En todo relato que se precie debe haber un héroe, o incluso puede que haya un puñado de ellos: un campesino recién salido de una granja, un veterano guerrero curtido en mil batallas, un aprendiz de mago o un mediano de pies peludos que resulta ser la revelación del momento. El héroe será el foco de atención y sobre el que recaerán las penas y alegrías de la narración que el autor ha preparado para ellos teniendo en mente a este tipo de sujetos.
Al igual que el héroe, en toda historia siempre habrá un antagonista, alguien que vaya contra los intereses del héroe. Puede tener sus propios motivos personales para actuar así, como por ejemplo tenérsela jurada al héroe por algún tema sin resolver del pasado. A veces utiliza esbirros tales como monstruos, criminales o atractivas hechiceras de cabellos como ala de cuervo para sus propósitos.
La mayoría de las veces, para completar una búsqueda hay que desplazarse hasta otros lugares, generalmente alejados del punto de partida, el cual a veces coincide con el sitio donde se ha criado el protagonista. Otras veces el viaje del héroe se encuentra en los límites impuestos por una ciudad, una prisión, una peligrosa mazmorra e incluso otra dimensión. En cualquier caso, esto significa que es casi una oblicación explorar nuevos e ignotos territorios.
Como parte de ese viaje del héroe (y, porqué no, el antagonista), durante el camino se descubren culturas extrañas y misteriosas, lo cual conduce casi siempre a conocer nuevos personajes de otras religiones y filosofías que ayudan o entorpecen la marcha del héroe, seguramente proporcionándole conocimiento útil para la misión en forma de guía, un objeto mágico o información.
La misión del héroe, o del antagonista, podría ser la adquisición de un objeto mágico, representado como un anillo de poder, un polvoriento volumen arcano, un dato importante o una poción de sabor singular. Hasta puede que no se trate de un objeto, sino de un fin que puede otorgar determinados beneficios o perjuicios. Otras veces se trata de hacerlo añicos y barrer sus pedazos.
En sus viajes, el héroe puede tomar contacto con seres ancestrales que le otorgan beneficios o directamente entorpecen sus intenciones (por aburrimiento o intereses, tanto da), o al explorar zonas de la geografía descubre un trasfondo rico en historias y cuentos del pasado que aún se recuerdan en el presenten, de esos que hacen llorar a los bardos y enaltecen las conversaciones de taberna.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.