es ya por lo desenfadado de los dibujos de Bristol, sino por el libro en sí: Impedimenta presenta una edición llamativa, no solo para el niño o la niña, también para aquellos adultos que gustan de los libros bien editados —y que no dudarán en añadir este título a su tesoro bibliófilo—. La edición de ¡Qué absurdo! podemos calificarla de elegante, con sus relieves en la portada —tanto el título como las figuras presentes tienen textura—, su «Este libro pertenece a:» de la primera página —donde los niños y no tan niños pueden escribir su nombre—, sus páginas gruesas como cartulina —duraderas y de color cremoso con detalles de papel antiguo—, su buena tapa dura y el olor a tinta que desprende todo el conjunto —narices, uníos—.
«A algunos no les gustaban sus historias. ¿A quién se le ocurriría escribir cuentos con finales tan desdichados y rocambolescos?» ¡Qué absurdo!, independientemente de que sea una obra infantil que los adultos también podrán disfrutar —aunque por razones evidentes estos no le sacarán todo el provecho, más aún si conocen los trabajos de Gorey—, es un libro perfectamente editado, ideal para llamar la atención sobre una figura clave e influyente de los libros ilustrados del siglo pasado. ¡Qué absurdo! consigue a su vez dejarnos con ganas de echar mano de algún Amphigorey o dos, así como de otros trabajos de Edward Gorey, Ogdred Weary, Edward Bloody o Garrod Weedy, tanto da.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.